Jerez

La ONG 'Anida Jerez' anima a acoger a niños bielorrusos en verano

  • Esta campaña pretende paliar sus secuelas a los menores afectados por la tragedia de la central nuclear de Chernóbil

La delegada municipal de Participación, Solidaridad y Cooperación, Miriam Alconchel y el presidente de 'Anida Jerez', Juan Carlos Trejo, presentaron ayer la Campaña de acogida de menores bielorrusos, afectados por la catástrofe de Chernóbil. Miriam Alconchel subrayó que "en todas las conversaciones con 'Anida' nos insisten en que la acogida de estos niños y niñas no es para que veraneen en Jerez, sino para prevenir la aparición de las graves y constantes secuelas de la contaminación radiactiva, que prácticamente alcanza a todo el país. Los menores vienen también a disfrutar, pero sobre todo a mejorar su calidad de vida y su salud, lo que llamamos coloquialmente sanear, depurar y desintoxicar su organismo".

Así lo confirmó también Juan Carlos Trejo, ya que "durante los meses de julio y agosto que estos niños pasan aquí, los estamos librando de la contaminación radiactiva, estamos aminorando los niveles de radiactividad adquiridos en su organismo y estamos prolongando su esperanza de vida en cuatro o cinco años". Además, 'Anida' está gestionando revisiones médicas y odontológicas para los menores que vengan a Jerez. Las familias de acogida corren con los gastos del viaje, en torno a 850 euros y la asociación mantiene reuniones previas con aquellas familias que muestren interés en la acogida. Debido al nivel de burocracia en Bielorrusia, hay que empezar a preparar los trámites y por eso se convoca a las familias jerezanas para que se sumen a este proyecto con la antelación necesaria.

'Anida Jerez' pertenece a la Federación Andalucía Solidaria (FEANSOL) y a la Federación Nacional de Acción Social con la Infancia Bielorrusa (FEDASIB). El objetivo de esta ONG desde el año 2001, en que llegó el primer niño bielorruso, es organizar la acogida temporal de niños bielorrusos por familias jerezanas, ya que la persistencia dañina de la radiactividad de Chernóbil en el ambiente y en los alimentos, se prolongará durante décadas y "el mejor modo de ayudar a estos pequeños, -según el presidente de Anida-, es traerlos para que la alimentación sana, el aire puro, el sol y el ejercicio físico, contribuyan a aumentar las defensas naturales y purificar su organismo".

La delegada de Participación, Solidaridad y Cooperación, se refirió "a este tiempo de crisis mundial, en el que la acción solidaria se hace más precisa, sobre todo con aquellos países que, situados geográficamente en Europa, pueden parecer desarrollados y solventes, pero al conocer su rigurosa realidad, nos damos cuenta que están ciertamente mucho más cerca del tercer mundo".

Este es el caso de Bielorrusia; un estado de Europa Oriental que, hasta 1991, formó parte de la antigua URSS, en el que gran parte de su población vive por debajo del umbral de pobreza. Pero además, Bielorrusia sufre dos grandes problemas ambientales: la contaminación química de la tierra por el exceso de pesticidas y una continua y elevada tasa de radiactividad producto del accidente sufrido en 1986 por la central nuclear de Chernóbil. Esta es una ciudad ucraniana, pero se encuentra a dieciséis kilómetros de la frontera con Bielorrusia.

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