El Rebusco

Jerez y sus vinos, vistos por las extranjeras viajeras

  • En sus libros de viajes dejaron memoria escrita de su paso por la ciudad

  • Pioneras del turismo femenino

La Cartuja vista por Lady Louisa Tenison

La Cartuja vista por Lady Louisa Tenison

Hasta hace bien poco ver a una extranjera paseando sola por las calles de Jerez resultaba algo exótico que despertaba la curiosidad de los locales.

Nos podemos imaginar los rostros de nuestros paisanos al observar extrañados que, por sus formas y maneras, no eran las mujeres que solían ver a diario.

En sus libros de viaje, que escribieron durante el siglo XIX y primera mitad del XX, podremos saber qué pensaban aquellas 'aventureras' de Jerez y sus gentes, y en especial de los vinos de la tierra, de los que no se privaron en catar.

La mayoría de estas mujeres, muchas venían acompañadas por su padre, esposo o algún familiar, procedían de Gran Bretaña, seguidas en este orden por nuestras vecinas, las francesas, y en menor número, las representantes de Estados Unidos, Italia, Suecia y Bélgica.

Las condiciones de los caminos, los medios de transporte, así como los alojamientos distaban de ser parecidos a los de sus países de origen.

Poco hay escrito sobre esta temática del turismo femenino, mencionar Andalucía y las viajeras francesas (1995), de Elena Echevarria, o bien Viajeras románticas por Andalucía (2008), editado por el Centro de Estudios Andaluces, y coordinado por Alberto Egea, o más recientemente, en el 2015, la obra colectiva Andalucía vista con ojos de mujer (2015).

En los tres casos se dan muy pocos nombres de estas mujeres que incluyeron Jerez en su itinerario, pero ninguna mujer aparece en la relación que hace Ramón Clavijo en su bien documentado trabajo Viajeros apasionados:Testimonios extranjeros sobre la provincia de Cádiz, 1830-1930 (1997).

Se podría concluir que Jerez no despertaba interés alguno en las 'turistas' de aquel periodo, hecho que no se ajusta a la realidad, tal como demostraremos.

Testimonios escritos que nos permiten conocer las experiencias vividas por estas pioneras, y aventureras, que se enfrentaron a multitud de inconvenientes para llevar a cabo su plan de viaje por estas tierras de la Baja Andalucía.

Elizabeth Lady Holland (1771-1845) estaba casada con Henry Richard Vassal Fox, barón de Holland, aristócrata, político e hispanista inglés, que en su juventud recibió clases de español por el presbítero jerezano Felipe Fernández.

Lady Hollandfue, junto con su esposo, una gran admiradora de España y su cultura. Su diario, que recoge sus dos estancias en nuestro país, 1802-1805 y 1808-1809, fue publicado en 1910 con el título de Spanish Journal.

A Jerez llega un lluvioso 15 de mayo de 1803, desde Osuna, permaneciendo en la ciudad un par de días, y siendo atendida por el comerciante de vinos escocés Mr. Gordon.

A su paso por la ciudad ("Xerez very cheerful"), admira sus jardines bien cuidados ("gardens well cropped and trimly kept"), y tiene la oportunidad de asistir a un espectáculo donde disfrutó del baile de bolero ("where the bolero was well danced").

Aunque después marcha a Cádiz, realiza una nueva visita a Jerez el día 22. En esta ocasión para cenar con los Gordon y la Marquesa de Campo Real, y donde tiene la ocasión de conocer las bodegas jerezanas, además de una nueva fiesta donde disfruta del bolero, la tonadilla y el sainete.

Por su parte, María Wilson, de la que no se saben muchos datos de su vida, lo que plantea algunas dudas, dejó constancia de sus recuerdos en Spain and Barbary. Letters to a younger sister, during a Visit to Gibraltar, Cadiz, Seville, Tangier(1837). Cuestiones de salud hizo que buscara climas más templados.

La carta X la dedica a su viaje desde Sevilla al Puerto de Santa María, y su estancia en Jerez.

Pasó por la ciudad en la primera semana de marzo de 1836, viajando en diligencia desde Sevilla, en su camino hacia El Puerto de Santa María.

Su padre, el coronel Wilson, estaba interesado en conocer las bodegas de 'Mr. G'. (que creemos se refiera a Gordon).

A ésta le seguiría Frances Anne Vane-Tempest (1800-1865), aristócrata inglesa.

En su A Journal of a Three Months Tour in Portugal, Spain, Africa (1843), cuenta su viaje por Portugal, España y Marruecos en 1839

En el libro se describe la excursión que Lady Frances realiza a Jerez, concretamente el 18 de octubre, para visitar las bodegas de Mr. Gordon, el cual había encargado a sus dos hijos recogerla en un carruaje al Puerto de Santa María. Venía de Cádiz, a la que había llegado por vía fluvial desde Sevilla.

La lluvia que caía ese día le impidió disfrutar del paisaje y los viñedos. Y nos cuenta la amabilidad y cortesía con la que Mr.Gordon la recibió, mostrándole sus grandes bodegas.

Unos años después llegaría Louisa Mary Anne Anson, Lady Louisa Tenison, (1819-1882), casada con el aristócrata Edward King Tenison.

