Críticas a la remodelación de la plaza de la estación de trenes

La obra que se ha realizado en la Plaza de la Estación de ferrocarriles, a pesar de que todavía no está acabada totalmente -su fecha de finalización estaba fijada a finales del pasado mes de mayo-, ha suscitado todo tipo de comentarios.

Uno de ellos es que las nuevas construcciones de la plaza han tapado la vista de la fachada de la estación de trenes, realizada en 1929 por el arquitecto sevillano Aníbal González en estilo regionalista.

La Plataforma por la Defensa del Patrimonio histórico ya ha elevado la voz ante una intervención que está ya a punto de acabarse. Fue en el año 2003 cuando el Ayuntamiento y Renfe afrontaron la remodelación y elevación de la vía férrea a su paso por Jerez. Junto a las obras de elevación de la vía se acometen de forma paralela otras infraestructuras que tienen su asentamiento en las inmediaciones del edificio en cuestión. De esta forma, tenemos que en la Plaza de la Estación se construye la nueva estación de autobuses sobre un solar anexo. Uno de los integrantes de la Plataforma por la Defensa del Patrimonio Histórico, Jesús Benito, se queja de que las instalaciones de la nueva estación de autobuses "se diseñan como un elemento aislado sin tener en cuenta las proximidades". También critica que "en 2006, el ingenio mercantilista de nuestros políticos nos implanta, sin opción a discusión alguna, la construcción de un aparcamiento subterráneo con un uso exclusivamente comercial de carácter privado. En su diseño se olvida que las infraestructuras bajo superficie pueden ser compartidas por servicios públicos: viarios, estaciones intermodales de comunicación, servicios públicos de transportes..."

La Plataforma critica que "en poco espacio de tiempo hemos visto cómo se han ido desarrollando importantes y costosas infraestructuras sin que se hayan tenido en cuenta criterios de desarrollo y explotación conjunta que hubieran permitido disponer de espacios libres en superficie y una estación intermodal en el subsuelo junto a una importante bolsa de aparcamientos y otros servicios".

Con la obra ya prácticamente finalizada, la Plataforma denuncia que "todos aquellos que transiten por esta plaza se encontrarán con un paisaje irrespetuoso con su entorno generado por unas obras realizadas exclusivamente con criterios mercantilistas que han implantado un carácter despersonalizado a esta plaza bajo la supervisión de los técnicos y políticos de la Administración local".

Pero la plataforma no sólo se queja de que con esta intervención se tapa la vista de la estación de trenes, sino que también se han construido muros que ocultan parcialmente la fachada de la antigua bodega de Díez-Mérito, situada en las inmediaciones. Jesús Benito considera que "la estación de trenes de Jerez merece verse porque no es un lugar de paso, sino un edificio elegante y con una gracia ya sea jerezana, sevillana o andaluza". Se da la circunstancia de que Aníbal González es también autor del edificio del Gallo Azul, situado en pleno centro de la ciudad.

Pero la estación de ferrocarriles de Jerez también tiene su historia: está incluida dentro de la red de estaciones de Adif, y es además una de las estaciones cabecera de la línea C-1 de cercanías de Cádiz. En ella paran también trenes de media distancia de Renfe y de largo recorrido.

En 1856 se constituyó la primera línea de ferrocarril de Andalucía y una de las primeras de España, entre Jerez y el puerto del Trocadero, en Puerto Real. Tenía una longitud de 27 kilómetros y el objetivo de esta línea era transportar las botas de vino hasta el puerto para luego embarcar con destino al Reino Unido.

En un primer momento se edificó una estación provisional de madera y ladrillo con techo de teja. En 1863 se construyó una nueva estación, que la Compañía de Ferrocarriles Andaluces encargó al arquitecto León Beau. En aquella época era habitual que los ingenieros que diseñaban la línea férrea también diseñaran las estaciones.

Beau levantó un edificio de 103 metros de planta que cubría las cuatro vías y que no pretendía destacar respecto de los otros edificios del entorno.

Durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera se desarrolla bastante el ferrocarril. Incluso se llega a construir una nueva línea entre Jerez y Olvera, pero que nunca llegó a ser utilizada de forma efectiva. Así, se encargó el proyecto de la nueva estación de Jerez a Aníbal González, que también es autor de la Plaza de España de Sevilla entre otras muchas construcciones.

Esta estación es la que llega hasta la actualidad y es del estilo habitual de su autor, constituida por un palacete que recuerda a los estilos mudéjar y plateresco. Está recubierta por una multitud de azulejos, ladrillos a la vista y rejas, todos ellos con motivos que recuerdan a la ciudad de Jerez y su vino. Los andenes están protegidos por una gran cubierta de metal y cristal.

En la actualidad, a Aníbal González se le suele encuadrar en la arquitectura tradicional andaluza. A este respecto, el escritor jerezano José Manuel Caballero Bonald llegó a describir su estilo de la siguiente manera: "... Hizo furor, no sólo en la capital hispalense, sino en su consabida órbita regional de influjos... Toda la zona se pobló de azulejos, rejas y adornos esmaltados que acabaron por ser tradicionales a fuerza de imponer un postizo pintoresquismo arquitectónico".

Sin embargo, según la Plataforma, "Renfe tiene una opinión diferente que conocemos a raíz de la restauración realizada recientemente, Así, dice que "el prestigioso arquitecto Aníbal González diseñó el edificio de viajeros como un palacete neorenacentista andaluz, en una bella combinación que recuerda los estilos mudéjar y plateresco... La estación de Jerez es una síntesis formal de la ciudad, su gente y sus vinos pero, a pesar de su deje folclórico y de su eclecticismo nacionalista, típico de los años 20, es un edificio bello y elegante".