Día Internacional de la Mujer Trabajadora

Maestras bodegueras

  • La bodega Maestro Sierra cumple 40 años de matriarcado con Pilar Pla y su hija Carmen Borrego al frente de un negocio en "un mundo de hombres".

Pilar Pla Pechovierto es una luchadora nata, resistencia que adquirió "casi por obligación" al hacerse cargo de la bodega Maestro Sierra tras enviudar en el año 76. "Mi madre, que era una mujer muy inteligente para su tiempo, me dijo, tienes dos caminos: o esconderte bajo del ala para llorar la pérdida de tú marido o dar la cara y luchar".

Cuatro décadas después, la bodega de la plaza Silos -plazoleta Silos para esta luchadora y bodeguera- mantiene su carácter matriarcal, rara avis dentro de un sector varonil en el que Pilar Pla supo abrirse camino, no sin dificultad, antes de ceder el testigo hace escasos años a su hija Carmen Borrego.

"Me he ganado a pulso el respeto en un mundo de hombres en el que no me aceptaron a la primera"

Pilar y Carmen son las maestras bodegueras de la plaza Silos, un matriarcado reforzado con la incorporación de la enóloga y gerente Ana Cabestrero, terna que conforma la columna vertebral del negocio iniciado por el maestro tonelero José Antonio Sierra -tío abuelo del marido de Pilar- en el siglo XIX y que camina ya por la cuarta generación.

Madre e hija repasan su trayectoria profesional en la víspera del Día Internacional de la Mujer, efeméride que tiene un significado muy especial para quienes se han "ganado a pulso el respeto en un mundo de hombres" y en el que "no me aceptaron a la primera", explica la progenitora, no sin recordar que "al principio me tomaron por loca, luego pensaron que esto era un hobby para mí y que me cansaría al poco tiempo, pero al final me hice respetar".

A sus noventaytantos años -no revela su edad exacta-, y con algún problema de oído "por culpa de la penicilina" pero con "la mente muy despierta", Pilar acude todos los días a Maestro Sierra, donde se siente útil supervisando el trabajo de la bodega, catando vinos... Su experiencia le indica que la mujer tiene que esforzarse mucho más en el mundo empresarial y laboral. "La mujer tiene hijos y tiene que educarlos; lleva la casa y el negocio. Es un trabajo ímprobo y poco reconocido, pero además, al hombre no le gusta que le mande una mujer, hasta que ve que vas por derecho".

Sus comienzos en el sector bodeguero estuvieron plagados de zancadillas, las de corredores que intentaban sacar provecho porque suponían que una mujer es más débil y porque las mujeres no tenían acceso a la información de lo que se movía en el sector, pues tenían vetada su entrada en los casinos y demás foros en los que se cerraban los acuerdos.

No todo fueron piedras en el camino, explica Pilar, a la que le brillan los ojos al recordar el trato que le dispensaron los vecinos de la zona, que le llevaban un plato de puchero o de garbanzos porque pensaban que con tanto trabajo no tendría tiempo de cocinar. "Las mujeres del barrio venían a contarme sus problemas, porque no era normal que una mujer estuviera al frente de una bodega. Y hoy día aún vienen los hijos a saludar".

Carmen Borrego recuerda que "en aquellos años nos ayudó mucho la línea almacenista de Lustau, pero un día dejaron de comprarnos vino y ya en los noventa decidimos empezar a embotellar, algo que tampoco fue fácil porque en Jerez no había por entonces pequeñas bodegas y tuvimos que buscar en Rioja un tren de embotellado que se adaptase a nuestra capacidad".

Bodeguera e historiadora, Carmen ha sabido dar continuidad a la filosofía del trabajo en equipo que acompaña a Maestro Sierra desde que su madre cogió las riendas, con la ayuda del capataz Juan Clavijo, y que ha servido para que "en esta casa hace tiempo se perdiera el complejo que había en Jerez de trabajar en una bodega pequeña".

Con el relevo generacional, la bodega "ha crecido y ganado perfiles" -ha ampliado su gama de vinos-, algo que ha sido posible gracias a que madre e hija podían vivir del sueldo de catedrática de Carmen, reinvirtiendo en la bodega los beneficios después de pagar a los trabajadores, "que siempre ha sido lo primero".

Los tiempos han cambiado, relata la hija, para quien "el sector está ahora mucho más abierto y la prueba está en que hay más mujeres en puestos de responsabilidad en las bodegas", y cita los casos de Paola Medina, enóloga de Williams, o Carmen Aumesquet, directora de Promoción del Consejo del vino. "Sigue habiendo mucho machismo -prosigue-, pero ahora se mira mucho más al cerebro y los que están en puestos directivos es porque son muy buenos en su trabajo".

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