Cruz Roja sirve la cena en la calle
El programa de esta asociación consiste en dar unas bolsas con la cena a los indigentes que duermen en las calles de la ciudad · Se pretende realizar un seguimiento y ofrecerles ayuda para que cambien de vida
La Cruz Roja de Jerez es una de las pocas de la provincia de Cádiz que lleva a cabo el programa que ofrece alimentos a la gente que duerme en la calle. La idea de este proyecto desde sus comienzos es que en algún momento se acabe definitivamente porque ya no haya gente que atender en la calle. Lo que sucede es que existe gente con vidas muy complicadas y además de los problemas que puede tener un ciudadano normal, se les unen las adicciones, por este motivo es muy difícil sacarlos de ese mundo.
Los voluntarios de la Cruz Roja salen a la calle tres veces a la semana para prestar este servicio. Todos los lunes, miércoles y viernes reparten por las calles de la ciudad una bolsita para que los indigentes puedan cenar. Las bolsas contienen un bocadillo, un zumo y un sobao o galletas, también llevan en su furgoneta caldo caliente y leche por si quieren café o cacao. Parte de la comida la cede el Banco de Alimentos, aunque los voluntarios aseguran que ahora suministran menos que antes, actualmente casi todo los alimentos son financiados por Cruz Roja. El recorrido siempre es el mismo, por eso los voluntarios tienen un listado con los usuarios más habituales para llevar un control. Cada semana salen de la Cruz Roja sobre las nueve de la noche, después se dirigen hacia la Alameda Vieja; alrededor de las diez de la noche llegan a la plaza de las Angustias, que es uno de los sitios más concurridos y tras hacer una parada en la rotonda de los Casinos finalizan el trayecto en Siloé.
Otra de las características de este programa es el trabajo en red con otras organizaciones. Entre ellas se encuentra Siloé, Cáritas o El Salvador. "La idea es trabajar para buscarles una salida de la calle. No tiene sentido repartir bocadillos si no hay otro tipo de ayudas por detrás que intente sacarlos de la calle", declara Rafael Canca, voluntario de Cruz Roja desde hace dos años.
Eva Rodríguez, voluntaria, afirma "desde pequeños, la mayoría, han nacido en familias con problemas, aunque con la crisis económica se ha notado que hay más gente que atender, mucha gente que se ha quedado en paro y no tienen ni siquiera para comer".
En verano hay menos usuarios que demanden alimentos, ya que las altas temperaturas hacen que los indigentes se trasladen a la costa, se van a Los Caños, Conil o El Puerto. En primavera, con la llegada del buen tiempo, es cuando más usuarios tiene el programa, además con la Feria viene mucha gente de fuera que también tienen que atender.
La mayoría de los indigentes son personas que tienen problemas de drogodependencia y alcoholemia, por este motivo los voluntarios de la Cruz Roja realizan un seguimiento de cada uno de ellos siempre que pueden, los acompañan al médico, les ayudan a arreglar papeles, los acompañan a algún juicio o los visitan si están en el hospital. "Intento trasmitirle que los quiero mucho y que me importan y ellos me devuelven lo mismo, porque yo siento que también me quieren", asegura Rafael Canca. "Queremos que se les considere gente digna, que se respete su dignidad como persona. Son gente honrada, si no quieren la comida nos la devuelven", afirma Eva.
La mayoría de los indigentes duermen en la zona centro de la ciudad, porque además de ser muy tranquila, por la mañana hay mucho movimiento y se pueden poner a pedir por la calle o en la puerta de algún centro comercial o una iglesia. Otros se colocan en la calle Larga y hacen malabares para sacarse algún dinero.
"El objetivo no es la comida, es una excusa para hacer un seguimiento y conocerlos", asegura María José Ayllón, voluntaria de Cruz Roja desde hace un año. Rafael Canca declara que "hay todo tipo de gente en la calle. Están los que tienen adicción a la droga o al alcohol, pero hay otros que se lo toman como un estilo de vida, como los hippies". Los usuarios reciben satisfactoriamente el servicio que les ofrece la Cruz Roja de Jerez e incluso algunos utilizan a los voluntarios para desahogarse y hablar sobre sus problemas. "Lo que necesitan es que alguien normal los escuche, entre ellos no pueden aconsejarse", comenta Eva.
Uno de los indigentes, que lleva casi cuatro años viviendo en la calle, declara que "el servicio está muy bien, pero algunos quieren más. Hay gente buena y mala, algunos cogen los bocadillos y los tiran, si les dieras droga seguro que la cogen, estos necesitan otro tipo de ayudas. Lo que hace falta es un albergue para dormir, el que hay en Santiago sólo te dejan dormir tres días y te echan. Otros de los que duermen en la calle se quejan porque quieren más, no se conforman, no valoran la ayuda".
Aunque la mayoría de los usuarios son de Jerez, hay gente también de fuera. Un extranjero que vive en la calle comenta "yo llegué a España hace dos años y estuve trabajando asegurado. Como se me pasó el plazo para cobrar el paro y como no tengo trabajo no me han renovado el permiso de residencia y llevo un año viviendo en la calle. Yo sólo quiero volver a mi país y no tengo dinero".
La mayoría de los indigentes han tenido un corte en su vida. "Hay casos de gente que ha tenido problemas graves en el trabajo, entran en una depresión y ya empiezan con el mundo de las drogas, o han tenido problemas con su pareja", declara María José. "Es muy curioso también el encontrarte durmiendo en la calle con gente muy formada, y sabes que es verdad lo que te cuenta porque se nota en su vocabulario y en la forma de expresarse", asegura Eva.
Juan Martínez, el único de los voluntarios que hace el recorrido los tres días de la semana, afirma que "de tratarlos día a día ya se sabe cómo es cada uno, se les va conociendo".
El servicio de la Cruz Roja pretende no ser definitivo y conseguir con los programas paralelos acabar con este problema.
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