Jerez

Juzgado por ayudar a su hermano a vender droga mientras estaba en prisión

  • El acusado negó haber participado en tal actividad, aunque reconoció que en aquella fecha solía tomar estupefacientes

Dos hermanos se han sentado en el banquillo de los acusados por un supuesto delito contra la salud pública, en concreto, la venta de cocaína. Los hechos han sido enjuiciados en la sala de vistas de la sección jerezana de la Audiencia Provincial, con la magistrada Lourdes Marín como presidenta, aunque sucedieron en la localidad serrana de Prado del Rey. El juicio se celebró aquí al pertenecer esa población a la jurisdicción de Jerez.

Uno de los dos inculpados, V.R.A. venía conducido de prisión, donde ya había pasado hace unos años otra temporada. Su letrado precisamente señalaba en su alegato final que las sospechas que tenían las autoridades de que se estaba dedicando al tráfico de estupefacientes son las que le llevaron a estar en el banquillo. Por eso solicitaba su libre absolución para el inculpado, que en aquella fecha, abril del año 2004, tenía una adicción a las drogas. Actualmente ya ha superado esa dependencia y se encuentra curado tras haberse sometido a un tratamiento terapéutico. Por esta razón, su letrado solicita de forma alternativa que en caso de que el tribunal lo condenase, se le redujera la pena impuesta.

El segundo de los encausados negó en repetidas ocasiones el haberse dedicado a la venta de droga, en concreto, de papelinas de coca. No obstante, él mismo reconoció en sus palabras finales que no se había aclarado en algunos momentos de la vista "para no echar tierra a su hermano". A J.M.R.A. se le imputa supuestamente el asumir la venta de drogas que podría llevar a cabo su hermano mientras éste se encontraba en la cárcel. Dijo además que la Guardia Civil le instó a que dijera que había vendido él mismo la droga "para favorecer a mi hermano". Reconoció que en aquella fecha solía consumir cocaína y que por eso lo veían entrar y salir de la casa con asiduidad, "pero nunca he vendido nada", reiteró.

Primero se le consideraba cómplice de esa venta de estupefacientes. Su defensa dijo que en toda la investigación, desarrollada a finales de abril del año 2004, no existía ninguna prueba, indagación, escucha o vigilancia que lo involucrara en ese hecho delictivo. Uno de los datos que dio en su informe final es que incluso había hasta guardias civiles que ni siquiera lo recordaban de aquellas investigaciones y que el único vínculo que lo ligaba al procedimiento y que a la vez parece que lo metía de lleno era un simple comentario de un familiar del encausado. Este pariente decía que en el tiempo en el que su hermano había estado en prisión podía haberse dedicado al intercambio de sustancias estupefacientes. Sin embargo, como recordó la defensa, el hermano del acusado estuvo internado en prisión en el año 2003 y la operación que ahora se juzgada se desarrolló un año más tarde, luego según su tesis, no habría prueba sólida alguna para implicar a este encausado en estos hechos salvo que en aquella fecha estaba consumiendo algo de droga.

Los testimonios que podrían involucrarlo en esa supuesta venta de sustancias estupefacientes vendrían entonces arrastrándose desde el año 2003, que era cuando algunas personas lo perfilaban supuestamente como ayudante de las ventas de su hermano, recordó el abogado.

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