Martín Alexis, 'exculpado' por Roma tras tres años de espera

La noticia se precipitó ayer, la exculpación del padre Martín Alexis por parte de El Vaticano de los cargos que le llevaron a ser apartado de su ministerio en Jerez y que al mismo tiempo provocó una excedencia voluntaria por parte del sacerdote en la orden de los dominicos. Fuentes dignas de toda solvencia confirmaron a este medio la recepción en el obispado del dictamen emitido por Roma, que es consecuencia de la acción legal que emprendió el dominico en su defensa, hace ahora casi tres años.

El alcance de la resolución se desconoce e incluso los términos en los que está redactada; hasta dónde llega la exculpación, qué sucederá con su ministerio, una vez que se ha producido el dictamen, y si el obispado está obligado a dar algún paso en el ámbito legal o eclesiástico. Desde Bertemati no se produjo ayer ningún pronunciamiento, aunque en el entorno del padre Alexis sí que se puso de manifiesto la alegría por lo sucedido, especialmente en el mundo rociero y cofrade de la ciudad donde es muy estimado y cuya implicación fue más que explícita en el tiempo que estuvo en activo en la ciudad, destacando la etapa en que fue el director espiritual de la hermandad del Rocío jerezana donde llevó a cabo una labor que dejó una profunda huella. Ahora las preguntas más apresuradas son si el padre Alexis volverá a la ciudad a ejercer y, por ende, regresar a la predicación y dirección espiritual que asumía en hermandades y en otros colectivos ecleciales o vinculados a la Iglesia. El 28 de diciembre de 2010, fray Martín Alexis oficiaba su última misa en la iglesia conventual de Santo Domingo. Fue un lunes, en la misa semanal de los rocieros. El templo se llenó de cofrades, alumnos de los colegios donde daba clases de Religión, incluso matrimonios a los que el sacerdote casó, además de amigos e incondicionales. Fue una muestra de adhesión, eucaristía que concelebró con otros dos presbíteros de su orden.

El sacerdote, que ayer se mantuvo al margen de lo sucedido, fue acusado de una serie de cargos que aún al día de hoy son incógnitas porque el documento o el informe inculpatorio que llegó al obispado sigue sin conocerse. De carácter abierto, talante extrovertido y una personalidad que no dejaba indiferente, son las virtudes claves por las que este cura llegaba muy fácilmente a la gente de toda clase, condición y formación. Todo esto junto al 'éxito' y sensibilidad extrema que tuvo para entender e involucrarse en la expresiones locales de religiosidad popular y, sobre todo, comprender a las personas inmersas en ella, pudo haber topado con estamentos de su orden hasta el punto de provocar lo sucedido. "Se trata -dijo entonces Alexis a este medio- de un cúmulo de circunstancias personales y familiares las que me han llevado a esta situación, pero por mi bien y por el bien de la gente no puedo hablar".

Tres años después, y curiosamente en la fiesta de La Esperanza, a este cura que no dudó en enarbolar la bandera del Xerez en su ascenso a Primera por la rociera calle Muñoz y Pavón, cofrade, partícipe y proclamador de todo en lo que la Virgen o la fe son protagonistas, es exculpado por la misma Iglesia que lo mandó al 'banquillo'.