Orgullo y prejuicio

A rienda suelta

F. Virués

02 de septiembre 2015 - 08:57

Jerez/NO, no voy a hablarles de la afamada novela de Jane Austen aunque me haya tomado la licencia de coger prestado el nombre de la obra. Prefiero hablarles de dos características que nos definen como personas desde hace siglos y que siguen completamente vigentes a día de hoy, como si no avanzáramos lo suficiente o como si el tiempo no pasara para algunas cosas. Y es que los prejuicios siguen estando al orden del día, aunque muchos crean que han dejado de existir. Mayores y pequeños, hombres y mujeres, todos hacemos prejuicios de todo y de todos, es natural, nos sale solo. Lo importante es que ese prejuicio no nos condicione, no nos haga decidir, porque quién sabe, podríamos perdernos algo maravilloso. El orgullo en cambio es algo que hay que saber utilizar en su justa medida. Poco, malo, demasiado, también. Hay que saber controlar cuando es necesario sacarlo a relucir. Al igual que con los prejuicios, las personas nos perdemos muchas cosas por el orgullo, ¿no les ha pasado nunca?

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