Jerez

Vox llena el hotel Guadalete

  • Más de 500 personas asisten a la presentación del partido en Jerez

Vox se siente fuerte y ha vuelto a dar muestra de ello, en este caso con su puesta de largo en Jerez. La formación logró que se quedara pequeña una de las salas de celebraciones del hotel Guadalete con la asistencia de más de 500 personas, un hito solo al alcance de las grandes formaciones cuando traen sus primerísimos espadas.

En este caso, la estrella del evento era el número dos de la formación a nivel nacional, Javier Ortega Smith, quien en su primera afirmación hizo toda una declaración de intenciones: “Bienvenidos a la resistencia, también en Jerez; gracias por la valentía y por no dejaros amedrentar por los que quieren romper España”.

Claro está, fueron continuas las referencias a todo lo ocurrido en los días previos con los cambios de lugar del acto —se anunciaron dos emplazamientos pero los dueños de los negocios optaron por echarse atrás tras las presiones recibidas en redes sociales—. “Ya nos pueden clausurar un local que buscamos otro; pueden clausurarlo otra vez que buscamos de nuevo y al final conseguimos uno y lo llenamos”, sentenció,

Ortega Smith hizo un discurso encendido y con tintes maniqueos, adobado en ocasiones con duros calificativos. Las referencias al sentimiento patrio y a la corrupción de los partidos tradicionales fueron continuas. Tampoco faltaron las referencias a las bases ideológicas de esta formación como son la defensa a ultranza de la unidad de España, la “libertad de educación” y el control férreo de las fronteras y de la inmigración para “mantener nuestra nación segura”.

Su intervención estuvo plagada de dardos hacia los “están atacando la unidad de España” y de presentar una país dirigido por partidos corruptos. “La gran diferencia entre ellos y nosotros es que la inmensa mayoría de los españoles tienen unos valores basados en el amor al prójimo, a la familia, a los amigos, a la provincia, a nuestra nación; ellos, en cambio, se basan en el odio a la familia, al Jefe de Estado, lo odian todo; una gentuza que quiere acabar con la nación”, aseveró.

En este sentido, afirmó que su partido pretende “acabar con quienes solo entienden de corrupción, clientelismo y atraso económico”. Así, dijo de manera grandilocuente: “No hemos venido para acomodarnos en los sillones, no queremos un cambio de colores; España entera necesita ponerse en pie para tomar el rumbo de la historia”. Incluso, se permitió el lujo de dar una lección de historia para deleite de los asistentes: “Tuvimos un imperio que creyó en el mestizaje, que nunca creyó que eran colonias sino provincias de España”.

Cargó también contra PP y Ciudadanos, sin citarlos eso sí, a los que acusó de ser “una ‘derechita’ cobarde y acomplejada”. Y se refirió a las próximas autonómicas donde recurrió al mito de la Andalucía subvencionada señalando que pedía el voto para su formación porque “no hay que vivir de rodillas para que nos den una subvención a cambio de un voto”. “Los andaluces se merecen ir a votar sin cadenas”, agregó.

Finalmente, el número dos de Vox cargó contra la Ley de Memoria Histórica —les acusó a sus defensores de pretender revisar la historia hasta llegar al punto de decir “que Isabel La Católica era atea y que fuimos nosotros los que conquistamos a los musulmanes”— y contra el gobierno de la Nación por, según él, estar dirigidos por “golpistas, terroristas y totalitarios”, en definitiva un discurso de reafirmación que fue interrumpido en numerosas ocasiones por gritos de ‘viva España’.

No en vano, el público atendió al llamamiento que hizo la formación y la mayoría acudió con la bandera española en sus manos. Como nota pintoresca, un militante acudió al hotel con su coche Peugeot 106 pintado con los colores rojigualdas. Además, a la entrada del hotel se colocaron dos mujeres que, con hucha en mano, ofrecían banderas españolas a cambio de un donativo. Y como es habitual en sus actos, Vox lo acabó con el himno nacional.

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