"El Derecho me ha dado todo lo que he perseguido siempre"

Juan Peña Fernández. abogado

El letrado de Aguas de Jerez será distinguido el lunes, junto a otros compañeros, por sus más de treinta años en el servicio de turno de oficio

El abogado Juan Peña, ayer, durante la entrevista en su despacho.
El abogado Juan Peña, ayer, durante la entrevista en su despacho.
María Valero Jerez

12 de julio 2014 - 01:00

Empezó con apenas 19 años como peón fontanero en Aguas de Jerez y acabó (y sigue) siendo su abogado. La vida de Juan Peña Fernández ha estado marcada por su espíritu de superación, esfuerzo y pasión por el Derecho, una profesión que ama desde el primer momento en el que siendo un niño jugó por primera vez a ser letrado. Hoy, Día del Turno de Oficio, este abogado jerezano, criado en pleno barrio de Santiago, cumple más de treinta años ofreciendo sus servicios en la justicia gratuita. El próximo lunes, será distinguido, junto a otros compañeros de profesión, por el Colegio de Abogados de Jerez.

-¿Siempre tuvo esa inquietud por la abogacía?

- Siempre. Yo mismo me hacía cábalas en el papel de abogado, por lo que veía en películas... Luego, cuando empecé a ejercer, tuve un pequeño choque entre las ideas que yo tenía y la realidad, sobre todo en los tribunales. Pero siempre tenía la idea de ser abogado, me gustaba y me sigue gustando.

-De peón de fontanería a abogado de Aguas de Jerez, ¡vaya cambio!

-Sí (risas). He pasado por varios sitios. Me acuerdo cuando iba con la bicicleta por la calle trabajando para Aguas de Jerez, luego pasé por Recursos Humanos y cuando terminé la carrera, me reconocieron la titulación y me dijeron que me encargara de la asesoría jurídica. Hasta ahora.

-Aguas de Jerez ha sido prácticamente su segunda casa...

-¡Y porque no he dormido en ella! Le he dedicado más tiempo a Aguas de Jerez que a mi propia casa.

-Lo cierto es que no lo tuvo fácil para llegar a ahí...

-Fue complicado. Antes tuve que hacer una etapa que podríamos hablar incluso de alfabetización, porque realmente no tenía conocimientos, no tenía estudios ninguno porque en aquella época de mi niñez, mis padres trabajan en el campo y yo tenía que estar con ellos.

-¿Y cómo lo consiguió?

-Una vez que ya estaba trabajando, conocí a un grupo de personas que tenía inquietudes por enseñar para tratar de erradicar un poco el analfabetismo que había en algunos barrios, como Santiago. En una casa parroquial de Santiago, en la calle Lealas, un grupo de muchachos impartía clases gratuitas. Cuando fui, éramos unas doce personas, pero al final el resto fue abandonando y me quedé solo. Estos profesores fueron lo suficientemente responsables para seguir dando clases aunque fuera sólo para un alumno. Y gracias a ellos, pude hacer luego Graduado Social.

-Y de ahí, a Derecho.

-Sí, cuando terminé Graduado Social empecé Derecho, y sin repetir ningún curso, me licencié.

-No tuvo que ser fácil porque además de trabajar en Aguas de Jerez ya tenía una familia, ¿de dónde sacaba el tiempo?

-Fue complicado. Yo mismo me lo pregunto hoy... (risas). Pero todo esto lo he conseguido porque mi mujer fue la que aguantó mis ausencias. Yo salía de trabajar a las tres de la tarde, llegaba a casa, me aseaba, almorzaba y a las cuatro y media me iba a estudiar, y cuando volvía, podían ser las once o las doce de la noche. Eso, los días normales, sin exámenes... Así que todo esto lo aguantaron mi mujer y mis tres hijos. Sacaba tiempo gracias al apoyo de mi familia.

-¿Qué recuerda de esos primeros años ya como abogado?

- Recuerdo de forma muy emotiva el día de la jura de cargo en el Colegio de Abogados, que se hacía antes con mucha más parafernalia que ahora, porque cuando yo oía hablar del decano, me parecía que era un ser por encima de todo.

-Y comenzó además su actividad en el turno de oficio.

-Sí, entrábamos de inmediato. Mis primeros pasos aquí también fueron un mundo desconocido para mí, porque estar atendiendo a un señor delante de la guardia civil, pues la verdad que era novedoso (risas).

-Después de tantos años, alguna anécdota recordará...

-Hay una cosa que es continua y es que cuando te nombran para una persona como abogado de oficio, no sé ni no lo entienden o no se explica bien, pero hay algunos que creen que es un abogado para toda la vida y para todo. A veces me llama un cliente de oficio de hace seis años y me dice 'mire usted, que pasa esto'; 'yo ya no soy su abogado', contesto. '¿Cómo que no? A mí me dijeron que le habían nombrado como mi abogado...'. Eso es continuo.

-Los abogados en ocasiones también hacen hasta de psicólogos, ¿no?

-Bastante, bastante. Mucho más de lo que se puede pensar de un profesional del Derecho, pero se hace una labor psicológica enorme. Las personas lo necesitan, necesitan ser escuchadas.

-¿Qué le parece la nueva ley de tasas?

-Quizás la palabra atraco sería muy gruesa para definir un tributo, pero la ley de tasas ha venido a determinar y a limitar la posibilidad de pleitear por un derecho, sobre todo en la materia civil. Eso ha obligado a la gente a pensarse muy mucho antes de acudir a un abogado. La ley de tasas ha venido a distinguir más a la persona con bienes de la persona en sí.

-Tras más de treinta años de profesión, ¿qué balance hace?

-El Derecho me ha dado mucha satisfacción, conseguí lo que había querido de pequeño. Ha sido un trabajo que me ha dado todo lo que he perseguido siempre.

stats