Entropía, una metáfora social... ¿Por qué no?
Orientaciones y estrategias de psicología
Podríamos decir que este concepto refleja una medida del orden de un sistema físico y el origen del mismo hay que buscarlo en la segunda ley de la Termodinámica, pero su aplicación a los sistemas sociales podría arrojar mucha luz sobre ciertos elementos
Viene a colación el término, y su aplicación a los sistemas organizativos y sociales, para referirme a la siguiente cuestión: mantener en equilibrio y dentro de un cierto orden la organización social exige una inversión de energía ya que todo sistema tiende, de ahí el concepto de "entropía", espontáneamente al desorden. Esto es, ninguna estructura persiste a lo largo del tiempo "porque sí". Aunque no lo parezca, y ello es debido la mayoría de las veces a la pericia de los gestores de los mismos, determinadas estructuras organizativas funcionan de manera fluida y adecuada.
Aparentemente pueden no existir unas directrices milimetradas que articulen el funcionamiento de dicho sistema, véase aquí la influencia de nuestro carácter mediterráneo en contraposición a los anglosajones, pero la prueba de que existía un motor (o motores) detrás del funcionamiento de las mismas resulta patente cuando cambian las circunstancias organizativas o personales y, de la noche a la mañana, ese sistema modélico comienza a presentar pequeñas disfunciones, terminando por "griparse" el motor.
A veces, lamentablemente, no se valora suficientemente el esfuerzo de personas que, día a día, contribuyen con su prudencia, profesionalidad y diligencia al funcionamiento de estructuras organizativas muy diversas tales como empresas, centros docentes, hospitales, asociaciones y ONG's…. por citar algunas.
Esa falta de reconocimiento (que no halago, quede claro esto) se combina muchas veces con críticas absurdas, infantiles e injustificadas que hacen que las personas atacadas, injustamente, vayan perdiendo poco a poco las ganas de seguir trabajando en todo aquello que hacían por vocación o profesionalidad.
Desgraciadamente, el "tiro al plato" se ha convertido, en los ámbitos organizativos, en una actividad lúdica, gratuita y pocas veces penalizada. A través de esta práctica, personas de mala fe se dedican impunemente a destruir, atacar y "machacar" a otras que intentan construir continuamente nuevos y mejores escenarios de trabajo. No es infrecuente encontrar en muchos entornos profesionales a una caterva de "saboteadores profesionales" que, con refinadas malas artes, no hacen otra cosa que intentar restar y dividir energías.
El síndrome de "burn out", refleja básicamente esta realidad. Miles de profesionales amanecen cada día, antes de incorporarse a sus puestos de trabajo, con desazón, falta de interés, cansancio y agobio ante la dura faena que les espera en sus ocupaciones laborales.
En la mayoría de los casos, tratándose de buenos profesionales, acusan una falta de respeto y consideración por el desconocimiento del trabajo realizado.
No "quema" tanto el trabajo, si éste es reconfortante y nos permite realizarnos vocacional o profesionalmente, como la injusticia y la desconsideración.
A veces este perfil psicológico puede ser enmarcado en el contexto de una relación de acoso laboral y, consecuentemente, es posible (aunque difícil) identificar a los/as acosadores/as.
Otras tantas no se produce en un contexto tóxico, no siendo producto de la mala fe o mala intención de un atacante sino de la desidia y desconsideración crónica que a muchas personas les hace no valorar el trabajo ajeno.
Aquí, como en muchos otros sitios, sería necesario que cada cual hiciera lo que tiene que hacer, respetase a los demás e intentara ponerse de vez en cuando en la piel de los demás (empatía); en suma, algo tan fácil de enunciar pero, por lo visto, tan difícil de conseguir como "vivir y dejar vivir".
juantobe@gmail.com
También te puede interesar
Lo último
Contenido ofrecido por Turismo de Ceuta
Contenido ofrecido por CEU en Andalucía