Jerez en el recuerdo

Ilustres de la medicina jerezana del siglo XIX

  • Una breve semblanza de tres prestigiosos médicos jerezanos para que su memoria no caiga en el olvido.

LEJOS quedaron aquellos tiempos en los que los médicos, con una trompetilla y sus manos para auscultar más el buen 'ojo clínico', tenían que diagnosticar y tratar de curar la mayoría de las enfermedades que afligían a la población. O cuando la cirugía se realizaba sólo con bisturí, pinzas, tijeras y algún que otro rudimentario tipo de anestesia o analgesia que sedara ligeramente al paciente durante la intervención. Y se hacía en muchas ocasiones en el propio domicilio del enfermo, en su propia cama. Ello nos da pie para hacer a continuación una breve semblanza de tres prestigiosos médicos jerezanos del siglo XIX, para que su memoria, envuelta por la patina del tiempo, no caiga en el olvido.

Manuel Ruiz de la Rabia

Casi al final de la calle Francos a la derecha encontraremos una diminuta plazuela, lugar donde se encuentra el Hogar Provincial Ntra. Sra. de los Dolores, antigua Casa Cuna. Dicha placita está rotulada con el nombre de Ruiz de la Rabia. Quizás nos hayamos preguntado alguna vez al pasar por allí quién fue este señor a quien se le dedica este lugar. A este respecto diremos que fue el Dr. Manuel Ruiz de la Rabia un médico cuya fama traspasó fronteras y se pudo contar como uno de los más prestigiosos médicos de su época. Nació en Comillas (Santander) en julio de 1802. A los 9 años de edad lo enviaron a Jerez con su tío Pedro que era presbítero en esta ciudad. Dos años después marchó a Sevilla en cuya Universidad cursó los estudios de Bachillerato de Filosofía, los cuales concluyó en 1818. A continuación ingresa en la Facultad de Medicina en Cádiz donde se licenció en 1824.

Nuestro ilustre médico, al parecer, no quedó del todo satisfecho con las enseñanzas recibidas en Cádiz, por lo que una vez terminada su carrera se marcha a París donde se matricula en su Facultad de Medicina, obteniendo en 1828 el título de Doctor por dicha Universidad.

De vuelta a Jerez, ejerció como médico y cirujano, estableciendo su consulta en su domicilio situado en el nº 42 de la calle Francos, practicando especialmente la especialidad de toco-ginecología. Se dice que asistió al nacimiento de más de la mitad de los jerezanos de su época. Su fama trascendió allende nuestras fronteras, tanto es así, que hasta del extranjero venían enfermos a su consulta. Ruiz de la Rabia fue siempre un defensor incansable de la entonces nueva corriente conocida como 'medicina racionalista', o lo que es igual: la medicina basada en conocimientos reales.

De su prestigio personal y profesional, así como su arraigada inserción en el tejido social de su tiempo, dan idea los numerosos nombramientos que poseía. Así el Dr. Ruiz de la Rabia fue miembro de la Sociedad Económica de Amigos del País; de la Academia Médica Matritense, así como correspondiente de la Academia de Ciencias Médicas de Montpellier. Disfrutó de los honores de Médico de la Real Casa, estando en posesión de la Gran Cruz de Carlos III y de la Encomienda de Isabel la Católica. Con estos datos creemos que nuestros lectores pueden hacerse una idea de la alta consideración social y profesional que gozaba este médico en su tiempo.

Pero dejemos que hable el prestigioso Dr. Revueltas y Montel, que se consideraba discípulo suyo, en una necrológica publicada en El Guadalete pocos días después de su muerte, decía entre otras cosas: "El bisturí en sus manos era el lápiz en las de un pintor; no hacía heridas, trazaba líneas, formando con ellas figuras geométricamente exactas que le daban el resultado conveniente. Fue la figura que representó las glorias del ayer, realidades de hoy, esperanzas del mañana. Y por su carácter y amor a la humanidad, modelo de desprendimiento, de largueza y generosidad".

Al día siguiente de su muerte, ocurrida el 30 de julio de 1878, la Academia Médico Quirúrgica Jerezana celebró sesión extraordinaria en memoria de su fundador. El Ayuntamiento, por su parte, en otra sesión celebrada el 7 de agosto de ese mismo año, acordó rotular con su nombre la antigua plaza de las Cadenas, cercana a la casa donde tuvo su domicilio, así como concederle a título póstumo en título de Hijo Adoptivo de Jerez. También y por suscripción popular se construyó un artístico mausoleo en el antiguo cementerio de Santo Domingo, el mismo fue realizado en Italia por el escultor florentino Augusto Franci. Hemos de decir que tras el cierre del citado cementerio este artístico mausoleo desapareció. En su ciudad natal, Comillas, hemos podido comprobar que una de sus calles principales lleva el nombre de tan distinguido médico.

