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Jerez en el recuerdo

Doctor Badanelli

  • Una calle situada entre las avenidas Álvaro Domecq y Duque de Abrantes está rotulada con su nombre

 SABIO, agudo, cariñoso y exquisito. Figura omnipresente en todas las actividades científicas, culturales o lúdicas celebradas en nuestra ciudad. Lector insaciable, gran humanista, defensor a ultranza de las bondades del vino de Jerez, trabajador infatigable y estudioso constante. Eterno explorador de los insondables secretos de la vida, la muerte, la salud y la enfermedad, su popularidad traspasó fronteras. Su gran "ojo clínico" y su prestigio como médico fueron reconocidos por sus colegas de toda España. Su inigualable sentido del humor, su amena conversación y su vasta cultura, hicieron siempre un disfrute cualquier velada en su compañía. Figura inconfundible por las calles de Jerez con su maletín en la mano, su pelo blanco como la nieve y su porte de hombre sabio siempre dispuesto a atender a todo enfermo que lo necesitara ya fuese día o noche, laborable o festivo. Este fue el doctor D. José Luis Ruiz de Badanelli, un médico, un personaje jerezano, un benefactor y un amigo cuya memoria perdura en el tiempo y en el corazón de todos aquellos que tuvimos la fortuna de conocerlo, tratarlo y gozar de su amistad.

Ferviente admirador del profesor Marañón cuyos postulados citaba en numerosas ocasiones, siguió la tradición de ilustres antecesores como Parada y Barreto, Revueltas y Montel o Fermín Aranda en la defensa del vino de Jerez y sus valores terapéuticos frente a otras bebidas destiladas. "Jerezaneó" en todas sus publicaciones y también en los congresos médicos, demostrando a sus colegas que, entre 30.000 historias clínicas elaboradas por él a lo largo de su dilatado ejercicio profesional, nunca encontró una patología digestiva entre los bebedores moderados de vino de Jerez diferente a la de los abstemios; es más, siempre sostuvo el hecho de la baja incidencia de cáncer de estómago y de cirrosis hepática en el sector de población consumidora habitual y moderada de los caldos jerezanos. Estas teorías motivaron numerosas invitaciones a participar en mesas redondas y ponencias sobre el tema en diversas ciudades españolas. Aseguraba que a todo aquel que tomara diariamente media botella de "jerez" y no fumara, le podría garantizar un siglo de vida. En 1982 cuando contaba ya 73 años de edad fue invitado a pronunciar la "XVI Lección Magistral de la Cátedra de Vino". En su brillante conferencia titulada: "Respeto al vino" dejó bien sentada su batalla contra el alcoholismo y su defensa a ultranza de los beneficios del uso moderado del vino.

 

Nació al alborear el siglo XX en la luminosa ciudad de Sanlúcar de Barrameda, concretamente el 17 de Junio de 1904. Hijo del notario de la ciudad, muy pronto se destacó como un joven inquieto y de privilegiada inteligencia, ello hizo que su padre lo enviara a estudiar bachillerato al colegio de los PP. Escolapios, para posteriormente ingresar en la Facultad de Medicina de Cádiz donde se licenció en 1925 con solo 21 años de edad. Dos años más permanecería como médico interno en la Facultad gaditana, obteniendo premio extraordinario de licenciatura en 1927.

 

Una vez terminada su carrera, duda entre marcharse a Madrid o establecerse en su ciudad natal, inclinándose al fin por la segunda opción. Y es que el Dr. Badanelli deseaba estar como médico en la primera línea, o lo que es igual: a la cabecera del que sufre. Poco tiempo ejercería en su Sanlúcar natal, ya que en 1933 se traslada a Jerez instalando su consulta en el nº 2 de la calle Tornería. Un año antes había contraído matrimonio en la iglesia Colegial de Jerez con una joven llamada Mari Pepa Marcano, hija de un hacendado comerciante y bodeguero de origen montañés asentado en esta ciudad. De dicho matrimonio nacieron cinco hijos varones. Poco tiempo duraría su felicidad matrimonial, ya que en 1941, su esposa sucumbiría víctima de unas fiebres tifoideas, quedándose sólo con sus cinco hijos de corta edad, el más pequeño con sólo un año de vida. Esta circunstancia le hizo dedicar su vida por entero a dos fines: la crianza y educación de sus hijos y el ejercicio de la medicina con la más absoluta entrega; hasta el punto de poderse afirmar que se casó con su carrera en segundas nupcias.

