Fino 'La Ina', sin ningún apellido

"Es un nombre tan grande que no necesita apellidos". Con esas palabras, en clave informal, definió en un acto que tuvo lugar hace unos días el presidente honorífico del Grupo Caballero, Luis Caballero, el sentir de la empresa hacia su última gran adquisición, el fino 'La Ina', y la nueva estrategia de comercialización que está estudiando el grupo para la recuperación en los mercados de este fino, todo un clásico de la vinicultura del Marco.

El Grupo Caballero, a través de su filial jerezana Emilio Lustau, quiere relanzar esta marca, sobre todo en el mercado nacional, para lo que tiene previsto hacer uso únicamente de la fuerza que una marca como 'La Ina' tiene todavía en el imaginario de buena parte de los españoles.

Para cuando 'La Ina' tenga que salir sin su tradicional apellido 'Domecq' (sujeto al convenio de la primera venta de la marca, la que hizo Pernod Ricard a Osborne y ahora subrogado, al igual que un período transitorio de elaboración y custodia de las existencias en Beam Global, las antiguas Bodegas Domecq), la cúpula del Grupo ha llegado a la conclusión de que Lustau -un nombre poco conocido fuera de Jerez, ya que se trata de una casa muy centrada en los mercados exteriores- no iba a aportar gran cosa a 'La Ina' y que, si acaso, era Caballero el nombre que podía aportar a la marca, un nombre conocido y presente en toda España sobre todo gracias al ponche, pero al final también se ha desestimado, por lo que la presencia en el etiquetado y en el cartonaje de Lustau y/o de Caballero se va a circunscribir, poco más o menos, a la normativa legal que deben cumplir los fabricantes.

Hay que insistir en el peso que en la presentación de fino 'La Ina' ha tenido tradicionalmente el nombre de Domecq, tanto en el etiquetado como en la caja, al igual que en las otras tres marcas ('Río Viejo', 'Botaina' y 'Viña 25') que el Grupo Caballero ha comprado a Osborne. En el caso concreto de 'La Ina', "un marcón", tal y como la califica en tono coloquial el propio Luis Caballero.

Cabe recordar que a comienzos de año, el Grupo Osborne adquirió a la multinacional francesa Pernod Ricard 14 marcas de su propiedad, todas ellas procedentes de los antiguos catálogos de Pedro Domecq y Agustín Blázquez. Desde un principio quedó claro que el interés de la 'casa del toro' se centraba en las marca de brandy, como 'Carlos I', 'Carlos III' o 'Felipe II', lo que quedó plenamente confirmado con la venta, pocos meses después, de las cuatro marcas mencionadas al Grupo Caballero a través de Lustau.

Como se ha señalado más arriba será a partir de 2010 cuando concluya el período transitorio que se abrió tras la primera venta a Osborne para amortiguar el perjuicio que puede causarse al depositario de marcas, existencias y el know-how de su elaboración. Hasta entonces, salvo otro acuerdo, Caballero tendrá que esperar para llevarse la producción, si bien no parece que hubiera obstáculos para cesar de motu propio en el uso de 'Domecq'.