Viajó por Andalucía entre 1850 y 1852, iniciando el viaje en Gibraltar

En el capítulo IX de su libro Castille and Andalucia (1853), dedica un amplio apartado a Jerez: 'Xeres, The Cartuja, Supression of The Religious Orders, Monastic Ruins, Start from Xeres', y donde se incluye un grabado de la Cartuja.

Había arribado al Puerto de Santa María, y llega a Jerez siendo la festividad de la Ascensión, por lo que la ciudad está muy animada.

Sobre su industria vinatera dice: "...the famous wines of Xerez ar prepared for the foreing market".

En ese periodo vendría otra dama inglesa, Lady Emmeline Stuart Wortley Mackenzie (1806-1855). Viuda desde 1844, se dedicó a viajar por medio mundo acompañada de su hija y unas amigas.

Su libro, editado después de su muerte, The Sweet South (1856), refleja, en los capítulos VIII y IX, su vivencia en Jerez (Xeres). Comenta de la ciudad la importancia de sus bodegas y vinos pero no parece mostrar interés por verlas ni por probarlos.

Describe la Iglesia de San Miguel, y detalla el trayecto que debe hacer el viajero si quiere conocer Jerez, que es tomar el barco desde Cádiz a El Puerto y desde allí coger una calesa.

En este caso tenemos a la aristócrata escocesa, Sophia Dunbar of Northfield (1814-1909). Sus habilidades como pintora quedan reflejadas en las ilustraciones de su libro A family tour round the coast of Spain and Portugal during the winter of 1860-1861(1862).

A Jerez le dedica su capítulo V. Se aloja en el hotel Victoria y, por supuesto, hace una cata de buenos vinos de Jerez, de los que comenta que es habitual darlos en los hospitales del país.

De Caroline H. Pemberton tampoco se ha escrito mucho, se la relaciona con la aristocracia.

En el capítulo XIII de su libro de viajes A winter in Spain (1868) lo titula así: Jerez de la Frontera-Sherry.

La fonda Jerez es el hotel que recomienda la viajera, pero indica que la comida y el servicio es pésimo, en cambio la ciudad es "extremely clean".

Las mejores bodegas para visitar, según ella, son las de los González, Domecq y Garvey.

Frances Elliot(1820-1898), viajó por el país entre 1881 y 1882. Su libro, Diary of an idle woman in Spain, se publicaría en 1884.

En el capítulo I del volumen II, 'Seville to Cadiz', hay un apartado a Jerez de la Frontera: "Then, on a surface flat as you hand, the renowed town of Jerez de la Frontera (Xeres) rises to view".

Pero al venir desde Sevilla hace este curioso comentario sobre las viñas con las que se hace el jerez: "Where the sherry comes from is a mistery, not a single vine-plant meets my eye".

Entrados ya en el siglo XX, nos encontramos a Ellen Mary Whishaw, de soltera Ellen Mary Williams y Windsor. Nacida en 1857, falleció en Niebla (Huelva), en 1937(?). Es la autora de My Spanish Year (1914).

Procedente desde Sevilla, por ferrocarril, recala en Jerez en el mes de septiembre. Desde aquí tomará un autobús que la llevará a Arcos de la Frontera.

En su breve visita comenta las fuertes relaciones del sherry con la ciudad: sus enormes bodegas repletas de vino, su cosmopolita hotel y sus numerosos millonarios.

Un año después de acabada la Guerra Civil, en 1940, vendría Dame Emilie Rose Macaulay (1881-1958), escritora británica distinguida por la reina como Dama del Imperio Británico. En 1894 comenzaría una fulgurante carrera como escritora y periodista. Fue una viajera incansable.

A Jerez dedica cuatro páginas de su Fabled Shore: From the Pyrenees to Portugal By Road (1949), incluyendo dos ilustraciones de la Cartuja jerezana.

Jerez es descrita de esta manera: "The sherry-coloured charm of Jerez" . Y, por supuesto, sus bodegas, muchas de ellas de origen inglés: "Jerez is, of course, full of British wine firms". No deja de admirar lo que queda de la Cartuja de Jerez en esos momentos.

Terminamos este apartado con Honor Lilbush Wingfield Tracy (1913-1989), y su libro Silk Hats and no Breakfast 1957), donde relata su viaje realizado en el verano de 1955. Parte del capítulo cinco y el seis del libro están dedicados a Jerez, donde permanece un par de días.

Gran parte de sus comentarios lo dedica a su visita de las bodegas de González Byass, sin dejar de realizar curiosos y atinados comentarios sobre los jerezanos, su carácter y sus costumbres.

Como se puede observar solo los miembros de la aristocracia, o con una buena posición, podían permitirse el lujo de este tipo de viajes. Es también el caso de la francesa Henriette-Lucy, Marquise de La Tour du Pin-Gouvernet (1770-1853), que en su Journal d'une femme de cinquante ans, 1778-1815, publicado en 1907, recoge su estancia en el Jerez de 1796.

