Los problemas para gestionar los contratiempos en el día a día están presentes en un porcentaje importante de nosotros. Personas que siempre se han considerado fuertes, en un momento de su vida no pueden con la situación. Las herramientas que han utilizado siempre, porque les han resultado útiles, ahora no sirven. ¿Dónde se buscan herramientas nuevas para estos nuevos tiempos?

Las herramientas que utilizan los psicólogos y psicólogas se podrían clasificar en tres grandes grupos, que son: la investigación, la evaluación y el tratamiento. La investigación consiste en estudiar a un número importante de personas, digamos 12.000 personas, que tienen una alteración determinada para averiguar qué es lo que hacen mal para experimentar esa alteración e ir acumulando cada vez más conocimiento en este sentido. La segunda herramienta, la evaluación, consiste en aplicar unos test diseñados para comprobar si otras personas que sufren la misma alteración cometen los mismos errores. Y, por último, la tercera herramienta, consiste fundamentalmente en enseñar los resultados de la evaluación y proporcionar recursos alternativos para superar la alteración.

El hecho de poder generalizar resultados se llama validez, es el método de análisis que pretende verificar si el hecho de que una herramienta sirva a unos, significa que también va a servir a otros. Desde hace años los científicos han acordado que la base de esta generalización está fundamentada en los estudios de meta-análisis (Elosua, 2003), es decir, en la comparación de los resultados entre los grupos de personas que forman parte de distintos estudios a lo largo de todo el mundo en condiciones parecidas.

Por tanto, conocer la investigación es requisito sine qua non para poder ofrecer un tratamiento o asesoramiento adecuado a quien sufre una depresión o un trastorno de ansiedad. La introspección, que es el estudio y análisis de la experiencia propia, fue la metodología usada por filósofos durante años y la que utilizan aquellos que aún hoy, desafían a psicólogos y psiquiatras, al tratar de participar en la salud mental de todos. Sin embargo, no es nada nuevo que la ciencia nos proporciona métodos de estudio muy superiores a aquellos, que incluso nos permiten predecir, en términos de probabilidad, si alguien puede padecer algún día una alteración emocional.

En la 'Regulación de las emociones en el día a día' (Mestre et al., 2017) varios profesores de la Universidad de Cádiz y yo hemos recopilado una gran cantidad de información sobre estas tres herramientas de la Psicología: investigación en relación a las emociones y el bienestar, herramientas para evaluar o conocer aquello que nos provoca alteración y, por último, las estrategias que han demostrado ser efectivas para otras personas en la resolución de sus problemas emocionales.

Una de las estrategias que más suele interesar sobre el tratamiento de las alteraciones emocionales consiste en aprender a relativizar y tomar perspectiva de los acontecimientos traumáticos para minimizar su impacto, en vez de magnificar y rumiar el acontecimiento multiplicando su efecto negativo. Son estrategias de las que unos disponen de forma espontánea y que otros, sin embargo, tienen que aprender.