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El Rebusco

Embajadores con venencia

  • El arte de venenciar: una tradición local que hace furor en Japón

En el 'Diccionario del Vino de Jerez', de Julián Pemartín, encontramos la siguiente definición de venencia: "Utensilio con que se saca de la bota pequeñas porciones de mosto o vino en funciones de examen o convite. Ésta consta de una varilla de ballena, de unos 66 cm de longitud, que por un extremo tiene adaptado un gancho metálico y por el otro un recipiente cilíndrico, frecuentemente de plata, de unos 3 cm de diámetro por 8,75 de altura y con fondo abovedado".
La palabra venencia proviene del término "avenencia" (acuerdo), que muy posiblemente se adecuara a la herramienta, ya que era utilizada a la hora de hacer la "prueba" o "cata" de las botas de vino que iban a ser adquiridas por un comprador interesado.
El uso de la venencia, tan peculiar en esta parte de Andalucía, se debe a las especiales características de la crianza de sus vinos finos, que desarrollan una delicada capa de levadura en la superficie, conocida como velo de flor, evitando que el vino se oxide al contacto con el aire.
Para no dañar dicha cubierta natural se hace necesaria una herramienta como la venencia, que en manos expertas se convierte en todo un arte.

En una reciente entrevista, publicada en el blog de Francisco Becerra, 'La Sacristía del caminante', Genaro Benítez, reconocido venenciador, describía su herramienta de trabajo, y hacía otras apreciaciones: en la venencia se distinguen en tres partes, el cubilete o recipiente, el vástago y el gancho.

Mientras, en la vecina localidad de Sanlúcar de Barrameda se conserva tradicionalmente la denominada ‘caña’, de una única pieza y de forma similar a la venencia.

Antiguamente el cubilete y el gancho era de latón y normalmente lo fabricaba el latero que trabajaba en la bodega, también las había de plata y más tarde hasta nuestros días de acero inoxidable. Sin embargo, la historia del vástago ha sido más relevante, ya que dependiendo del material daba más rigidez o mayor flexibilidad al movimiento de la venencia.

Uno de los más usados entonces, y de mayor valor, era el de cartílago de ballena, aunque también se realizaban con una planta cactácea disecada que daba la rigidez que el venenciador quería. Hoy en día mayormente son de plástico y aunque la forma es la misma se ha perdido rigidez a la hora de venenciar simplemente por el material.

Según el mismo Genaro Benítez, el primero que empezó a elaborar estos utensilios en Jerez fue Juan Barranco, que trabajaba en González Byass y las hacía en acero.
Durante mucho tiempo se fabricaron con bigote de ballena. Esto les daba una apariencia distinta, la varilla era cuadrada y marrón que era el color natural de este componente, pero la producción con este material acabó desapareciendo hace más de 60 años. Los motivos fueron la prohibición de la caza de ballenas y la poca resistencia del producto que hacía que se partiera muy a menudo.
Posteriormente se usará para hacer la vara gusanillos de muelle de acero cubiertos por hule negro y finalmente se empleará el PVC, que es el material que actualmente se utiliza en la elaboración.
Al parecer, un instrumento para escanciar el vino en la antigua Grecia guarda una curiosa semejanza con nuestra venencia actual. Ejemplos de ello lo podemos ver en el British Musseum, fechado en el siglo V antes de Cristo, o en el Museo de Berlín.
La imagen más antigua de una venencia que conocemos se reproduce en la portada del libro de Henry Vizetelly, Facts about sherry, publicado en 1876.
En fechas más cercana las bodegas Valdespino editó un manual de instrucciones de la venencia.

Embajadores por el mundo

En el 2014, la organización de la Fiesta de la Vendimia dedicó un homenaje a los venenciadores, distinguiendo a muchos de ellos, algunos jubilados, otros en activo.
Fue una oportunidad para rendir tributo a unas personas continuadoras de una labor ancestral, que hasta mediados de los años '50 realizaban una labor de apoyo al capataz de chaqueta en su momento, o al enólogo en tiempos más reciente.
Es a partir de esa fecha que algunas bodegas inician una labor de promoción de cara al turismo incipiente, como su participación en grandes eventos internacionales. Y dos bodegas de Jerez tomaran esta iniciativa, Domecq y González Byass, escogiendo a su personal más capacitado. Así surgen los pioneros de esta actividad que crearan escuela, Julio Delgado Soto, de Domecq, y Pepe Ortega, de González Byass. 
Portada de Facts about sherry, 1876. Portada de Facts about sherry, 1876.

Portada de Facts about sherry, 1876.

