Jerez

El Marco recuperará 1.500 hectáreas, casi la mitad del viñedo arrancado

  • 500 hectáreas del plan de viabilidad se 'reengancharán' la próxima campaña y el resto serían nuevas plantaciones a cinco años vista La producción del pasado año fue insuficiente

La falta de mosto tras la venta de toda la producción de año preocupa, y mucho, en las bodegas que necesitan reponer existencias. El problema se agrava con la previsión de una nueva cosecha corta para la presente campaña por los efectos secundarios de la sequía, por lo que todo apunta a que toda la producción de uva y mosto de la vendimia tendrá salida garantizada antes incluso de la recolección y, por tanto, a precio razonable en el peor de los casos.

Entre tanto, las bodegas se las ven y se las desean en la carrera de obstáculos emprendida por las firmas que necesitan vino del año para refrescar sus existencias en otra campaña de presumible escasa producción, situación que puede verse aliviada en parte en cuestión de cuatro o cinco años con un aumento de la superficie de viñedo tras los arranques y abandonos de los últimos años. El ajuste por la crisis del sector y la falta de rentabilidad del cultivo ha sido excesivo y, a no ser que las ventas de vino caigan estrepitosamente, las 6.400 hectáreas que el año pasado entraron en producción se estiman insuficientes para atender la demanda, de ahí la subida experimentada por el precio de la uva, hasta el doble, que se traduce en 36 céntimos el kilo (60 pesetas en la moneda en la que negocia el sector).

Por lo pronto, los productores dan por hecho que al término de la presente campaña se reincorporarán a la denominación de origen -'reengancharán' en el argot del Marco- las cerca de 500 hectáreas del ensayo experimental enmarcado en el plan de viabilidad del vino de Jerez. Los titulares de estas viñas renunciaron al uso de la producción para la elaboración de los caldos jerezanos a cambio de unas primas compensatorias en su uso alternativo, el de los mostos concentrados o azufrados con los que se rectifican los vinos de la Denominación de Origen. Pero la finalización del ensayo, que entra en su cuarto y último año de vigencia, y la consiguiente supresión de las ayudas hace inviable la continuidad de esta práctica, al menos así lo entiende el presidente de Asevi-Asaja, Francisco Guerrero, quien da por hecho la vuelta de la práctica totalidad de las hectáreas 'desenganchadas'.

La otra bolsa de posibles nuevas hectáreas, en torno al millar según las estimaciones de la asociación de viñistas independientes, corresponderían a nuevas plantaciones, si bien su entrada en producción será bastante más lenta. Interesados hay, y la prueba está en que los viveros están haciendo acopio de plantas en la zona para volver a injertar la variedad palomino y atender la demanda. Otra prueba fehaciente del creciente interés vitícola del Jerez es el chorreo de consultas que desde hace algunos meses atienden los técnicos de la Consejería de Agricultura en la Oficina Comarcal Agraria (OCA) de la Ronda de los Alunados, hasta la que se acercan los viticultores para interesarse por posibles convocatorias de ayudas para el viñedo.

Entre los viveros que vuelven a apostar por la palomino -la principal variedad empleada en los vinos de Jerez- figura un grupo de origen italiano y de los principales proveedores del sector en España, señala Guerrero, quien explica no obstante que hasta la próxima campaña no habrá género disponible para el Marco, por lo que habrá que esperar hasta principios de 2014 para realizar las plantaciones.

A partir de ahí, las viñas nuevas necesitan tres años para empezar a producir en cantidades rentables para la recolección, si bien el pleno rendimiento se alcanza a partir del quinto año, por lo que de cumplirse las previsiones de Asevi, en el año 2016 habrá del orden de 1.500 hectáreas más en producción, con lo que la superficie del Marco se elevaría hasta las 8.000 hectáreas frente a las poco más de 10.000 en las que se ha mantenido el jerez las últimas décadas, antes del arranque, claro está. Es decir, que el Marco recuperaría casi la mitad del viñedo arrancado y/o abandonado en los últimos años, los de la doble crisis -la económica/financiera mundial y la ya prolongada del sector-, a la que se empieza a ver una posible salida.

Aún quedaría otro paquete de viñas que suman unas 400 hectáreas en estado de abandono y semiabandono que podrían ser resucitadas para la producción. De momento, sus titulares no están por la labor, señala el presidente de Asevi, quien recuerda que estos viñedos necesitan al menos dos años para recuperarse de la falta de cuidados a las que se han visto sometidas en las últimas campañas por los precios ruinosos que ofrecía la uva.

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