"Descuidamos los pies hasta que tenemos un problema"
LUKE CICCHINELLI | Doctor en Podiatría y experto en cirugía reconstructiva de pie y tobillo
Defiende la prevención para evitar que pequeñas molestias acaben en problemas más graves
Este podiatra norteamericano, que ejerce también como asesor en podología, apuesta por el trabajo en equipo
Jerez/Luke Cicchinelli, doctor en Podiatría, está considerado internacionalmente como un experto en cirugía reconstructiva de pie y tobillo. Este estadounidense, afincado desde hace cuatro años en Vigo, es autor de más de 30 artículos científicos, inventor de implantes quirúrgicos y consultor. Esta semana visitó Jerez para colaborar con el equipo de profesionales de la Clínica Amado.
– ¿Qué le trae a Jerez?
– Voy a hacer un trabajo en equipo con compañeros que se siguen formando en cirugía y a hacer valoraciones de pacientes con problemas de pie un poco más complicados. Me llaman como a un coaching, un asesor. Es una oportunidad de trabajar en equipo, de ofrecer a los pacientes una visión más global de su problema. Hablamos entre todos de temas de cirugía, pero también de tratamientos conservadores, de fisioterapia, aspectos multidisciplinares, intentando buscar la solución más resolutiva para los pacientes, sea quirúrgica o no.
– La cirugía será lo último.
– Eso es. Y hay que entender algo más también y es que muchos de los pacientes que recibimos ya han pasado por el sistema público, que tiene magníficos profesionales y gente muy preparada, pero por algún motivo el paciente sigue buscando en las clínicas de los podólogos otra opinión para confirmar o ver si hay otra opción. Nosotros intentamos ofrecer una opinión más completa. Quiero enfatizar que somos especialistas de patología del pie pero no significa que todo el mundo necesite cirugía. Intentamos que sea el último paso, como si fuese nuestro propio pie, después de agotar cualquier tratamiento conservador.
–Entiendo que estos casos de pacientes que valoran cuando usted viene aquí son de cierta complejidad.
– Sí, muchos son un poco más complejos, pero no todos. Acabamos de ver por ejemplo a una señora que tiene un dedo en martillo, que es una deformidad bastante corriente y hay muchísimos profesionales capacitados para solucionarlo pero por alguna razón ha llegado a la clínica. Yo creo que lo importante es también el trato al paciente, la confianza en el equipo. También creo que influye, porque oyes comentarios, las listas de espera que hay en el sistema público.
– ¿Prestamos poca atención a los pies?
– Por lo general descuidamos los pies mucho más que otras partes del cuerpo. Los pies los despreciamos hasta que tenemos un problema. Y también, para ser franco, el mundo se mueve mucho por la estética, y está muy bien, pero claro los pies quedan escondidos, salvo en el verano. La gente va aguantando los problemas, va retrasando la búsqueda de una solución y se queda con deformidades progresivas, los dedos se van deformando, las uñas se van clavando dentro de un espacio cerrado y un día es la gota que colma el vaso, hay dolor y afecta a tus actividades diarias, se empieza a buscar soluciones y entonces la solución ya es un poquito más complicada. No es que no haya solución es que cuesta un poquito más que si no se hubiese esperado tanto. No es normal que duela el pie. El dolor es la señal de que hay algo que va mal. Tener dolor es un regalo, porque alerta de un problema.
– ¿Se pueden prevenir las patologías del pie? ¿Tenemos malos hábitos?
– Se pueden prevenir o por lo menos controlar muchas pequeñas lesiones empezando desde muy joven con un calzado adecuado, del número adecuado, menos cuadrado, que comprima menos los dedos. También es verdad que no todas las patologías son deformidades, hay cosas como infecciones, hongos, uñas clavadas y estas cosas son más o menos evitables y tratables con el conocimiento del problema.Un buen ejemplo, son las personas que tienen diabetes, la prevención es imprescindible, y eso se hace educando a los pacientes para que de forma frecuente echen un vistazo e inspeccionen los pies. Esa filosofía de reconocer el problema potencial se puede aplicar a toda la patología del pie, no sólo para personas con diabetes, sino también por ejemplo, un corredor, que empieza a tener un dolor. Lo adecuado es acudir a un profesional. Yo creo que algo muy importante de nuestra profesión es enseñar a los pacientes cómo reconocer los problemas y frenarlos, antes de que sea un problema más grave.
– ¿Cómo ve el nivel de la podología en España?
– Avanzando constantemente. Yo veo un impulso muy importante en los últimos diez años en España en la formación de los podólogos. Su carrera es ya de cuatro años, hay muchísimos que están haciendo másteres oficiales en las universidades, doctorados, desplazándose al extranjero para buscar formación complementaria, cursos específicos.
– ¿Es una especialidad en auge?
– Sí. Lo que pasa también es que cada año hay más necesidad porque la población tiene una expectativa de vida cada vez más elevada. Eso significa que más años en este mundo, más horas de pie, más kilómetros caminados, más años sufridos dentro de los zapatos.
– ¿Y qué opina del uso de los tacones?
– Los tacones perjudican mucho, pero las mujeres prefieren la estética, en un sentido muy general. Basta ver la postura a la que obliga el tacón, los gemelos estirados, las rodillas extendidas, el pie en flexión total, y esa postura a largo plazo de forma constante provoca acortamientos de musculatura, problemas en los tendones, contracción de articulaciones. El cuerpo quiere equilibrio y al final todo acaba pasando factura. La solución de muchos problemas sería rechazar las tendencias y pensar en la salud. Yo creo que casi todos llegamos a esta conclusión pero hay que cumplir para eso 50 años.
– Entre su amplio currículum llama la atención como curiosidad que atiende a la familia real de Arabia Saudí.
– Sí, desde hace unos años. La verdad es que es una experiencia, porque es una cultura distinta. Por cierto, en Arabia Saudí hay una incidencia muy alta de diabetes, una de las más elevadas del mundo y eso habla de su dieta, costumbres, comidas.
– Y tiene también detrás una amplia trayectoria en labores humanitarias.
– Llevo unos 25 años como codirector de un equipo humanitario y operamos niños en Centroamérica, concretamente El Salvador los últimos 13 años, pero hemos estado muchos años en Guatemala, en Venezuela, Honduras, Méjico, Nicaragua. Solemos ir entre siete y diez días y hacemos valoraciones de niños con problemas de deformidades congénitas, todavía hay secuelas de polio, también parálisis cerebral, deformidades pediátricas de pie y tobillo, y operamos entre 40 y 45 niños en una semana. Colaboramos con los equipos médicos de allí y con el Club Rotary de El Salvador. La infraestructura ya está montada después de tantos años, tenemos un equipo de unas 30 personas.
– Habla en este caso de atención sobre todo a niños. ¿Hay muchos problemas de este tipo en menores?
– En estas misiones lo que vemos en niños son problemas congénitos. Tu geografía es tu destino. Las cosas que operamos allí se pueden corregir aquí sin cirugía, con una escayola. Allí, una gran parte de la población no tiene recursos, viven aislados, intentan sobrevivir. Entonces algunos problemas que tienen no son complicados pero si no tienes acceso a una atención primaria en sanidad, si no hay infraestructuras, se convierten en problemas más graves. Para mi es un trabajo que me llena mucho, el más gratificante de mi carrera, con todos mis compañeros. Somos un equipo de profesionales que intenta colaborar para mejorar la calidad de vida de la gente.
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