Cada uno con su peculiar estilo, como señala Genaro Benítez: "Julio tenía un estilo muy plástico, vertía despacio, con la venencia arqueada, y podía corregir sobre la marcha. El de Pepe era el de un latigazo, la lanzaba para que cayera el chorro más gordo. Usaba una venencia más rígida que la de Julio. El de Pepe era el tradicionalmente usado en la bodega".
Fueron verdaderos embajadores del jerez. A Pepe Ortega, la bodega lo envió seis meses a Nueva York con motivo de su Feria Mundial, celebrada en 1964, y sería el primero en viajar a Japón, llevando el Tío Pepe que González-Byass empezó a exportar a aquel país a mediados de los `70, de la mano de su socio Sanraku Ocean.
Personalidades de la política y las artes disfrutarían del arte de Julio Delgado, entre ellas el presidente de los Estados Unidos, Gerald Ford, o los mismos Beatles, cuando actuaron en Madrid en1965.
Jesús Delgado Rey (Jerez,1965), creará a finales de los 90 la empresa Venencia&Imagen, continuando la labor de difusión que inició su padre, dándole éste la "alternativa" con 17 años, en los almacenes Harrod's, en Londres.
Otro nombre a destacar junto a los dos mencionados es el de Niño López, padre, en Palomino &Vergara. Dos de sus hijos continuaron esta labor para Zoilo Ruiz Mateos, Manuel (Niño) López Fortes, y Garvey.
Tal fue el éxito, sobre todo en los años 70 y 80 que algunas bodegas llegaron a tener hasta siete venenciadores oficiales. El equipo en González Byass lo formaban: Juan Labrador PicasoManuel Piñero AguilarFrancisco Herrera (Paquetón), Domingo Alba y Manuel Romero Postigo.
De esta bodega sobresalen Genaro Benítez, prejubilado en el 2008, que recibió de manos de Pepe Ortega su venencia al poco tiempo de jubilarse éste, en 1982; y Paco Gandón, jubilado este año.
Tampoco quiero olvidarme de otro representante de Domecq, Alfonso Orbello Toribio; como tampoco de Rafael España, en Zoilo, Juan López Ruiz-Herrera, el quija, el rostro de bodegas Varela, y Juan Galindo, en Sandeman, representando a la empresa fuera de España.
De esta bodega quiero hacer especial mención a mi primo, Vicente Sánchez García, del clan de los minuto. Además de venenciador destacó como experto catador y arrumbador, ganando los premios en estas tres facetas durante la Fiesta de la Vendimia de 1983.

De la etiqueta al artesano

Algunas bodegas realizaron etiquetas de sus marcas reproduciendo la venencia o la imagen de un venenciador, incluso Pérez Megía tenía un pale cream Venencia, y Emilo Lustau un vino almacenista con un grabado de Henry Vizetelly.
La más conocida de todas fue la del finísimo Currito, de Bodegas Internacionales, adquirida la marca por Luis Páez después de la expropiación. Para la misma, el creativo gráfico, Rafael Virués de Segovia, se inspiró en el venenciador de Williams&Humbert, Francisco Salas López.
Actualmente, su hijo, Sandro Salas, es un buen exponente de la nueva generación de venenciadores, junto a Arsenio Estévez, o Jesús Rubiales, con su empresa Venenciadors S.L., que ostenta el récord Guinness de Venenciadores desde 2005.
Como apuntes culturales cabría recordar que en los años 60 se editó en Jerez la revista literaria 'La Venencia', publicación del Grupo Atalaya de Poesía que dirigía el jerezano Manuel Ríos Ruiz.
Desde 1975 hasta hace unos años, el artesano José María Torquemada era el único taller en Jerez que se dedicaba a la elaboración de venencias.

Bares y monumentos

Muchos jerezanos recordarán el minúsculo bar de la calle Larga que ostentaba en el dintel de la entrada una venencia, y que le daba su nombre. Hasta bien entrado los 90 se mantuvo abierto.
Igual ocurre con el tradicional tabanco madrileño de 'La venencia', situado en la céntrica calle Echegaray. Abierto desde 1922, se dice por un tal Juan, de Jerez, en 1990 retomaron el negocio los hermanos Criado.
En el mismo Tokio podemos disfrutar de un encantador 'sherry bar' que lleva ese nombre, regentado por Takeshiro Naito desde hace más de 30 años.
La ciudad de Jerez rinde homenaje a este humilde utensilio bodeguero con una fuente en la Rotonda de la Venencia, instalada a finales de los 90 cuando la elevación de la línea férrea abrió un nuevo espacio urbano.
En el 2014, con motivo del inicio de la Vuelta Ciclista a España, la remodelación de la gran fuente del Mamelón incluyó tres grandes venencias en el centro del lago artificial y una plaza está dedicada al venenciador y una calle a la venencia.

Con estilo japonés

El manejo de la venencia ha hecho furor en Japón. Actualmente hay acreditados por el Consejo Regulador unos 170 venenciadores oficiales, entre hombres y mujeres, la mayoría vinculados al sector de la hostelería. En sus lugares de trabajo suelen servir el vino a sus clientes de esta forma tan singular.
Una convocatoria que los reúne desde el 2002. Es el caso del personal del Sherry Club de Tokio, entre ellos la conocida Momoko (Margarita) Izumi y Kastuya Masuko.

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