"Hace años hubo un cónclave para que 'Gorriones', 'Olmedos' o 'Sacrificios' no llevaran pasos"

Antonio de la rosa. Autor del libro 'antiguos capataces de jerez'

El autor, con la publicación ante el altar del Rosario en La Victoria.
El autor, con la publicación ante el altar del Rosario en La Victoria.
F.a. Jerez

23 de marzo 2014 - 01:00

-¿Tiene Jerez un pasado rico en la costalería?

-Sí, por supuesto. Además, con bastante variedad, tenemos nuestra seña de identidad propia con la collera o molía, han venido costaleros de El Puerto de Santa María en el siglo XIX o cuadrillas de Sevilla en el XX.

-En tiempos de los asalariados hubo dinastías, ¿por qué hoy no perduran esas sagas?

-En nuestras cofradías la historia se olvida muy deprisa. Hace unos años hubo un 'cónclave' para que los 'Gorriones', 'Olmedos' o 'Sacrificios' dejaran de llevar pasos y lo consiguieron. Hoy en día pasa lo mismo con los hermanos, no es lógico que Erdozain, José Luis Sánchez o Jesús Ramírez, no lleven ningún paso.

-Este libro sigue la estela del de 2001 'Chicotá' que se dedicó a los hermanos costaleros.

-Chicotá fue un primer estudio, nunca se había realizado en nuestra ciudad un libro sobre los capataces y costaleros. En aquel libro intentamos recoger la historia más reciente de la costalería, centrándonos en los hermanos costaleros con apuntes de las cuatro dinastías.

-Divide su trabajo en cuatro capítulos que se relacionan con diferentes épocas.

-El capítulo I va desde el siglo XVI al XVIII, y en él vemos el origen de los costaleros en nuestra ciudad. El siglo XIX, se incluye en el capítulo II y se analizan las Hermandades y sus pasos, lo que nos llevará a la evolución de las cuadrillas de costaleros. De las cuatro dinastías, Gorrión, Olmedo, Pepe Domínguez y Sacrificio trata el capítulo III. Y por último, en el capítulo IV hablaremos de la presencia e influencia de los capataces y cuadrillas sevillanas que vinieron a nuestra Semana Santa.

-El capítulo final lo dedica a capataces y costaleros sevillanos que trabajaron en Jerez.

-En la segunda década del siglo XX, nuestra Semana Santa dio un giro de 180 grados con la adquisición de varios palios a hermandades sevillanas. Las medidas de aquellos pasos hizo que se tuvieran que contratar a esas cuadrillas y a sus capataces, ya que su peso y sus dimensiones eran un problema. Desde 1928 hasta 1968, exceptuando algún año de la II República y 1936, siempre hubo al menos una cuadrilla de Sevilla en nuestra Semana Santa.

-Son 154 fotografías y documentos los que recoge el libro. Atrévase a comentarnos el más o los más curiosos o hilarantes.

-Es difícil, quedarse con algún documento. Pero se podría destacar, los pagos de los mozos que portaban la Custodia en 1729, el abono en hachas de ceras o reales de vellón por llevar los pasos en el siglo XVII, el listado de las propinas en la cuadrilla de palio de los Sacrificios en 1972, los contratos de las cuadrillas sevillanas…

-¿Hay conclusiones? ¿Tal vez que el paso del tiempo no hace mella en la temática costalera sobre todo cuando es en tono polémico?

-Analizando el libro te das cuenta de cómo se ha ido fraguando todo este mundo desde el siglo XVI, con especial relevancia en la parte central del siglo XX, las cuatro dinastías de capataces jerezanos y las cuadrillas de Sevilla fueron la semilla de la costalería que hoy tenemos. Siempre se ha hablado de la conducta que tienen los costaleros, esto no viene de ahora, en la supresión de las cofradías en el siglo XVIII ya existe un documento sobre esto, y viendo los contratos de mediados del siglo XX había cláusulas sobre la actitud de las cuadrillas.

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