LA DEFENSIÓN

Llega el relevo generacional a Capuchinos

  • Sesenta niños se suman a la cofradía castrense, que ya pone tres centenares de hermanos en las calles de la ciudad

Una escolta de cirios e incienso precede al Cristo de la Defensión por la calle Sevilla.

Una escolta de cirios e incienso precede al Cristo de la Defensión por la calle Sevilla. / miguel ángel gonzález

E L replique de las campanas de Capuchinos indica el inicio de la jornada de Martes Santo para la cofradía de negro. Alrededor de las seis y media de la tarde se abrían las puertas de la Iglesia Conventual. Este año, la Escuadra de Batidores de Artillería del Ejército ha acompañado al Cristo de la Defensión en su estación de penitencia hasta la Santa Iglesia Catedral, ya que dicho regimiento está bajo la protección de la imagen titular y es hermano honorario de la corporación.

El número de hermanos que viste la túnica ha aumentado este año hasta los casi 300, incluyendo un gran relevo generacional que engloba a los más de 60 niños del pavero. El ruán morado es ya un color característico de esta cofradía que, junto al escudo bordado en la parte delantera del antifaz y el fajín de esparto, conforman el hábito de nazareno.

El Muñidor abría un cortejo escoltado por los servidores que portaban elementos representativos de las órdenes vinculadas a la hermandad, precediendo a la cruz de guia. Hay que resaltar que dicho estandarte contiene la Reliquia del Santo Lignum Crucis y tras ella procesionaba el Palio de Respeto.

Desde Divina Pastora se escuchaba el primer golpe de llamador del paso de Cristo engalanado de iris morados a las órdenes de Martín Gómez y, a su salida a la calle, comenzaba a soñar la Banda de Cornetas y Tambores de la Centuria Romana Macarena de Sevilla.

Las marchas clásicas perfectamente concordantes con el andar de los costaleros marcaron, durante sus más de seis horas de recorrido, la compostura y austeridad representativas de la cofradía. Unas características que el paso neobarroco lleva asociadas desde su primera salida el Martes Santo de 1983.

El palio de esta hermandad es único en la ciudad de Jerez. Manuel Jesús Elena dirigía ayer un paso de los llamados de cajón, que estaba coronado por una crestería de orfebrería y exornado minuciosamente con rosas de color champagne y flores de cera. La Virgen lucía radiante un manto de terciopelo negro rodeado de cuatro candelabros que sustituían a los típicos de cola.

Más de 80 puntos de luz iluminaban a María Santísima de la O y, en la delantera, se ubicaban dos velas votivas con sus respectivas leyendas para visualizar la fibrosis quística y al colectivo RedMadre. La Soledad de Cantillana acompañaba a la Señora con una fina selección de marchas fúnebres, como dejaban ver al interpretar 'Cristo de la Defensión' o 'Reina y Señora de la O'.

En el recorrido de vuelta, concretamente en la calle Tornería, se unió el arte de El Berenjeno con el esplendor de La Defensión. Una magnífica saeta que creó un momento de pura fascinación cofrade destinado a permanecer intacto en la retina de todos los presentes.

La Defension perfiló un año más el saber andar de su cortejo al que nos tiene acostumbrados. Las puertas de Capuchinos se volvieron a cerrar un año más a la espera del replique de sus campanas el próximo 2019.

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