Hace este comentario: "Al término del segundo día fuimos a Jerez, a solo cinco millas de distancia. Como necesitaba descansar, decidimos salir de nuevo en la caravana para llegar a Jerez por la noche. Cenamos muy temprano en la hermosa ciudad del Puerto de Santa María, a continuación, viajamos los tres en una calesa o cabriolet, similares a los que veo aquí en Pisa, donde escribo estos recuerdos.

Iba tirada por una mula grande sin brida, lo que parecía extraño, pero en su cabeza se balanceaba una pluma alta cargada de campanillas. Un muchacho joven, látigo en mano, saltó ágilmente sobre el pescante, pronunció algunas palabras cabalísticas, y la mula se puso al trote más rápido que un buen galope...Llegando a Jerez de la Frontera, tenía curiosidad por saber el precio que podría alcanzar una mula como la que nos había traído, me dijeron de sesenta a setenta luises. Me pareció caro".

La aventurera francesa Joséphine de Brinckmann (1808-?) dejó escrito 'Promenades en Espagne pendant les années 1849 et 1850' (1852). Viaje realizado a nuestro país entre octubre de 1849 y julio de 1850. Pasa por Jerez, después de visitar El Puerto de Santa María, en la segunda semana del mes de febrero de 1850.

Se recrea en el río Guadalete y reflexiona sobre la batalla que en el 711 se dio por aquel lugar, indicando a continuación que Jerez tiene una población de treinta mil almas.

Más adelante cuenta que "lo verdaderamente curioso en Jerez son las bodegas almacenes de vinos", visitando las instalaciones de M. Domecq, francés de origen y muy amable con sus compatriotas.

D´Auxais Léziart de Lavillorée (1827-1896), de alta alcurnia, viene a España para aprender el idioma. Sus impresiones quedan reflejadas en 'Impressions d´une solitaire en Espagne' (1878). Pasa por Jerez el 15 de enero de 1878, después de haber llegado a España por San Sebastián, el 10 de noviembre de 1877: ."...gráce a son commerce, es tres-riche,c´est una ville des 52.000 ámes, toute blanche".

La última de ellas fue Marie-Jean Blanc-Saint-Hilarie (1805-1890), con su libro de viajes 'L´Espagne Monumentale et Pitoresque' (1894).

En el capítulo XX cuenta el itinerario seguido entre Cádiz, Jerez y Sanlúcar. Describe diversos aspectos de la ciudad como sus bodegas y vinos (Jerez aux caves prodigieuses, aux pieces de vin innombrables), las casas consistoriales, el Alcázar, la plaza de toros, la música (le tango americano), y las mujeres (le plues belles femmes du monde), etc.

Finalmente, de Bélgica, la condesa Juliette de Robersart (1824-1900), autora de 'Lettres d´Espagne' (1866).

En su carta XVIII, fechada en Cádiz el 6 de mayo de 1863, recoge sus impresiones, poco placenteras, de su excursión a Jerez, donde visitó las bodegas de Domecq y González. Aunque en otra misiva, de 9 de mayo, comenta: "¡Aventuras tras aventuras! Te he dicho que bebí vino de Jerez en Jerez".

Otras visitantes ilustres fueron: Gerd Ribbing (1889-1979), miembro de una antigua y noble familia sueca, la italiana Elena Mario, y la 'misteriosa' escritora alemana Irene de Suberwick.

Del otro lado del Atlántico llegó Caroline Elizabeth Cushing (1802-1832), casada con el jurista y político americano Caleb Cushing. Realizaron un viaje de dos años por Europa, entre 1829 y 1831. En el volumen II describe en su carta número XIX, enviada a su padre, el viaje por España con su marido. Pasaron por Jerez a finales de enero de 1830. Aunque fue una visita rápida para comer y cambiar las postas recoge unos comentarios sobre la ciudad y su entorno.

Sus experiencias quedaron reflejadas en dos libros: Letters Descriptive of Public Monuments, Scenery and Manners in France and Spain (1832), y Reminiscences of Spain (1833).

La escritora, y activista social americana, Katherine Lee Bates (1859-1929), viajaría a España en 1899, enviada por el New York Times para informar sobre este país tras la guerra de Cuba. Los artículos enviados al diario neoyorquino se reunieron en un volumen, Spanish Highways and Byways, publicado en 1900.

En el capítulo XI del libro describe su excursión a Cádiz, desde Sevilla, por vía fluvial.

Desde Cádiz va a Sanlúcar, y luego a Jerez, donde seguirá su camino de vuelta a Sevilla en tren. Era el mes de abril, y ante el retraso del tren da un paseo por la ciudad: "Otra población enjalbegada y con palmeras cuyos famosos vinos la han convertido en la tercera población mas rica de España. Lo que hay que hacer en Jerez es visitar las bodegas y probar los ricos vinos atesorados en los enormes toneles..."

Finalmente, Clara Elizabeth Laughlin, nacida en Nueva York en 1873, y fallecida en 1941, era una escritora, periodista especialista en viajes.

En el capítulo V de su libro So You´re´re Going to Mediterraean (1935), titulado Spain, cuenta su paso por Jerez. Hace mención a las bodegas de Gonzalez Byass y Domecq, destacando el jerez amontillado.

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