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Todos los días

Cartel del Día del Libro Infantil.

Cartel del Día del Libro Infantil.

Este mes es muy importante para los que amamos este mundo, ya que se celebra el Día del Libro Infantil y Juvenil ( LIJ). Desde las librerías fueron muchas las iniciativas que lanzamos para compartir historias. Hoy más que nunca y en estos días de confinamiento no hemos de olvidar, como destaca este año el mensaje de la OEPLI que a continuación compartimos, que hay que alimentar el Alma con Palabras. Leer, leerles o compartir lecturas es la mejor manera para crear lazos y reconciliarnos con nuestro niñ@ interior. Muchas son las iniciativas de Editoriales, Escritores/as, Ilustradores/as, Narradores/as o Librer@s que comparten sus historias a través de Instagram o Facebook como El Árbol de las Palabras.

Este año el mensaje ha sido de Eslovenia, difundiendo el mensaje de Peter Svetina (con el título de ‘Hambre de palabras’) ilustrado por Damijan Stepanèiè, sabiendo transmitir qué es literatura. Un texto que no nos dejará indiferentes:

“Donde yo vivo, los arbustos se vuelven verdes a finales de abril o principios de mayo. Al poco tiempo, se llenan de crisálidas de mariposas, que lucen como vetas de algodón o algodón de azúcar. Las orugas devoran los arbustos hoja tras hoja, hasta dejarlos despojados. Cuando las mariposas salen de sus crisálidas, echan a volar, pero los arbustos no quedan arruinados. Al llegar el verano brotan de nuevo, y así una y otra vez.

Esta es la imagen de un escritor, la imagen de un poeta. Son carcomidos, agotados por sus historias y sus poemas, las cuales, una vez finalizadas, emprenden su propio vuelo, refugiándose en los libros y encontrando a sus lectores. Esto no deja de repetirse.

¿Qué ocurre con estas historias y estos poemas?

Conozco a un chico al que tuvieron que operar de los ojos. Tras la operación, pasaron dos semanas donde solo se le permitió permanecer recostado sobre su lado derecho, y después de aquello, otro mes donde no pudo leer nada. Cuando volvió a coger un libro, mes y medio después, sintió como si estuviera recogiendo palabras a cucharadas, casi comiéndoselas.

Y conozco a una chica que ahora es maestra. Me dijo: pobres de aquellos niños a los que sus padres no leían libros.

Las palabras en los poemas y en los cuentos son alimento. No alimento para el cuerpo, nada que pueda llenar el estómago. Son alimento para el espíritu y para el alma.

Cuando el hombre tiene hambre o sed, se le encoge el estómago y se le seca la boca. Busca encontrar algo para comer, un trozo de pan, un plato de arroz o de maíz, un pescado o un plátano.

Cuanto más hambriento se encuentra, más se le estrecha la mirada; ya no ve otra cosa que aquello que pueda saciarle.

Sin embargo, el hambre de palabras se manifiesta de forma distinta: como una tristeza, una apatía, una arrogancia. Las personas que sufren de este tipo de hambre no son conscientes de que sus almas están tiritando, de que están pasando junto a sí mismas sin haberse percibido. Una parte de su propio mundo se les va de las manos sin ellos darse cuenta.

Este tipo de hambre es la que sacian los poemas y las historias.

¿Existe, no obstante, esperanza para aquellos que nunca han satisfecho esta hambre con palabras?

Sí. Aquel chico lee casi cada día. La chica que es maestra lee cuentos a sus alumnos cada viernes, cada semana. Si alguna vez se olvida, los niños no tardan en recordárselo.

¿Y qué ocurre con el escritor, con el poeta? Con la llegada del verano, volverán a verdecer. Y una vez más serán engullidos por sus historias y poemas, que acabarán volando en todas las direcciones, igual que las mariposas. Una y otra vez.”

En un mundo deslumbrado por las nuevas tecnologías, un humilde libro parece la cosa menos extraordinaria. Y quizá lo sea, hasta que aprendes a mirarlo más de cerca… y más de cerca… y, de pronto, te encuentras en un mundo que sólo tú puedes imaginar.

También opinan sobre LIJ

Pepe García Oliva Maestro, responsable de estas páginas durante más de 30 años, referente en la forma de vivir, sentir, leer y compartir su visión sobre la Literatura Infantil y Juvenil. “Cuando se redescubre la literatura infantil y juvenil en España, a principios de los 80, por una corriente de publicaciones de gran calidad que gusta a los adultos y por eso la hacen llevar a los pequeños, lo hace con ese espíritu: el literario. Sin embargo, el auge que adquiere la transforma en un producto escolar del que ha tardado muchos años en liberarse. Ahora, de nuevo, por encima del valor en sí como literatura, se la quiere utilizar como terapia y aparecen esos cuentos correctores de conducta, formadores en sentimientos y psiquiatras infantiles. Una nueva losa de la que hemos de desprenderla cuanto antes”.

Jose Carlos Román Maestro y apasionado por la Literatura Infantil y Juvenil que ha sabido transmitir en sus obras esa pasión. “Desde que comencé a trabajar como maestro de Educación Infantil la LIJ se ha convertido en parte fundamental de mi trabajo, ya que no conozco mejor herramienta para transmitir la cultura a los niños pequeños (y no tan pequeños). Aunque tengo que reconocer que, de entre las formas que puede adoptar la LIJ, me considero un enamorado total del Álbum Ilustrado, entendiendo éste, a diferencia del libro ilustrado, como el relato donde se funden el texto y la ilustración, complementándose mutuamente. Y me gustan, sobre todo, por dos aspectos esenciales: por los múltiples y variados formatos que puede adoptar un álbum y porque en ellos el lector puede hacer una interpretación narrativa más a allá de las palabras, y eso me parece maravilloso”.

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