Asta Regia en el Museo Arqueológico (y V): época romana primera parte

EDUCACIÓN | Amigos del Museo

Las piezas de época romana procedentes de Mesas de Asta son numerosas, y se distribuyen a lo largo de varias salas

Piezas.
Piezas. / Diego Bejarano Y Mamj
Diego Bejarano Gueimúndez

11 de abril 2023 - 04:01

De la importancia que tuvo la ciudad de Asta Regia da buena cuenta el conocidísimo bronce de Lascuta, que desgraciadamente permanece en un museo extranjero, el Museo del Louvre en París, pero que gracias a la labor de la Asociación de Amigos del Museo Arqueológico, que sufragó una reproducción idéntica, podemos disfrutar en Jerez.

La pieza contiene un decreto redactado en 189 a.C. por “Lucio Emilio, Hijo de Lucio, Imperator”, que supone la independencia de los habitantes de una Turris Lascutana, hasta entonces bajo control de Asta. Ello demuestra que desde allí se controla un territorio que, de ser cierta la identificación que se hace de la Torre Lascutana con Alcalá de los Gazules, no es nada desdeñable. Pero en todo caso pone de manifiesto que el yacimiento jerezano en época turdetana, ordena y administra un territorio bastante amplio, y es por tanto un centro urbano de primer orden y uno de los asentamientos principales para ese período, a principios del siglo II a. C.

Con el bronce de Lascuta, se rompe esa preponderancia, se libera el territorio del “yugo” astense (al menos a los ciudadanos de Lascuta) y Hasta Regia (ahora sí, con “h”), pasa a formar parte de la red urbana que controla, administra y organiza el territorio en nombre de Roma.

Las piezas de época romana procedentes de Mesas de Asta son numerosas, y se distribuyen a lo largo de varias salas, incluido el patio principal en planta baja donde se exponen las más pesadas y voluminosas. Hay también estatuaria variada, la propia réplica del bronce jerezano-alcalaíno junto a cerámicas y piezas de la vida cotidiana, algunas ánforas y una serie de piezas funerarias procedentes de la necrópolis.

Las más antiguas, junto con el Bronce de Lascuta, son las cerámicas denominadas “campanienses” por proceder inicialmente de la región de la Campania, en Italia, aunque también de Etruria y Sicilia, y que se consideran herederas de las producciones áticas. Se caracterizan por el engobe de color negro, que presentan en la cubierta, y constituyen la vajilla de mesa más popular durante la República, hasta la llegada de las denominadas sigillatas. Destacan en el museo una pátera o fuente, varias copas, y piezas con sellos o estampillas, y grafitos.

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