Hogar... ¿dulce hogar?

Vecinos de diferentes barriadas de la ciudad con problemas estructurales denuncian el poco caso que les hacen desde las administraciones pertinentes sobre su situación

Hogar... ¿dulce hogar?
Hogar... ¿dulce hogar?
J.p. Lobato Jerez

10 de febrero 2014 - 01:00

Reza en el diccionario que una 'casa' es el lugar donde se habita. Se entiende, por tanto, que habitable debería ser una de las cualidades básicas para considerar hogar a cualquier habitáculo más allá de tener cuatro paredes y un techo. Este problema se plantean vecinos de distintas barriadas de la ciudad, como La Plata, La Vid, La Asunción, La Constancia y San Juan de Dios. Estos ciudadanos, sobre todo los de estos tres últimos barrios, conocen bien lo que significa vivir con miedo en sus pisos debido a la deficiencia en la estructura de los inmuebles, ya que hacen su vida diaria entre puntales, humedades y malogradas zonas comunes esperando una respuesta activa de las administraciones públicas pertinentes, en muchos casos la Junta de Andalucía y en otras el Ayuntamiento. En estas páginas, el testimonio de habitantes y presidentes vecinales que aguantan esta situación a diario, rezando por que se cumplan promesas políticas.

LA CONSTANCIA

Casi cinco años y medio hace que Paco Flores y su esposa quedaran sepultados bajo los escombros de su propia vivienda después de que el suelo venciera. No hubo que lamentar pérdidas personales, pero algo cambió en la mente de los vecinos de los casi 40 bloques de la barriada. Desde ese momento no han sido pocos los techos que se han desprendido, siendo el último caso el registrado el pasado jueves en el bloque 6 de la plaza Lagartijo.

Carmen es otra vecina de La Constancia que tuvo que dejar su vivienda el pasado mes de marzo para alquilar un piso justo debajo del suyo, debido a que una noche de viento su techo empezara a vencer. La misma situación ocurrió a su otra vecina de escalera, cuyo piso permanece cerrado, con el techo de la vecina completamente caído, porque a sus 83 años ha tenido que irse a vivir con su hija.

Ocho pisos están apuntalados, en la misma situación de Carmen, hoy día en La Constancia. A esos hay que añadir los que ven crecer las grietas en sus techos y paredes con el anhelo de que la Junta cumpla su promesa y rehabilite sus viviendas con otros que no tienen dinero para poner un puntal. En este sentido, la administración andaluza firmó el pasado 2009 un convenio para el arreglo de 36 comunidades en dos años, así como un segundo acuerdo en 2011 con el Ministerio de Fomento ampliando esta actuación durante cuatro años. El presidente de la comunidad ha remitido ya a la Junta un informe donde especifica que 12 viviendas necesitan de rehabilitación urgente. "Menos millones en el carril-bici y más centrarse en cosas que de verdad importan, que nos vamos a ver con el techo en el suelo y no hacen nada", sentencia Juan Miguel Payán, vicepresidente de la asociación de vecinos.

Fátima, presidenta de otra de las comunidades de La Constancia, con las promesas políticas bajo el brazo en forma del proyecto urbanístico que recoge la rehabilitación, lo tiene claro, "no ha pasado nada porque somos prudentes. Pero esto es para liarla, vivimos con miedo, no es humano. ¿Acaso están esperando que pase una tragedia para intervenir?".

LA PLATA

Tres años hace que en la barriada de La Plata no se dan muestras de rehabilitación. La junta directiva de la asociación de vecinos se acogió a dos planes de ayuda de la Junta de Andalucía, en 2005 y 2007. Poco más de la mitad del barrio ha sido beneficiario de la rehabilitación aprobada, en concreto 44 de 84 bloques en los que no se reflejan las 66 casas adyacentes a las torretas. Un total de 591 viviendas que deberían haberse visto favorecidos con estas obras.

Antonio Ramos, presidente de la asociación vecinal, explica que "el estado del resto de bloques sin rehabilitar está en inminente riesgo de caídas y pendientes de enfoscado". En La Plata existe ahora mismo un piso apuntalado por riesgo de derrumbe y Ramos, en este sentido, denuncia que "muchas son las promesas y pocas las realidades para que se autorice y desbloquee la paralización de las citadas rehabilitaciones en nuestra barriada". En el caso de ocurrir "alguna desgracia", "nos presentaremos en la causa como acusación particular por no atender las demandas de los vecinos", apuntilla el presidente.

