El órgano nace con el objetivo de preservar el patrimonio vitícola del Marco
Sus primeros cometidos serán pedir la actualización del estudio de costes del viñedo de 2002 y definir unos requisitos mínimos de calidad de la uva con la que se elaboran los vinos amparados
Una vendimiadora corta la uva a mano el pasado mes de agosto en un viñedo del Marco de Jerez.
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Vanesa Lobo
El Consejo Regulador ha convocado esta semana a los miembros de la Comisión del Viñedo para la constitución de este órgano de carácter consultivo –sus decisiones tienen que ser ratificados por el pleno del vino– que, en resumidas cuentas, tiene por objetivo preservar el patrimonio vitícola del Marco de Jerez con el establecimiento de unos criterios mínimos de calidad y buenas prácticas que abunden en su viabilidad.
En palabras del presidente del Consejo Regulador, César Saldaña, la comisión se constituirá por tiempo indefinido para abordar todos los asuntos que atañen al viñedo del Marco, si bien puntualiza que su función pasa más bien por lograr que “la uva no sea un commodity”, no así su precio, que “lo determinará la oferta y la demanda”.
“Se trata de introducir esos factores diferenciales, encontrar argumentos aceptados por consenso para diferenciar una uva de otra y primar al buen viticultor”, explica Saldaña, quien recuerda que la constitución de este órgano es uno de los compromisos contemplados en el acuerdo sectorial aprobado por el pleno del vino y que, entre otros asuntos de calado, avala la ampliación de la zona de crianza a todo el Marco de Jerez –equiparación con la zona de producción–, la prohibición de la crianza de Fino en Sanlúcar y la regulación de las ventas de vino en despachos y tabancos.
La Comisión del Viñedo estará integrada por dos miembros de los viñistas independientes de Asevi-Asaja, dos de las cooperativas del Marco y otros dos de las bodegas, además de un experto independiente y el presidente del Consejo, estos dos últimos con voz pero sin voto, si bien llama la atención la ausencia de Bodegas José Estévez, el principal ‘viticultor’ del Marco con 800 hectáreas de viñedo y que cuenta con un vocal independiente en el pleno del vino –cabe recordar, no obstante, que el vocal de Estévez fue el único de los 14 representados en el Consejo que votó en contra del acuerdo sectorial aprobado en el último pleno–.
Asevi-Asaja asegura que los viñistas sacan adelante sus cosechas sin ningún beneficio a cambio "por amor a la viña"
Sus primeros cometidos, por encomienda del plenario, serán la solicitud formal a la Junta de Andalucía de la actualización del estudio de costes del viñedo del Marco elaborado por la Consejería de Agricultura en el año 2002 y la definición de los requisitos cualitativos de la uva para la elaboración de los vinos amparados por las Denominaciones de Origen –glucónico, graduación, acidez, cepa vieja....–.
El Consejo Regulador tiene previsto firmar en próximas fechas un convenio con el Instituto de Formación Agraria y Pesquera de Andalucía (Ifapa) para avanzar en este último apartado, con el que se pretende tener “algo a lo que agarrarse” para poner en valor el viñedo del Marco, señala el presidente de la institución jerezana del vino, quien considera imprescindible que el ejercicio de evaluar e identificar los factores de calidad de la uva se traslade también a los mostos.
A su juicio, es fundamental que los primeros que apliquen esos criterios a la hora de liquidar a sus socios sean las cooperativas, que no en vano son propietarios de la mitad del viñedo del Marco.
El establecimiento de estos criterios puede servir de base para la negociación entre los viticultores y las bodegas de los precios, que en los últimos cuatro años apenas han registrado un crecimiento desde 36 céntimos de euro el kilo a una horquilla de entre 38 y 40 céntimos, indica el presidente de los viñistas independientes de Asevi-Asaja, Francisco Guerrero, no sin recordar que la organización a la que representa estima que el umbral de rentabilidad ronda los 45 céntimos y un precio digno rebasaría los 50 céntimos.
“Los viticultores están al límite y es un milagro que los viñistas independientes saquen adelante sus cosechas sin beneficio alguno; teniendo en cuenta que la edad media de los viñistas supera los 60 años y que la mayoría no vive de la viña, sino de una pensión o de algún negocio independiente, está claro que si siguen es por amor a la viña”, subraya Guerrero.
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