No sé como se dice mezquino en catalán, pero no me hace falta. Tampoco sé si aún quedan muchos -desde luego yo no- que crean que el 'problema catalán' tiene otra solución que aplicar la Ley, sin pestañeo ni dilación -artículo 155 incluido-. En cualquier caso, esos idealistas empedernidos que siguen confiando en el 'seny' (sentido común en la lengua de Josep Pla) de los pordioseros políticos que ocupan el gobierno de Cataluña, se habrán quedado algo decepcionados después de escuchar algunas de las declaraciones de varios de los engendros que ocupan la Generalidad catalana.

Me refiero, por ejemplo, al consejero de Interior de Cataluña, que así decía: "… entre los fallecidos, ya contrastados por los forenses, se encuentran dos ciudadanos italianos, un estadounidense, una belga, dos catalanes y dos españoles…". Sí, lo crean o no, hasta en tragedias como la que vivimos la pasada semana, hasta en momentos tan tremendos y desoladores, hasta en circunstancias en las que cualquier persona cabal antepone lo que importa a lo intrascendente y olvida lo insignificante, hasta en instantes como esos hay individuos capaces de seguir haciendo uso de la demagogia más vulgar, de la más grosera manipulación y del peor de los cinismos. No tienen solución.

Puigdemont, el pasmarote mayor del circo, no quiso quedarse al margen de las mamarrachadas de su consejero y, en cuanto tuvo la menor oportunidad, dio rienda suelta a su propia estupidez, la que le caracteriza: "Hemos demostrado que ni para esto necesitamos al Estado español, somos capaces de resolverlo nosotros solos…". Se puede ser tonto, bobo, memo, lerdo, cretino o mostrenco; lo de este 'prenda' lo supera, sin duda lo supera. No tienen solución.

La alcaldesa de Cambrils, el pueblo afectado por el segundo de los atentados terroristas, hacía unas declaraciones en las que se cuidaba, muy mucho, de dejar al margen, sin hacer la mínima mención de ellos, a la Guardia Civil y la Policía Nacional, refiriéndose sólo a los Mozos de Escuadra como actores de la acción antiterrorista… Decididamente, no tienen solución.

En medio de un clamor popular por mantener la unidad ante los salvajes que matan indiscriminadamente, entre el dolor, la conmoción y el desconsuelo de las gentes que, en mayor o menor medida, hemos vivido la tragedia de Barcelona y Cambrils, ante la estupefacción y las lágrimas de las personas de bien, los políticos independentistas catalanes hacen de su capa un sayo y siguen a lo suyo. No tienen solución, seguro que no.

Lo mezquino es condición bastante más habitual de lo deseable en el ser humano. "La falta de generosidad y nobleza de espíritu" -así define como mezquino el DRAE- es característica que queda patente cuando se antepone, con descaro e incluso complacencia, el propio interés al del resto de las personas. El empeño en la condición de mezquino lleva a lo miserable y es aquí donde, desde hace mucho tiempo, se han instalado los regidores catalanes que defienden el golpe de Estado en Cataluña.

Desde uno de nuestros países vecinos, Francia, uno de sus diarios más importantes (Le Figaro) le recordaba al cantamañanas mayor de Cataluña que "para luchar contra el terrorismo hay que respetar la Constitución", traducido al catalán: no se puede estar en misa y repicando.

No sé si esto que ha pasado habrá acercado un poco más a Rajoy y a los suyos a la realidad imposible que la CUP, Esquerra y Puigdemont quieren hacer posible al precio que sea, siempre y cuando no sean ellos quienes lo tengan que pagar, claro; lo espero y lo dudo… Lo cierto es que por cada día que pase, y estos mezquinos indeseables sigan manipulando y mintiendo, atemorizando y amenazando, desobedeciendo e incumpliendo, tendremos, cuando llegue -que llegará-, un día más de lucha, consternación y sufrimiento. Es lo único que espíritus ocupados por la mezquindad nos puede ofrecer.

PD: ¿Cuántos muertos necesita Podemos para condenar a Maduro, el dictador asesino de Venezuela? ¡¡Ya son 152!!