El Rebusco

Domecq de la Frontera

  • Fundadores de una tradición bodeguera

Cartel publicitario en Cuatro Caminos.

Cartel publicitario en Cuatro Caminos. / Archivo del autor

EL reciente fallecimiento de mi buen amigo Manuel Domecq Zurita (Jerez, 1933-Jerez, 2021), compañero académico de la de San Dionisio, me ha motivado a escribir este Rebusco sobre las bodegas Domecq, empresa con la que se sentía tan unido, tanto por vínculos afectivos y familiares como laborales. A él quiero dedicar este artículo.

Si Begoña García González-Gordon, descendiente del fundador de las bodegas de González Byass ha escrito la historia de la empresa y de su familia, otro tanto ha hecho Maribel Estévez con la figura de su padre, creador del grupo empresarial que lleva el nombre de su progenitor, José Estévez, y lo mismo Alfonso de la Calle Vergara con su libro sobre los Vergara, apellido con vínculos bodegueros. La de los Domecq aún se hace esperar.

Julio Delgado Soto, venenciador. Julio Delgado Soto, venenciador.

Julio Delgado Soto, venenciador.

Por ahora tenemos que conformarnos con las memorias de Manuel Domecq Zurita recogidas por Carmen Oteo en el libro Lágrimas del vino, publicado en el 2014. Unos recuerdos agridulces que no fue del agrado de gran parte de los Domecq.

No es mi intención hacer una historia de las bodegas, ni mucho menos del grupo familiar que la mantuvo bajo su control hasta 1994, cuando fue adquirida por la multinacional británica Allied-Lyons por la cantidad de 739 millones de libras esterlinas.

En la novela, En la casa del padre (1988), el escritor José Manuel Caballero Bonald, también de origen jerezano y, por tanto, buen conocedor del entramado social de la ciudad, describe magistralmente, sin mencionar santo, este dramático cambio que se venía larvando en la década de los `80: "Fue como el último tramo de una injusticia. La bodega se iba convirtiendo cada vez más en un negocio ajeno, y si bien los Romero-Bárcenas y los Hardy conservaban todavía una importante participación, ya no eran de hecho ni propietarios ni gerentes de la vieja empresa familiar".

Salida de los obreros de Domecq, documental de 1924. Salida de los obreros de Domecq, documental de 1924.

Salida de los obreros de Domecq, documental de 1924.

Tan solo anotar que Manuel era bisnieto de Pedro Jacinto Domecq Loustau de Montauban, nieto de Manuel Domecq y Núñez de Villavicencio, e hijo de Pedro Francisco Domecq González, éste último el promotor, allá por los años `50 del siglo pasado, de la exitosa aventura de la compañía en México.

Es acertado el comentario que hace Francisco Bejarano en su obra El jerez de los bodegueros: "...la rama de los Domecq más ilustrada es la Domecq-González"; y Manuel siempre ha sido un fiel cumplidor de sus deberes como miembro ilustre de ese linaje. Ya se sabe que Domecq Oblige.

Domecq de la Frontera

Como describe el antropólogo jerezano Esteban Ruiz en La construcción simbólica de la ciudad (2000): "La mayoría de las familias que formaban la elite local eran producto de la fusión de una burguesía - la mayoría de las veces de origen extranjero- que se enriquece con el comercio de vinos y una nobleza local que, teniendo sus raíces en la conquista castellana, quedaba en posición de desventaja frente a la creciente importancia del sector vitivinícola. Esta fusión, que tiene lugar a lo largo del XIX, entre la burguesía del comercio vinícola y la nobleza agroganadera, es el correlato de otra fusión simbólica de indudable importancia local, la que se produce entre el vino y los caballos".

El agente comercial Horacio Rodríguez Martínez. El agente comercial Horacio Rodríguez Martínez.

El agente comercial Horacio Rodríguez Martínez.

Una de estos linajes, los Domecq, será tan relevante que, como diría la Revista Auge Internacional: "Las bodegas e instalaciones de la firma cubren el 17% de la superficie de la ciudad de Jerez de la Frontera, haciendo que por este particular muchos denominen a esta población Domecq de la Frontera".

