Músicos callejeros aseguran que "un examen no arreglaría nada"

Una veintena de artistas forman parte de este gremio en la ciudad "y nos organizamos solos"

Elena Jiménez y Manuel Méijome posan ayer en las instalaciones de Diario de Jerez.
Elena Jiménez y Manuel Méijome posan ayer en las instalaciones de Diario de Jerez.
Manuel Moure Jerez

05 de agosto 2016 - 01:00

"Un examen para obtener un permiso para tocar en la calle no solucionaría nada", aseguran los músicos callejeros que se apostan en el centro de la ciudad para dar rienda suelta a su arte. Desde un primer momento hacen distinciones entre quienes piden permiso "y si no son bien recibidos se van" y "los otros".

Manuel Méijome y Elena Jiménez tocan habitualmente en la calle Larga. Tienen una clientela que les reporta de 20 (un día malo) a 40 euros (un buen día) cada jornada. Esta pareja discrepa en todo momento de que para tocar música en la calle haga falta un permiso e inciden en que "la realización de un examen ya supone la elección de un tribunal cuando ha habido casos de músicos de primerísima categoría que han sido excluidos porque, simplemente, no han gustado". "Creemos sinceramente que algo así traería más problemas que soluciones", comparten ambos.

Según dicen, el trabajo que desarrollan es duro. "Muchas veces están interpretando piezas durante dos horas y media y al cansancio físico, que de hecho lo hay y mucho, se une el psicológico. Buscas un lugar donde ofrecer lo que tienes. A veces incluso te diriges a una terraza y preguntas si te dejan interpretar allí. Si la respuesta es positiva te quedas. Si es negativa no pasa nada. Te vas y buscas otro lugar. Hablando se entiende la gente. Es nuestro lema".

Es precisamente esa educación la que les hace pasar inadvertidos en el paisaje urbano a menos que hagan sonar sus instrumentos. Y también es dicha urbanidad la que se confronta de forma directa con aquellos presuntos artistas que van arrollando a las terrazas y montando los escándalos que denuncian los profesionales de la hostelería del centro urbano de Jerez. "Hay gente muy honrada en Jerez tocando música que se ven fastidiados por esto", señala Manuel antes de señalar que, pese a todo, en este asunto "no hay que criminalizar".

En la actualidad, en Jerez hay entre 15 y 20 músicos que hacen de la calle su escenario. "Y nos organizamos entre nosotros. No hay problemas y si los hay actuamos y ponemos arreglo".

Como dato anecdótico cabe señalar que son muy bien venidos en la plaza de abastos, ya que tras actuar en Doña Blanca suelen cambiar sus monedas por billetes en los puestos. La 'calderilla' es muy bien recibida.

Ambos, Manuel y Elena, coinciden en señalar que la vida de músico no es ni mucho menos fácil. Sus ingresos fijos mensuales son escasos, apenas 210 euros, y no tienen más remedio que buscar ingresos a diario "haga sol o hiele". A este respecto Elena recuerda que son muchas las personas que se acercan a ellos en pleno invierno para prácticamente rogarles que se quiten de la calle, que van a enfermar: "Pero no nos queda otro remedio que aguantar. Las facturas no esperan a nadie", apunta.

Otra de las particularidades de su trabajo es que "no puedes estar las 24 horas en el mismo lugar. Debes dar una vía de escape. Hay personas que agradecen la música y te dan un euro al día. Si después pasan por la tarde no te van a dar nada".

En ningún momento entran en confrontación con el gremio de presuntos cantaores flamencos que asuelan las terrazas del centro urbano durante todo el año. "Nadie puede decirle a otra persona que lo que él cree arte no lo es. Es algo subjetivo, como referíamos antes acerca de la elección de los tribunales de unos hipotéticos exámenes y las garantías que ofrecería".

Uno de los grandes problemas de estos artistas radica en las elevadas cotizaciones que deben pagar, prácticamente 120 euros de Seguridad Social a menos que se trate de "un payaso o un pintacaras". Es el régimen de artistas.

"Nuestra vida es sinuosa -dice Elena Jiménez mientras hace una ola con su mano - lo mismo estás subiendo que bajando, que estás arriba que estás abajo".

No en vano ambos se mueven en un mercado tan extraño que incluso es posible que uno de los más virtuosos violinistas del mundo, como es el caso de Ara Malikian, se deje el alma de incógnito en el metropolitano de una gran ciudad sin recoger apenas una moneda en la funda.

Quizás la solución pasase porque alcanzaran un acuerdo con los propietarios de los bares y amenizaran la velada de los clientes. "Sería una buena solución si se llegara a un acuerdo".

stats