Patrimonio

Mujeres monumentales

  • El investigador Juan Luis Sánchez Villanueva hace un recorrido por la representación femenina en enclaves y edificios destacados de la ciudad

Hay mujeres que son un auténtico monumento. Muchas de ellas, sin embargo, no hacen volver la mirada, ni provocan los típicos silbidos de admiración o piropos a la italiana. Pero están ahí. Por ellas ha pasado el tiempo, mucho tiempo, aunque se conservan ‘en manteca’, como dirían por aquí. Todas ellas tienen un fan, un admirador que les ha seguido la pista. Él es Juan Luis Sánchez Villanueva, historiador, quien ha realizado un estudio sobre la representación femenina en monumentos y enclaves de interés de la ciudad, sobre el que ofreció una conferencia días atrás, con paseo incluido. “Si hacemos un recorrido por las calles del casco urbano de Jerez, comprobaremos que en las fachadas de algunos de sus edificios nos encontramos una serie de esculturas femenina, algo más de cuarenta. Son personajes religiosos, míticos o alegóricos. Estos últimos son los más numerosos”, apunta el investigador. 

Son quince las localizadas: Fe, Pan, Vino, Antiguo y Nuevo Testamento, Caridad, Enseñanza, Prudencia, Justicia, Fortaleza, Templanza, Concordia y Abundancia. A continuación viene el grupo de las 12 imágenes de la Virgen, pero en diferentes advocaciones: Inmaculada (3 veces), Encarnación (2), Natividad (2 ), Visitación, Merced, Remedios, Victoria y Asunción. Las sibilas son 10, mujeres que leen el futuro, vinculadas a la mitología. Tres diosas de la mitología: Ceres, Proserpina y Victoria. Dos personajes de ficción, míticos: Camila y Deyanira; una santa (Isabel) y varias mujeres, una de ellas, virgen. “La mayoría –apunta Sánchez– de ellas ocupa un lugar importante en el escenario en el que están situadas y son el elemento principal de la composición: Inmaculada (fachada del Ayuntamiento y de la Catedral), Encarnación, Visitación, Merced, Remedios, Virgen de la Victoria, Asunción, Ceres y Abundancia, digamos que son las actrices protagonistas. Hay otras que ocupan un lugar importante sin que sean el elemento principal de la composición, es decir, serían las actrices de reparto: las cuatro Virtudes Cardinales en el Cabildo Viejo; la Virgen en la Natividad y en la Epifanía (fachada de la Catedral); casi todas las alegorías; la diosa de la Victoria y la Abundancia (monumento de la plaza del Arenal)”. La importancia que pueden tener estas figuras está en relación con el valor artístico y arquitectónico que tienen los edificios donde están situadas, es decir, algunas adquieren notoriedad por el edificio al que pertenecen: las Virtudes Cardinales porque pertenecen al Cabildo Viejo que es el reclamo, la atracción; y con él todas las figuras que contiene. En cambio, hay otros ejemplos en los que la imagen de la mujer es la que atrae, como el monumento a la Asunción o las columnas de la Alameda Vieja, dedicadas a la diosa Ceres y a la alegoría de la Abundancia. Un tercer grupo sería el de las imágenes que tienen una importancia secundaria en el conjunto de la fachada: Camila y Deyanira en el palacio de Riquelme, las Sibilas en la Catedral.  El investigador ha elegido cinco puntos emblemáticos de Jerez para analizar la presencia de la mujer: el Palacio de Riquelme, la ventana del Palacio de Ponce de León de Gracia, el Cabildo Viejo, la Catedral y las columnas de la Alameda Vieja. 

Palacio de Riquelme

Aparece como un gran escenario en una sala de teatro que es la propia plaza del Mercado. Entre las columnas y la puerta, es decir, en las jambas, hay cuatro retratos en relieve, incluidos en medallones o tondos. Son Nabucodonosor, rey de Babilonia; el emperador Constantino; la reina Camila Magna y Rómulo y Remo, fundadores de Roma según la leyenda. En el tondo inferior de la parte de la derecha, aparece una mujer rodeada por un rótulo que dice: Camila regina magna. ¿Quién era Camila? Una huérfana de madre a poco de nacer. Su nombre, Camila, deriva del de su madre, Casmila. Su padre, Métabo, era rey de los volscos en la ciudad de Priverno (al norte de Italia), fue expulsado por sus súbditos a causa de sus excesos. Camila aparece en la Eneida, de Virgilio, como una heroína que pertenece al bando enemigo. Si se observa atentamente el casco, la celada de Camila  tiene un rostro en la parte superior. Un rostro de hombre maduro, con barba. Camila vivió en el bosque toda su infancia y adolescencia criada por su padre, quien la adiestró en el arte de la guerra.

Palacio de Ponce de León y Alameda Vieja

Aquí están Perséfone o Proserpina y Deméter o Ceres. Las piedras cuentan la historia. Plutón o Hades, dios del mundo subterráneo, salió a la superficie con su carro. Al mismo tiempo Perséfone o Proserpina, estaba cogiendo flores. Venus le pide a su hijo Cupido que le lance una flecha a Plutón para que éste caiga enamorado de Perséfone. Tan pronto como la vio Plutón, la amó y la raptó. La diosa, atemorizada, llama a gritos lastimeros a la madre y a las compañeras. Como había roto la parte superior de su vestido, las flores que había recogido cayeron de la túnica rasgada; y era tanta la sencillez de sus años infantiles, que también la pérdida de estas flores trastornó su corazón de doncella. Ceres removió cielos y tierra pero no encontró a su hija. La ninfa Aretusa informó a Ceres de lo que había visto. Allí, con el rostro sombrío, los cabellos sueltos y furiosa, se presentó ante Júpiter. Júpiter consiente en que vuelva Proserpina, si no ha comido nada en el infierno como se había pactado con las Parcas. Pero Proserpina había tomado el zumo de siete granos de una granada. Llegan a un acuerdo Ceres, Júpiter y Plutón: Proserpina estará seis meses en el inframundo (otoño e invierno) y seis meses en la tierra (primavera y verano). María de la Cueva y Zurita y su esposo Francisco Ponce de León y Basurto fueron los ‘productores’ de estos mitos en la piedra 1537. En la Alameda Vieja posiblemente fue el Ayuntamiento en 1873. 

Cabildo Viejo

Allí se muestran las Cuatro Virtudes Cardinales, Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza. Una obra producida por el Ayuntamiento con la dirección de Andrés de Ribera, Diego Martín de Oliva y Bartolomé Sánchez.  

Catedral

En este templo se encuentran las Sibilas, obras del escultor José de Mendoza. ‘Sibylla’ quiere decir profetisa o mujer sabia. La primera conocida fue la de Delfos, citada por Heráclito (544-484 a.n.e.). Según algunas tradiciones, hubo una joven hija del troyano Dárdano y de Neso (hija del gobernador Teucro) que estaba dotada del don de la profecía y tenía una gran reputación como adivina. Esta joven se llamaba Sibila y por eso desde entonces vienen llamándose así a todas las mujeres que ejercieron esa capacidad de profetizar.  Las sibilas hacen su aparición en el arte cristiano durante los siglos XI y XII. En Occidente, la que se hizo más famosa fue la sibila Tiburtina, debido a una tradición muy popular en Roma.

Un recorrido silencioso que descubre el interminable y rico patrimonio de la ciudad, tan desconocido y maltratado y, por suerte, tan amado a la vez, por algunos.

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