Suplemento de Educación

La Ciudad-Convento en el Museo Arqueológico

Una de las piezas.

Una de las piezas.

Una de las novedades que incorporó la colección permanente del museo tras su ampliación y reapertura fue una serie de piezas cerámicas y escultóricas de temática religiosa.

Dan testimonio de la influencia que tuvo en Jerez la instalación progresiva de las órdenes monásticas desde los inicios de la conquista cristiana en 1267 hasta la época Moderna.

La última sala de la planta alta es un buen ejemplo de todo esto.

Sobre el plano de la ciudad de 1825 que realizara Francisco Javier Velázquez se han señalado los conventos existentes en la ciudad en el siglo XVII, hasta un total de 20, sin incluir el de la Cartuja o el de Carmelitas Descalzos del Valle.

Cada institución solía decorar la vajilla doméstica con el símbolo de su orden correspondiente.

Tenemos en exposición una variada muestra, con piezas decoradas con la cruz blanca y negra con los brazos rematados en flores de lis de Santo Domingo; las cinco llagas de San Francisco; la granada con la estrella de San Juan de Dios; los rayos del sol enmarcando la palabra Charitas (Caridad) de los Mínimos de la Victoria y la campana con el badajo de la Cartuja. Acompañando a estas piezas podemos observar también ejemplos de una devoción más personal, como cruces de Caravaca, rosarios o medallas.

La instalación de todas estas órdenes propició también un inusitado desarrollo de las artes, entre las que cabría destacar la escultura.

Las piezas más antiguas son los restos de los dos púlpitos originales de la iglesia de San Miguel, con una original decoración mediante hornacinas en las que aparecen las esculturas de S. Lucas, S. Marcos, S. Miguel, S. Pedro, S. Pablo y la Virgen y el Niño, obra posiblemente de Pedro Fernández de la Zarza a mediados del siglo XVI, y un sitial del coro de la Cartuja, con unas excelentes tallas en madera renacentistas entre las que destacan las del respaldo del sitial que representan a Santa Marta con hisopo sometiendo a la tarasca.

Completan la muestra un escudo con la cruz de Jerusalén, las figuras de San Bruno y San Juan Bautista, también procedentes de la Cartuja pero ya de los siglos XVII y XVIII, o la de la Virgen de los Remedios, donada por Dñª Margarita Toribio en 2011.

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