El fallecimiento tras una longeva y fructífera vida – en lo personal y en lo profesional– de don Lorenzo Díez, bodeguero y agricultor nacido en 1927, no nos deja indiferente a ninguno de quienes le conocimos y le tratamos en el sector de vinos y brandies de Jerez hasta mediados de los años ochenta del siglo pasado y hasta ayer, cuando dejó muestras de su caballerosidad y amabilidad en todo lugar y en todo momento.

1/10 es la señal que en la bodega marca y distingue en la bota de punta de una andana, en referencia al número de botas que de la solera contiene. Y Lorenzo, si bien llegó a tener once hermanos, pero una murió pronto y otra se marchó religiosa en clausura, por lo que en la segunda mitad de siglo pasado eran diez hermanos Díez quienes respondían a la calidad superior –y por la excelencia personal– que tuvieron sus botas de Fino Amontillado Imperial y Oloroso Victoria Regina. Y ellos fueron los conservadores del histórico patrimonio familiar y del Archivo de la antigua familia procedente del Valle de Valdeosera, que fue depositado en el Archivo de la Ciudad de Jerez.

La historia de la familia Díez está vinculada a Jerez desde que en 1829 don José Díez e Imbrechts obtuvo la primera concesión de ferrocarril en España con el fin de facilitar la exportación del vino de Jerez: una línea de 6 kilómetros que uniría las bodegas con El Portal para que siguieran las botas hasta el muelle de Cádiz, en barcazas por el río Guadalete. Mas, tanto el primer proyecto de ferrocarril como el segundo ‘Jerez al Trocadero’, el que fue una realidad fueron liderados por los Díez, el segundo en 1854 por Luis Díez y Fernández de la Somera . Luego sería la fundación de su negocio bodeguero en 1876 por don Manuel y don Salvador Díez y Pérez de Muñoz, quienes habían nacido en Jerez pero residentes muchos años en Francia, desde donde distribuyeron los vinos que les enviaba su señor padre.

Todo ello queda demasiado lejos y es según Jesús de las Cuevas en su obra Los cien años de Diez Hermanos que desde principios de 1958 sus tres hijos varones, en especial, Lorenzo, el mayor, sustituyen en el timón de Díez Hermanos a don Salvador Díez Gutiérrez, quien a la temprana edad de 70 años había sufrido una arteriosclerosis cerebral. Así tenemos al varón primogénito Lorenzo a cargo de una de las cinco primeras compañías del jerez en volumen de negocio y será en las dos siguientes décadas de los años sesenta y setenta del siglo pasado el artífice de su gran expansión. Primero con la compra de la firma Marqués del Mérito S.A. y después con los magníficos complejos bodegueros que le siguieron, dirigidos desde su buque insignia, la central del Edificio de Ferrocarril- presidida por la devoción familiar del Sagrado Corazón junto a las bodegas primigenias de Fuentes Parrilla. Las que disputaban a J. Ruiz y Cía el privilegio de haber sido las primeras bodegas en exportar embotellado, en 1869.

Son los primeros años de mediados de siglo en los que Lorenzo Díez Lacave unió su destino a una brillante y deportista dama jerezana: Magdalena Romero-Valdespino, la que en pareja de dobles con Gaspar Aranda y Pilar Lassaletta y Gonzalo del Río habían conquistado los primeros puestos del Campeonato de Andalucía de tenis amateur desde el antiguo ‘Jerez Land Tennis Club’ de la calle Santo Domingo. Lorenzo y Magdalena crearon su propia numerosa familia. Y la vida deportiva del campo era compatible con la gran responsabilidad de mantener varios cientos de puestos de trabajo tanto en las bodegas, así como miles peonadas agrícolas anuales. A partir de los primeros años ochenta del siglo pasado, Lorenzo y sus hermanos dejaron el negocio del jerez y se dedicaron en exclusivo a la agricultura.

Descanse en paz el caballero, el gran bodeguero, el buen agricultor, el cristiano esposo, padre y abuelo excelente. Que la Merced le tenga bajo su manto.