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Educación - Literatura infantil y juvenil

El desarrollo de la creatividad

Portada de Pippi Calzaslargas.

Portada de Pippi Calzaslargas.

En este artículo vamos analizar cómo la literatura infantil y juvenil es una gran aliada para desarrollar la creatividad.

Uno de los pedagogos y escritores que más han trabajado sobre este tema fue Gianni Rodari, un referente en literatura infantil y en el ámbito educativo, que innovó y abogó por la creatividad a través de técnicas como el binomio fantástico y que expuso en su obra ‘Gramática de la fantasía’ y, además, fundamentó su revolución pedagógica a través de los cuentos.

Aunque no fuera el único que viera la potencialidad de los cuentos para trabajar la creatividad. Bruno Bettleheim, en su obra 'Psicoanálisis de los cuentos de Hadas' expuso cómo los cuentos de hadas nos han servido y sirven para entender el mundo , entendernos a nosotros y desarrollar la creatividad. Citando a Bettleheim: “Hoy en día, como en el pasado, la mente de los niños especialmente creativos y normales puede abrirse a una apreciación de las cosas más elevadas de la vida, gracias a los cuentos de hadas…”

Otro referente como Sara Brayant (1987) advirtió que la función del cuento ha sido comunicar alegría, nutrir, estimular el espíritu por medio de ella, para la percepción de lo verdaderamente bello, pues el cuento es una obra de arte y dentro de las funciones cabe destacar la función imaginativa o creativa.

Gracias a esta función imaginativa o creativa, el niño utiliza el lenguaje de forma lúdica para la diversión o para el desarrollo de sensaciones estéticas, humor, fantasía. La literatura infantil permite el desarrollo de la función imaginativa del lenguaje y forma lectores autónomos. Hace que el niño se introduzca en el conocimiento del lenguaje, a través de las palabras, las onomatopeyas, el ritmo, la sencillez referida a la percepción y expresión temática y el dramatismo.

El cuento es un recurso pedagógico fundamental no solo en el aula sino también en nuestras casas. La lectura de un cuento permite no solamente divertir al niño, sino que pretende expresar conocimientos y que los adquieran. Además, el cuento tiene muchas prácticas didácticas con diferentes lenguajes: plásticas, musicales, literarias y corporales, que permiten expresar gran multitud de significados. Hace que el niño, mientras se está divirtiendo, adquiera conocimientos explorando los límites de la realidad y la ficción a través de la literatura.

En definitiva, el cuento ayuda a comprender la realidad externa, estimulando al mismo tiempo la creatividad de uno mismo. Está formado por un mundo lleno de imaginación que va más allá del texto y de la realidad, estimulando las capacidades intelectuales y creativas que el niño posee.

En el cuento se dan cita dos términos indisolubles: creatividad e imaginación. El cuento ayuda en la etapa de infantil no solo a entender el mundo sino a gestionar, jugar e imaginar miles de posibilidades creativas. Este juego se ve mermado por una literatura “políticamente correcta” donde a pesar de vivir en el siglo XXI autores como Astrid Lingred con libros como Pippi escandalizan o libros tan creativos como el de Pepe Maestro de 'Cómo cocinar un niño', no se atrevía ningún editor a publicarle; y no podemos olvidar a Roald Dahl con obras como la de 'Cuentos en verso para niños perversos'.

También existen muchos padres y docentes conscientes de trabajar por la creatividad para dar nuevas respuestas para entender y cambiar el mundo. Muestra de ello es el tironcillo de orejas que nos da José Carlos Román con su libro ‘El día que mariquita pintó una pelusa gigante’.

No podemos terminar este artículo sin citar a Frato, quien con sus controvertidas viñetas nos hacer reflexionar y mirar este término de creatividad “con ojos de niño”.

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