Francisco Revueltas y Montel

Pocos meses después del fallecimiento del Dr. Ruiz de la Rabia dejaría de existir a la edad de 47 años su discípulo favorito, tal fue el Dr. Francisco Revueltas y Montel. Nació el Dr. Revueltas el 8 de noviembre de 1839 en la calle Corredera. Hijo del también médico Francisco de Paula Revueltas, cursó sus estudios de bachillerato en el Instituto Provincial San Juan Bautista de Jerez, ingresando a los 17 años de edad en la Facultad de Medicina de Cádiz, donde obtuvo su licenciatura en 1862 y el doctorado cinco años después.

Una vez acabados sus estudios universitarios, fija su domicilio y su consulta en el nº 27 de la calle Corredera, la misma casa donde nació, donde de 12 a 2 atendía diariamente a los enfermos de pago y los miércoles y sábados a pobres en consulta gratuita. Ejerció también como cirujano en el Hospital de Santa Isabel, donde ocupó el cargo de director. Destacadas fueron algunas de sus intervenciones quirúrgicas tales como una operación de ovariotomía que fue un hito en la historia de la medicina. Por otro lado, fueron varios los aparatos de exploración médica inventados por este médico, tales como el uteroscopio óptico, instrumento que aumentaba doce veces el ángulo de observación.

Fue muy destacada su participación en congresos médicos y en numerosas publicaciones, dejando siempre patente las bondades del vino de Jerez y su valor higiénico-terapéutico. En cuanto a sus publicaciones médicas caben destacar: Apuntes sobre una operación de ovariotomía (1875), Uteroscopio original (1877), Consideraciones higiénicas acerca de las aguas traídas a Jerez y a Cádiz (1878), Resección del calcáneo (1879), etc. También fue fundador de la revista La Gaceta Médico Quirúrgica Jerezana.

Republicano moderado, fue nombrado alcalde de la ciudad en marzo de 1873 en los inicios de la I República Española, en una época de grandes conflictos sociales. Durante su corto mandato, fueron muchas e importantes sus aportaciones a la ciudad, tales como la elaboración de un auténtico censo de habitantes, el inicio de las obras del nuevo mercado de abastos, el proyecto del cementerio de Santo Domingo o la creación de la Biblioteca Municipal inaugurada el 23 de abril de 1873. Falleció en su casa de la Corredera el 26 de mayo de 1887 cuando contaba 47 años de edad. A su muerte, la Corporación Municipal acordó rotular con su nombre una pequeña calle, prolongación de la de San Pablo, existente detrás de Corredera frente a la casa donde nació, aunque años más tarde dicho rótulo se colocó en la recoleta plaza que está junto al lateral derecho de San Dionisio.

Diego Ignacio Parada y Barreto

Este ilustre médico jerezano nació en 1829 en la calle Barja. Estudió en el Instituto de Humanidades de su ciudad natal, siendo discípulo preferido del célebre humanista y director del centro Juan María Capitán. Posteriormente pasó a Cádiz para cursar los estudios de Medicina los cuales completaría en Madrid, doctorándose con sólo 22 años.

Una vez terminado sus estudios de Medicina, se trasladó a Extremadura donde fundó a sus expensas un nuevo hospital. Posteriormente se instalaría en Madrid, desempeñando entre otros cargos el de secretario de la Academia Médico Quirúrgica de España. En la capital del reino, fue decisiva su participación para la creación de la Beneficencia Municipal y de las Casas de Socorro. Inventó un instrumento para la iridiotomía así como numerosas técnicas operatorias.

Desde muy joven se dedicó al cultivo de las letras, publicando numerosos trabajos literarios en diversas revistas y periódicos. Tradujo varios tomos del diccionario de ciencias médicas. Entre otros trabajos importantes que llegó a publicar entresacamos algunos como: Higiene del habitante de Madrid; Enfermedades de pecho que pueden simular tisis; Ensayo sobre topografía médica de Madrid; Estudio de una enfermedad nueva que puede llamarse "Paculosis palmo-palmar; Estudio sobre sanidad pública.

Parada y Barreto no se conformó con sus publicaciones e investigaciones médicas, sino que además cultivó los temas históricos, no en vano su obra Hombres Ilustres de Jerez de la Frontera e historia de esta población, es obra básica para la historiografía local. Otras como su Noticia sobre la historia y el estado actual en el cultivo de la vid, y, Escritoras y Eruditas Españolas le consagran como uno de los más eminentes historiadores de nuestra ciudad. Falleció en Madrid en 1881. En 1960 se rotuló con su nombre la calle peatonal existente entre el mercado de abastos y edificio del IARA en plaza Esteve.

FUENTES: Revueltas Carrillo, F., Biografía del Exmo. Sr. D. Manuel Ruiz de la Rabia, Imprenta La Crónica. Jerez de la Frontera, 1880. Doña Nieves, F, El Dr. Revueltas y Montel y su labor como Alcalde de Jerez en tiempos de la Primera República Española, colección Ensayo Caja de Ahorros de Jerez. Jerez 1987. Mariscal Trujillo A. La Sanidad Jerezana 1800 - 1975, Ed. EJE, Jerez 2011. Id. Jerezanos para la Historia, siglos XIX y XX, Editorial Tierra de Nadie, Jerez 2011.

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