Condenado a 10 años y 6 meses el joven homicida de Las Tablas
Tribunales
El tribunal del jurado considera que actuó con agravante de superioridad al ir armado, si bien entiende como atenuantes su adicción a las drogas y su confesión
La Audiencia Provincial ha condenado a Adrián Soto Fernández a pasar diez años y seis meses en prisión tras considerarle culpable de un delito de homicidio en la persona de su conocido Francisco Caro Borrego tras una discusión por una picadora de marihuana en la barriada rural de Las Tablas, en Jerez.
El magistrado que ejerció de presidente en este juicio por el procedimiento del jurado, Blas Rafael Lope Vega, dictó un fallo en el que considera al acusado culpable de un delito de homicidio con agravante de abuso de superioridad (iba armado con un cuchillo mientras su víctima carecía de armas). El magistrado tiene en cuenta dos de las cuatro atenuantes que solicitaba su defensa, ejercida por la abogada jerezana Carmen Oteo, y que eran la de confesión y la de drogadicción. Igualmente se le condena al pago de 180.000 euros en concepto de indemnización a los padres de la víctima, si bien el acusado es insolvente y dicha cantidadd eberá ser reclamada a los fondos para víctimas de delitos violentos. No fueron tenidas en cuenta las atenuantes de obcecación (aunque en la sentencia se reconoce el carácter violento del agresor) ni la de trastorno de la personalidad, tras el dictamen contrario referido por los peritos que examinaron al homicida durante su ingreso en prisión.
La acusación particular, ejercida por el abogado jerezano Álvaro Cosano, exigió en principio 20 años de reclusión para el encausado, si bien finalmente rebajó su solicitud a 15. Por su parte la defensa pidió al tribunal que la pena se comprendiese entre los 10 y los 12 años. Finalmente, la propuesta de la letrada Carmen Oteo prosperó mientras que la de la acusación particular se vio reducida en un tercio de su demanda. Por su parte, el ministerio fiscal pidió hasta el último mometno que se condenase a Adrián Soto Fernández a 12 años de prisión.
El magistrado describe en su auto la agresión que sufrió el joven de 23 años fallecido, así como las circunstancias que rodearon la entrega del homicida, que telefoneó a la Policía Nacional, dió el arma, y se entregó. Por entonces su conocido aún estaba vivo, derrumbándose apenas dos horas más tarde cuando se le informó de su muerte, lo que provocó incluso que tuviera que suspenderse la declaración que en aquellos momentos prestaba en la comisaría de la plaza del Arroyo. Comenzó a llorar profiriendo "¡qué he hecho yo, yo no quería hacerle nada!" y llorando de tal forma que le era imposible hablar con la claridad necesaria.
Pese a todo lo dicho, cabe destacar que para el jurado el acusado no mostró signos suficientes de arrepentimiento tras los hechos. Por el contrario, consideran que su adicción al consumo de hachís tuvo una gran influencia en la agresión, apuñalamiento (cinco cuchilladas) y posterior muerte de Francisco Caro Borrego. El jurado, igualmente, no considera que el agresor aprovechara que su padre hablara con la víctima para, tapado por su figura, acercarse a él y atacarle de forma sorpresiva. Consideran por el contrario que lo vio venir y que tuvo un encontronazo con él. De esta forma se descartó que hubiera alevosía en el acto del homicidio.
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