LA VID

Puede ser el barrio más afectado de este conjunto, pero también lleva esperando varios años a que se cumpla una de las partes del convenio firmado con la Junta, el del arreglo de las zonas comunes y exterior de los edificios. Hace un año que se llevó a cabo la rehabilitación urgente de una de las viviendas de la zona, apuntalada y con riesgo de derrumbe de uno de los balcones del portal 4 de Raboatún. María, la presidenta de la comunidad se sincera, "sabemos que hay barriadas que necesitan de obras más urgentes, pero que a la Junta no se le olvide que fueron ellos los que ofrecieron estas subvenciones y deben cumplirlas. Aquí nadie le pidió nada".

SAN JUAN DE DIOS

"Nos sentimos abandonados", sentencia el presidente de la asociación vecinal de San Juan De Dios, Antonio Hedrera. El barrio está compuesto por 360 viviendas pendientes de un convenio firmado por el Ayuntamiento, a partir del cual se reubicarían "a los vecinos en nuevos bloques construidos tras tirar los antiguos". La primera -y única- actuación de esta iniciativa se llevó a cabo hace 6 años, como demuestra la única torreta presente en la zona del barrio.

Debido a este programa de reubicación, la pescadilla se ha cenado la cola. "El Ayuntamiento nos dice que no va a invertir dinero en unos pisos que van a tirar 'próximamente'. Lo mismo opinan los vecinos de sus viviendas, ¿para qué gastar un dinero que ni se tiene, si la mayoría no pagan la comunidad?", explica Hedrera.

El mal común dentro de estas viviendas son las fuertes humedades que afectan, sobre todo, a las habitaciones en la planta superior debido a la lluvia o en los bajos, a causa del mal estado de los bajantes. "Hasta dos y tres veces en el año tenemos que pintar si queremos tener las habitaciones en buen estado, y ni eso aguantan", se queja una de las ciudadanas mientras aparta la cortina de la pared que ha pintado hace dos meses.

El caso de Joaquín e Isabel, de 74 y 76 años, es extremo. Ella, debido a una enfermedad en las piernas le es imposible subir ni bajar escaleras, por lo que hace vida en los pocos metros cuadrados que componen la planta baja de su vivienda, el salón y la cocina. Así lleva 6 años, sin salir de casa ni ver su habitación. "Para asearme, pues como hacíamos con Franco, un barreño. Solo pido que me reubiquen en un bajo o en una de las nuevas viviendas para que pueda tener mi cuarto de baño y que me dé el sol".

Las zonas comunes del barrio no ofrece un aspecto mejor. Acerado casi inexistente, mayoría de escalones partidos o un asfaltado de más de 30 años con grandes socavones provocados por la lluvia. "El Ayuntamiento funciona depende de la delegación que te dirijas. Algunas, como Medio Ambiente, sí que nos hacen casos y otras, como Infraestructura o Urbanismo, aún estamos esperando que nos den una contestación válida", denuncia Hedrera, quien explica que la fecha que le han dado para retomar la construcción de los bloques desde el Consistorio es "cuando el banco dé dinero".

LA ASUNCIÓN

José Manuel Pujazón compró su piso en La Asunción hace ocho años con planes de boda. Cuál fue su sorpresa cuando al empezar las obras en su vivienda para ponerla a su gusto, vio las vigas que aguantaban el techo del bloque. Hasta la boda tuvieron que cancelar. "Corriendo llamé a Urbanismo y nos dijeron que no entráramos ni para airear el piso. Nos exigen que apuntalemos el piso, pero que corra todo de nuestro gasto, ¿y de dónde saco yo 1.500 euros si llevo 8 años pagando la hipoteca de un piso que no estoy disfrutando?", lamenta el jerezano.

Cuatro tandas de rehabilitaciones ha sufrido el barrio de La Asunción desde 2005 tras un convenio con la administración andaluza. La última se realizó el pasado 2010, dejando sin reformar otro medio centenar de pisos que siguen necesitando de reforma. Incluso ocurre la circunstancia de que viviendas ya rehabilitadas necesitan una nueva rehabilitación, como ocurre en el bajo situado en la calle Estrella donde una raja visible desde la carretera se dibuja macabramente sobre su fachada.

Los últimos arreglos acontecidos en esta barriada se realizaron después de que vecinos con barrios apuntalados se manifestaran con tiendas de campaña frente al Ayuntamiento a finales del pasado año 2012 para que vieran sus pisos rehabilitados, por fin, el pasado mes de abril. Desde entonces, nada. Luisa Lara, vicepresidenta vecinal, no duda en hablar alto y claro: "los vecinos somos peones en el juego de la política. Aquí solo vienen los partidos en oposición para achacar al que gobierna que no cumple con nosotros y cuando suben ellos al poder no se acuerdan de nada. Y nosotros, sufriendo".

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