En la polémica novela de Vicente Blasco Ibáñez, La bodega - publicada en 1905- , donde bien podemos ver en los Dupont de la ficción a los Domecq de aquel tiempo, se lee: "Las bodegas de Dupont ocupaban todo un barrio de Jerez. Eran aglomeraciones de techumbres que cubrían la pendiente de una colina, asomando entre ellas la arboleda de un gran jardín. Todos los Duponts habían ido añadiendo nuevas construcciones a la antigua bodega, conforme se agrandaban sus negocios, convirtiéndose a las tres generaciones, el primitivo y modesto cobertizo, en una ciudad industrial, sin humo, sin ruido, plácida y sonriente bajo el cielo azul cargado de luz, con las paredes de una blancura nítida y creciendo las flores entre los toneles alineados en las grandes explanadas".

Etiquetadoras de la bodega. Etiquetadoras de la bodega.

Etiquetadoras de la bodega.

Como se dice en las primeras líneas de esa obra: "la casa Dupont, la primera bodega de Jerez, conocida en toda España".

Para España y América

Domecq, como gran empresa del sector vitivinícola, tenía a su cargo a una variedad de empleados para atender las obligaciones de sus diferentes departamentos, tanto directivos y administrativos, como los obreros de diferentes especialidades manuales, ya fueran arrumbadores, toneleros, etiquetadoras, carpinteros, etc.

Con el paso de los años, los nombres que han prevalecido han sido los de sus ricos propietarios, cayendo en el olvido la de la mayoría de los empleados que trabajaron en sus dependencias. Aquí traemos alguno de estos, que con su trabajo también hicieron grande a Domecq.

Entre los representantes de sus productos repartidos por España y América hay que mencionar algunos que destacaron en su labor.

Manuel Domecq Zurita y el autor del artículo en el Palacio de Campo Real. Manuel Domecq Zurita y el autor del artículo en el Palacio de Campo Real.

Manuel Domecq Zurita y el autor del artículo en el Palacio de Campo Real.

De Horacio Rodríguez Martínez hay que decir que nació en San Roque, y que en 1909 ya era representante exclusivo de la casa en Logroño. Nueve años más tarde se traslada con su familia a Cádiz, y en 1921 a Zaragoza, donde continua con la representación de la bodega.

En 1925 es enviado a La Coruña, distribuyendo las marcas de Domecq por Galicia, y desde allí al mercado portugués. Durante tres años, será el editor y director de la revista ilustrada Domecq en Galicia, publicando 34 números.

Uno de sus logros será organizar la visita a La Coruña del mismo Juan Pedro Domecq, al que acompañará el jefe de los escritorios de la empresa, Manuel J. de la Riva.

Su último destino, en 1928, será Madrid. Desde la capital seguirá atendiendo las ventas a Galicia y Portugal. Fallecería el 2 de mayo de 1953.

En tiempos más recientes hay que reseñar a José González de la Peña como agente en Madrid, a José de la Riva y Romero de Aragón y Sebastián Bauza, en Barcelona, y a José Herrera Fernández-Humanes en Bilbao.

Agustín García Mier y Fernández de los Ríos, gerente general en Cuba. Agustín García Mier y Fernández de los Ríos, gerente general en Cuba.

Agustín García Mier y Fernández de los Ríos, gerente general en Cuba.

En el otro lado del Atlántico, Cuba fue para Domecq la base desde donde distribuir sus vinos y brandies a otros lugares del Caribe, principalmente México. Para ello contó con un eficaz colaborador en la persona de su agente general y apoderado, Agustín García Mier y Fernández de los Ríos, Este jerezano, nacido en 1877, se trasladó a La Habana en 1908; triunfando donde otros fracasaron.

El trabajo de García Mier sería recompensado con la Orden Civil del Mérito Agrícola y la Cruz del Mérito al Trabajo. Fallecería en Cuba.

Para conocer algo mejor la personalidad del portuense Antonio Ariza Cañadilla, y los grandes cambios que iba a introducir en el mercado mexicano desde su arribada en 1947, hay que leer la biografía publicada en 1986: Cincuenta años en Domecq. Perfil de un empresario.

En la misma se mención a Genaro Camacho, "quien, muy probablemente, introdujo con regularidad, y por primera vez, los productos de Domecq en México".

