La historia y el importante patrimonio de la hermandad de La Lanzada están expuestos en la sede social de la cofradía, en la plaza Peones, con un doble objetivo: enseñar lo que es patrimonialmente esta hermandad, junto a parte de su historia, y la puesta en marcha de una actividad benéfica para la bolsa de caridad mediante la entrega, al acceder a la exposición, de útiles de aseo personal. En cierto modo, esta iniciativa forma parte también de los nuevos aires que la actual junta de gobierno, que preside Juan Carlos Ruiz, quiere dar a la hermandad dotándola de una actividad externa, que ciertamente había decaído.

De esta forma, en la casa de hermandad se exponen documentos relativos a la cofradía junto a una inédita muestra de las túnicas de nazareno que ha tenido la corporación del Jueves Santo, desde las blancas que en los inicios de la hermandad les cedió el Cristo del Amor, hasta la actual. También, como elemento curioso y con peso histórico, se expone la cruz que tuvo el titular de la hermandad cuando fue ultrajado en el año 1933 en el asalto que se produjo a la iglesia del Carmen.

Por supuesto no falta el rico altar de insignias de la hermandad, uno de los más valiosos del mundo cofrade local, que gracias a esta iniciativa se puede admirar de cerca, como el magnífico banderín carmelitano, una de las obras cumbre de Elena Caro; el cestillo de celador en plata de Villarreal, el Senatus inspirado en el de los Armaos de la Macarena, la pértiga de los talleres de Villarreal, que lleva en marfil la réplica de la Inmaculada de Alonso Cano de la Catedral de Granada; el escudo del pertiguero, las soberbias bocinas inspiradas en las de la Macarena y la bandera concepcionista bordada por Esperanza Elena Cano. No es poco lo que se enseña, una muestra que merece la pena visitarla.