Jugar y educar van en la misma onda

La asociación juvenil Bululú lleva actuando en el barrio de La Granja a favor de proyectos encaminados a la educación en valores a niños de 6 a 17 años desde 1988

Un grupo de jóvenes juega, hace unos días, en la asociación juvenil Bululú.
Un grupo de jóvenes juega, hace unos días, en la asociación juvenil Bululú.
J.p. Lobato Jerez

29 de diciembre 2014 - 01:00

Respeto, tolerancia, amistad, igualdad, equidad, igualdad de oportunidades y derecho a la educación. Estos son solo algunos de los valores con los que trabaja la asociación juvenil Bululú desde hace más de 26 años. El equipo humano está compuesto por 12 educadores que trabajan con una media de 100 niños cada sábado de 11 a 13 horas en el centro social de La Granja.

Francisco Javier Rodríguez, más conocido entre sus compañeros como 'Chicho', es uno de estos monitores de tiempo libre. El joven explica que "aquí no pasamos lista. Es decir, los padres no tienen que apuntar a los niños para poder traerlos, vienen el sábado que quieran y ya los distribuimos entre los distintos grupos. El único recuento que tenemos es que a cada niño le hacemos una ficha con sus datos personales y médicos, así como la autorización de los padres para que los niños aparezcan en las redes sociales o contenidos web de la asociación". Bululú divide a sus niños en cuatro grupos: pequeños (hasta 8 años), medianos (hasta 11), mayores (hasta los 13) y jóvenes (hasta los 16), "aunque también depende de las características y madurez de los niños", explica Chicho.

Además de la diversidad de proyectos que Bululú lleva a cabo, uno de los aspectos que más valora su equipo es que "por desgracia somos el último centro de tiempo libre (CTL) que continúa vivo en Jerez. Trabajamos distintos bloques temáticos como educación para la paz, coeducación, interculturalidad, educación en la diversidad, el respeto, la tolerancia, ese tipo de valores...", explica el monitor. El de CTL es uno de los proyectos orientado a los jóvenes a partir de 17 años, cuando comienzan a formarse como nuevos monitores. Esto lleva a que la asociación sea una auténtica familia, "se ha dado el caso de monitores que han sido padres de algunos niños durante el curso", señala Rodríguez antes de lamentar que "antes teníamos más grupos de formación y nos reciclábamos constantemente. Ahora hemos tenido una racha sin ese grupo porque el único que había eran tres o cuatro chavales y nos habíamos llevado muchos años sin reciclarnos. Este año sí que tenemos un grupo de 10 o 11 chavales que vienen pisando fuerte".

Aunque su sede es el centro social de La Granja, llevan a cabo actividades en otras instalaciones como el colegio del barrio, ya que como explica Chicho, "el centro nos incluye en su plan de apertura y nos sirve para llevar a cabo algunos de los objetivos marcados con cada grupo". Algunas de las actividades favoritas de los pequeños son los campamentos de invierno y verano, para lo que en muchas ocasiones se hacen sorteos y fiestas con las que recaudar dinero "porque en la situación de crisis, a los padres les cuesta mucho asumir estos gastos y hay algunos que tienen a todos sus hijos en la asociación, así que imagínate", confiesa Chicho. Precisamente, el tema económico es uno de los problemas para la asociación juvenil, ya que "desde antes de la crisis venimos sufriendo la falta de subvenciones. Solo nos llega cada dos años la ayuda de la Junta para la compra de material, pero los usamos tanto que dos años es demasiado para reponer los materiales, así que cada vez que hacemos algo 'grande' son los padres los que sufragan el gasto", cuenta el monitor de Bululú.

La crisis, según Chicho, hace aún más necesaria "la educación en valores. Es algo que está muy olvidado en los centros educativos, cada vez se centran más en un currículum cerrado de materias como Lengua, Matemáticas o Inglés". Uno de los proyectos más enriquecedores que están llevando a cabo este curso por segundo año consecutivo es una campaña de recogida de juguetes para los niños más desfavorecidos del barrio. Los monitores "nos ponemos en contacto con una trabajadora social que nos dice el perfil de las familias y sus hijos para que puedan tener sus juguetes el Día de Reyes. Para ellos es muy enriquecedor y para nosotros no te puedo expresar con palabras lo que supone ver a niños ayudando a otros niños".

El radio de 'actuación' de la asociación se ha expandido con los años "y a pesar de que seguimos teniendo mucho peso en el barrio, cada vez son más los chicos que vienen de otros puntos de la ciudad, lo que nos encanta. Siempre se ha dicho en el barrio que los niños que han estado en Bululú tienen algo especial, ¡por algo será!", bromea el monitor de tiempo libre.

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