 

De don José Ruiz de Badanelli y su fino humor se podrían contar infinidad de anécdotas. Me viene a la memoria dos de ellas. Una con el recordado párroco de San Dionisio D. Luis Bellido, el cual era muy aficionado a dar consejos médicos a los demás sobre cualquier dolencia. En cierta ocasión, estando ya el Dr. Badanelli un poco cansado que algunos de sus pacientes vinieran diciéndole que para tal o cual dolencia el cura de San Dionisio le había recomendado tomar esto o aquello, cogió el teléfono y llamando al cura le dice: Mira Luis, si tú sigues dando recetas a mis enfermos te prometo  que voy a San Dionisio y digo la misa de  la una en tu lugar. En otra ocasión una señora le para por la calle y le dice: don José, desde hace varios días tengo un pequeño dolor en el pecho ¿qué podrá ser? Y don José sin dudarlo le dice: A ver quítese la blusa. Pero doctor, es que estamos en plena calle. ¿No me ha consultado en la calle? pues en la calle la veo, contestó don José sin vacilar.

 

Su brillante trayectoria profesional queda reflejada a lo largo de toda su biografía. Así en 1947 fue nombrado Académico Correspondiente de la Real Academia de Medicina de Sevilla. Fue miembro fundador de la Sociedad Española de Patología Digestiva, Académico de la Real de San Dionisio y Medalla al Mérito en el Trabajo. Otras distinciones fueron la del "Langostino de Oro" por su ciudad natal, "Jerezanísimo" concedido por Radio Jerez, así como la Orden del Catavino de Oro con distintivo de Calidad.

 

Pero posiblemente de todos los reconocimientos hacia su persona y hacia su obra, el que más profundamente le llenó de orgullo fue el que su ciudad de adopción en la que nacieron su esposa y sus hijos, le otorgara el título de "Hijo Adoptivo de Jerez", la más alta distinción que se le puede ofrecer a un ciudadano no nacido en esta tierra. El acto de entrega solemne de este nombramiento se llevó a cabo el día 16 de diciembre de 1977 en el salón de plenos del Exmo. Ayuntamiento de Jerez en una sesión presidida por el alcalde D. Jesús Mantaras, y al que asistieron las más destacadas personalidades de la vida social, cultural y política de la provincia. Allí se encontraban el escritor José María Pemán, el Delegado Provincial de Sanidad, el Presidente de la Diputación, judicatura, autoridades militares, una representación del Ayuntamiento de Sanlúcar y una multitud de amigos que abarrotaron el salón. En relación a esta distinción decía don José en unas declaraciones hechas al Diario ABC: "Es un honor que no podría soñar por falta de merecimientos. Me llega en mi "vejez activa" que es un privilegio. Es un regalo de Dios. Ser por otra parte de Jerez es una cosa muy seria. Lo capto de tal manera como si me hubiese tocado el premio gordo de la lotería. Este honor no es para comentarlo, es para emocionarse". 

 

Fue el día 16 de julio de 1989 cuando agonizante en su lecho y rodeado de sus cinco hijos, al oír el repique de campanas de la cercana Basílica del Carmen anunciando la salida procesional de la Virgen en su festividad, con voz apagada exclamó: "Señora, llévame bajo tu manto". En ese preciso momento dejó de existir. Tenía 85 años. Hasta varios meses antes de su muerte, estuvo ejerciendo la medicina en su consulta del primer piso de la calle Francos 16. Cinco días antes de su muerte escribiría:  

"Señor, Padre Eterno, cuando parta de aquí, tierra de lucha y de fe titilante, recíbeme en la paz perpetua y luminosa de tu seno. Perdona mi imprudencia. En vez de dedicarme a tallar mis facetas, buscando perfecciones imposibles me abandono en tus brazos. Olvida Dios del Amor, tu justicia me anonadaría, y cúbreme con el manto de tu misericordia. No cabe en mi miseria otra esperanza. Señor, obra el milagro"

 

Una calle situada entre las avenidas Álvaro Domecq y Duque de Abrantes está rotulada con su nombre.

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