Mario tenía unos tres años cuando visitó su primer zoológico. Su familia no vivía en la ciudad, pero le hablaron "muy bien" del parque jerezano, así que cogieron el coche y el pequeño Mario descubrió un mundo que le cautivó. Mejor dicho, descubrió un animal que le enamoró. Las jirafas. "Estábamos viendo todo el Zoo cuando nos tocó la parte de las jirafas. Ni te imaginas cómo abrió la boca, quedó sorprendido totalmente. Quisimos seguir el paseo pero nada, no se movía de la reja. Durante toda la mañana lo único que quería era volver a ver a las jirafas, no sé cuántas veces tuvimos que ir. Así que antes de irnos pasamos por la tienda del Zoo y de todos los peluches que había él señaló sólo uno. Una jirafa", recuerda su madre, Ana María Peña.

Mario falleció en enero de 2016 a los 19 años por muerte súbita. Nunca se separó de su peluche, al que a los tres años llamó 'Jiráfali'. El pasado mes de abril nació una cría de este animal en el Zoo y tras conocer la historia de Mario, la dirección del parque decidió que no había mejor nombre que 'Jiráfali' para el nuevo miembro de la familia. "Cuando leí que había nacido una jirafa en donde empezó todo pensé ¡qué casualidad! No perdía nada por contar su historia y gustó. Para nosotros es como el cuento de Pinocho...", señala la madre.

"Desde que se llevó la jirafa del Zoo dormía todos los días con ella, incluso cuando era un adolescente. Cuando la lavábamos, él se ponía delante de la lavadora esperando que terminara para poder llevarse de nuevo a su peluche. Ahora, cuando vemos una jirafa vemos a Mario", declara Ana María. La pasión del joven por este mamífero la quiso plasmar en un tatuaje, "tenía cita para marzo, pero falleció meses antes. Fui yo. Tengo tatuado lo que él quería dejar dibujado en su piel. Lo tengo yo y muchas personas que lo quisieron. Su novia tiene tatuada una jirafa, su cuñada también e incluso sus amigos más íntimos se lo han dibujado".

Mario era un niño sano, deportista, de ojos grandes, con piercing en las orejas y estudiante de Cocina. Quería disfrutar más del día que de las noches. Extrovertido, amante de los animales, amigo de sus amigos, y ahora también forma parte de la gran familia del Zoobotánico de Jerez. "Donde había manchas de jirafas se le iban los ojos. El último regalo que le hizo a su hermana Daniela fue una taza con el dibujo de este animal. Él regalaba muchas cosas de jirafas porque para él representaba muchísimo. Mario siempre decía que le transmitía energía positiva, tranquilidad, elegancia. 'Sin Jiráfali no puedo dormir mamá', me decía cada vez que intentaba que cambiara de muñeco. También me decía que las jirafas eran los animales con el corazón más grande..., no sé por qué, pero era pasión. Le transmitían algo bueno, como era él. Un niño bueno y sensible", cuenta su madre, quien junto al resto de la familia estará mañana sábado en el Zoológico para los actos dedicados a este animal a partir de las 12,30 horas.

"La vida nos ha dado un vuelco y lo que él sentía por las jirafas ya lo sentimos nosotros. Yo no lo entendía antes, ahora sí, ahora siento esa energía de la que tanto me hablaba. Cuando nació la cría en el Zoo de Jerez pensé ¿esta jirafa no va a ser nada para nadie? No podía permitirlo. Cuando ocurrió todo le hice una promesa. Le prometí que yo haría realidad sus sueños, así que si ahora Mario ve que una pequeña jirafa de 'su' Zoo lleva el nombre de su peluche debe estar alucinando", reconoce Ana María. La familia del joven agradece la disposición del Zoológico para la iniciativa, "no son conscientes de todo lo que representa esto para nosotros. El sábado iremos y llevaré a 'Jiráfali'. Va a ser muy emocionante". Mario se crió con una jirafa de tela bajo el brazo y desde abril su peluche tiene vida.

Todo empezó en el zoo.Arriba, la primera fotografía de la cría del Zoo que nació en abril. Abajo, Mario Ortiz Peña y su peluche 'Jiráfali', un muñeco que compró en Jerez cuando tenía 3 años.