Y como no, a Rafael Ucero de Pina, su mentor, y gerente general de importaciones. Otro jerezano qué, nacido en 1900, fallecería en México en 1983; y Alberto Curis Blanco. Dos personas claves en la vida de Antonio Ariza, y para Domecq.En Argentina, entre finales del XIX y finales de los años `20 del pasado siglo, la representación de Domecq corrió a cargo de Gonzalo Sáenz, y de Laclaustra,La bodega.

Una de las personas claves en esta historia, según mi opinión, es la de Francisco Pérez González (Jerez, 1930). A sus 90 años conserva una memoria excepcional, y una elegancia exquisita en formas y modos.

Paco -me lo va a permitir- entró en Domecq en 1956, en el departamento de extranjero, para luego ejercer de agente inspector para el mercado extranjero.A sus dotes de diplomático y dominio de idiomas, se unía un aspecto de galán de cine. Todo ello le valió, con un Manuel Domecq Zurita llegado de México, para impulsar, en 1965, el departamento de relaciones públicas de la empresa. Un mano a mano que duró 25 años. Su jubilación le vino en 1990.

De ellos dependían los venenciadores "estrellas" de la casa, entre los que destacaba el sevillano Julio Delgado Soto. Tanto él, como Alfonso Orbello, viajarían por todo el mundo venenciando a las personalidades más famosas de aquellos años. Delgado entro en la bodega en los años 40, donde se jubiló en 1980. Fallecería en Jerez el 22 noviembre 1993, con 72 años de edad.

Entre los capataces históricos, Manuel Morales, qué de sus 67 años, 54 los pasó con los Domecq.

Francisco Pérez González y Cantinflas. Francisco Pérez González y Cantinflas.

Francisco Pérez González y Cantinflas.

Varias generaciones de Blandinos han trabajado, y lo siguen haciendo en bodegas del Puerto de Santa María y Jerez. José Blandino Carrasco (Puerto de Santa María, 1942), se ha llevado 53 desarrollando el grueso de su carrera en Domecq. Hijo de arrumbador, nieto de tonelero y padre del actual capataz de la bodega Tradición.

Sin olvidarnos de los miembros de la familia Tarrio, cuatro generaciones trabajando en la bodega, recientemente homenajeados.

Posiblemente, Víctor Gorostiaga, director comercial de Marketing y desarrollo de la estructura comercial, como Francisco Larroy, tuvieron sus responsabilidades en las campañas publicitarias de la bodega, de las que algunas se encargó la agencia Gisbert, y El Imán, de José Luis Borau.

Administrar para sobrevivir

Volviendo al trabajo de Esteban Ruiz, vemos los cambios que se iban a producir en la administración de la bodega a partir de los años 40: "La gestión de los negocios vitivinícolas se hace de manera conjunta y familiar (cinco ramas controlaban la compañía: Domecq González, Domecq Rivero, Domecq De La Riva, Domecq Díez, Soto Domecq), hasta que, en 1945, se crea una sociedad anónima (...).

El fin de los problemas vino a partir de una verdadera gestión moderna, llevada a cabo por directivos ajenos a la familia (...). El cenit del proceso llegó en 1994, cuando los familiares accionistas vendieron sus participaciones, y una multinacional británica se adueñó de la mayoría de la empresa, aunque conservando su nombre".

Los nombres de tres de estos directivos, para bien o para mal, aún resuenan entre las gruesas paredes de las bodegas de la calle San Ydelfonso.

Jaime Sánchez-Briñas Vázquez que ejerció de consejero durante dos décadas, desde los años `50 hasta 1970. Ligado a la banca.

Luis Vañó Martínez (Bocairente,1929), licenciado en Ciencias Económicas y en Derecho, fue gerente consejero durante cinco años, tal como lo cuenta en una reciente entrevista: "Cuando trabajaba en el Banco Europeo de Negocios me pidieron un informe de viabilidad y estrategia a medio plazo para esa firma. Había que diversificar. Después de entregar el estudio, dos semanas más tarde, me llaman para ofrecerme el cargo de director general de la compañía. Me hicieron una oferta económica que no podía rechazar. Solo podían ser accionistas de la compañía la familia, pero conmigo hicieron una excepción".

Y el último de todos ellos, José Luis Perona Larraz, que provenía de la dirección general de Tabacalera, ocupó en 1975 el cargo de Vañó. Cesó en 1978, aunque quedó vinculado a la empresa como asesor de la presidencia. Después vino todo lo demás.

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