Jerezanos confinados más allá de la frontera
Testimonio de tres jerezanos que viven en el extranjero
Ana Fernández, Jesús Cantoral y Jesús Mateos viven esta pandemia por el coronavirus confinados en sus viviendas de Burdeos, Londres y Varsovia
Jesús Mateos, Jesús Cantoral y Ana Fernández son tres jerezanos que viven en el extranjero el confinamiento por el coronavirus. Residen respectivamente en Varsovia, Londres y Burdeos, y no sólo se enfrentan al virus en sus países de residencia, sino que son testigos de cómo se ve esta pandemia en España desde el extranjero. Aquí tres voces jerezanas más allá de la frontera.
–¿Cómo vivió los primeros momentos de alerta en España desde tan lejos?
–Ana Fernández: Cuando saltó la noticia de la expansión del virus en España puedo decir que, por primera vez, sentí el deseo profundo de regresar a mi casa. De hecho, me planteé comprar mi billete de vuelta pues el cierre total de fronteras me resultaba clarísimo que se iba a producir –no llegó a volar para evitar posibles contagios a su familia–. Por mi trabajo online para España he tenido mucha información sobre las medidas que el Gobierno ha ido implantando. Miraba mucho la televisión española y quise informarme bien de lo que estaba sucediendo en nuestro país. Pero pronto me di cuenta que tanto nivel de información me estaba empezando a asustar. Entonces, decidí centrarme en canalizar bien las noticias que quería que me llegasen a Burdeos y, poder así afrontar el confinamiento en Francia con el mayor nivel de responsabilidad posible por mi parte.
–Jesús Mateos: Oíamos muchos relatos de todo tipo y muchas veces contradictorios: el oficial del Gobierno que cambiaba de un día para otro, el de Italia, el de Reino Unido, el de China, los bulos de internet.... Como también trabajo con italianos sabíamos que era una situación grave. En realidad no le di crédito hasta que llegamos al confinamiento. En Polonia se empezó a la par que en España, pero no había tantos infectados afortunadamente.
–Jesús Cantoral: Llevo viviendo en Londres desde hace un mes, coincidió con el inicio de la pandemia, justo con toda la confusión e incertidumbre. Nadie sabía si esto iba a durar un par de semanas o más, y salvo Italia los gobiernos europeos aún no habían impuesto medidas de confinamiento. Todo eran recomendaciones y más bien confusas. Tenía todo preparado para irme a Londres (vivía antes en Holanda) los trámites burocráticos, una habitación, la beca Erasmus concedida... Después de hablarlo con mi familia y tutores en la universidad decidí venirme a Reino Unido con la esperanza de que tras unas semanas de confinamiento pudiera incorporarme a la Universidad aquí, pero no he llegado a pisar el laboratorio y dudo que vaya a poder hacerlo pronto.
–¿Cómo está viviendo ahora el aislamiento desde su piso?
–Ana Fernández: Me encanta mi piso y tiene una energía muy bonita. Disfruto mucho de él con el confinamiento. Intento que esa energía no se vaya y me cuido para que la falta de libertad y carencia de los míos no me debilite. Tengo la suerte de teletrabajar bastante y eso me mantiene con la mente muy ocupada. Además, todos mis familiares y amigos están muy pendientes de mí. En ningún momento me he sentido sola.
–Jesús Mateos: Puedo trabajar desde casa, así que estoy bastante centrado. Es incómodo pero mucho mejor a que te despidan o te obliguen a coger vacaciones... Me entretengo leyendo libros y tebeos; dibujando, no tengo ni tele, ni plataformas digitales de cine y series tipo HBO, Netflix, etc. También cocino siempre, que lleva su tiempo y lo mejor de todo es que como tengo una perrita la puedo sacar a la calle y aprovecho para estirar las piernas y despejarme. Y por supuesto, mucho Skype con la familia y los amigos.
–Jesús Cantoral: Por suerte vivo con cinco compañeros encantadores de mi edad que también son extranjeros y trabajan desde casa. Se me hace extraño porque no los conocía de nada y estoy viviendo un momento histórico y muy difícil con prácticamente desconocidos. A pesar de todo, creo que estar en situaciones parecidas, siendo de otros países y teniendo a nuestros seres queridos lejos, nos hace querer apoyarnos y hacernos todo más fácil y llevadero.
–Para los españoles que estáis fuera, ¿creéis que el Gobierno manda un mensaje claro?
–Ana Fernández: El único mensaje en claro que sin duda ha dado el Ejecutivo es el de quedarse en casa. Ese mensaje ha calado en la población de manera significativa. En cambio, las medidas basadas en razones de urgencia y necesidad, amparadas por la situación actual que vivimos de Covid-19, en su mayoría, instrumentalizadas en Reales Decretos, hace que si bien la urgencia resulte clara, la necesidad no lo sea tanto. La falta de concreción y exactitud de sus consecuencias, desde mi punto de vista, lo único que genera es una mayor inseguridad e incertidumbre para todos.
–Jesús Mateos: ¿El Gobierno de España un mensaje claro? Sí, por supuesto: el de la falta de escrúpulos. Tenían los datos y los números, veían lo que pasaba en Italia y no pusieron las medidas en acción con antelación para no perder los votos de los colectivos feministas, ‘Nos va la vida en ello’ decía la ministra... Han dulcificado la situación y minusvalorado el peligro. Se habrían ahorrado los contagios producidos en estadios de fútbol, parroquias y mítines de la oposición de aquel fin de semana. Las ciudades grandes siguen sin cerrarse, qué más decir...
–Jesús Cantoral: Quizás ahora las directrices son más claras, pero las primeras semanas fueron un caos absoluto. Desde primero recibir un SMS sugiriendo que de movernos lo hiciéramos cuanto antes a una corrección posterior diciendo que sólo viajáramos cuando fuera estrictamente necesario. Mi situación quizás es excepcional, pero se me hizo especialmente difícil enfrentarme a la incertidumbre de la pandemia entre mensajes confusos y contradictorios por parte de los gobiernos de España, Holanda y Reino Unido.
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