Jerez

Faustino, o la felicidad

Caricatura de Faustino. Caricatura de Faustino.

Caricatura de Faustino. / Por José María Bernabé.

"Reposa aquí el Bar Juanito,

que inventó los alcauciles

aquel día que los civiles

multaron los pajaritos" (de Yacimientos Extraordinarios)

A los cuatro metros, escasos que separaban, en la Plaza de la Yerba, la vieja Cruz Blanca de antiguo bar Juanito mi padre los llamaba la Linea Maginot; porque esa era la distancia que alejaba una batallita- de marisco- de una guerra de pajaritos y costillas en adobo. De este primer recuerdo de Faustino deben hacer ya cuarenta y tantos años, y no logro distinguirlo del Faus sonriente al que saludé el Jueves pasado en la puerta de su casa de la Calle Sevilla. Deben ser la felicidad y la alegría, que no gastan arrugas.

Porque a la barra del Juanito no íbamos solo a beber y comer- que también, y bien-, sino a encontrar un rato de regocijo y contentamiento en la figura oronda y riente de Faustino; incluso cuando perdía peso seguía transmitiendo esa imagen de gordito dichoso, en cuyo semblante feliz hasta las gafas soltaban carcajadas.

Tengo una escena que, en mi memoria satisfecha, define al amigo que nos acaba de decir "¡hasta luego guapo!": hace muchos años fuimos a almorzar un amigo común y yo a una mesa de su casa de Pescadería Vieja, Faustino se sentó con nosotros, nos contó mil anécdotas divertidas de nuestros padres, nos puso de comer lo que le dio la gana y se zampó entre risas la mitad de lo que trajeron. Uno de los almuerzos más venturosos y despreocupados que recuerdo.

Faus, ve preparando vino, fideos, costillas y -ahora sí- pajaritos, que, donde estés y a ser posible más tarde que temprano, vamos a verte.

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