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Paco Sordo. Dibujante de cómic.

“Espero que un día podamos vivir del cómic en España”

El dibujante de cómic Paco Sordo.

El dibujante de cómic Paco Sordo.

–Premio Nacional del Cómic 2022 por ‘El pacto’ (Nuevo Nueve) y premio en el Salón del Cómic de Barcelona. Esta obra le está dando muchas alegrías.

–Sí (risas). Ha llegado mucho más lejos de lo que me esperaba. Estoy muy contento. Y es bastante sorprendentes porque lo del Premio Nacional es algo que no te esperas ni por asomo. Eran metas muy lejanas que no se me pasaban por la cabeza.

–Una obra que es además su primer cómic para adultos.

–Sí, el primero para adultos de formato largo, ya que yo he estado muchos años trabajando para la revista ‘El Jueves’ y después en ‘Orgullo y satisfacción’. Luego sí he trabajado mucho para público infantil, porque es algo con lo que disfruto bastante. Así que se puede decir que estoy mitad y mitad.

–Con ‘El pacto’ hace un homenaje a la editorial Bruguera. ¿Por qué?

–Porque me resultaba muy fácil. Es un tema del que he leído muchísimo y me interesa. Y un cómic hay que hacerlo de cosas que te gustan. Para mí ha sido un placer enorme.

–Lo protagoniza Vázquez, que era ya un personaje en sí mismo.

–Sí, es una de las figuras principales de Bruguera, y lo elegí también porque, más allá de la importancia que tenía como autor en la historia del cómic español, considerado el mejor dibujante humorístico de nuestro país, me interesaba él como persona, que es apasionante. Tuvo una vida muy convulsa y una serie de tendencias de huir hacia delante, de todo el mundo, de sus deudas. Él mismo decía que admiraba a los grandes estafadores porque él quería ser uno de ellos y hacer un desfalco tremendo para no trabajar y vivir la vida a tope. Era un personaje muy complejo. Ha trascendido la imagen que él creó, porque se dibujaba él mismo en los cómics, como caradura, estafador, le gustaba mucho el bingo, las mujeres... Pero detrás de todo eso hay luces y sombras.

"Vázquez decía que admiraba a los estafadores; quería hacer un gran desfalco para vivir la vida a tope”

–Es tanto el homenaje que hace en este cómic que lo refleja incluso en el estilo gráfico.

–Sí, me apetecía porque se prestaba a eso. Ya que estamos utilizando un medio como es el cómic, que tiene su propio lenguaje y mecanismos, pues a la hora de hablar de otro tiempo, imito el estilo que se hacía en los años 50 en Bruguera, luego en los 80, y también en la actualidad. Este tebeo tiene tres líneas temporales.

–Respecto a estas líneas temporales, ¿se puede decir que es casi un cómic documental?

–Sí, sí. Era algo muy apetecible también porque este cómic habla de la historia de Bruguera pero la ficciona. Es decir, introduzco un personaje ficticio que quiere ser dibujante en la editorial pero que no tiene talento para ello. Se busca entonces un plan B muy retorcido para conseguirlo. Creo así un universo alternativo en el que esa persona existió, y para darle más verosimilitud al asunto, todo el contexto histórico es muy realista y utilizo ese formato de documental para hacer más creíble la hipótesis de que existió. Incluso muchos lectores lo han buscado en wikipedia. Cualquiera pueda acercarse a esta obra, sin tener tan siquiera que saber nada de la historia del cómic en España y de Bruguera. Se puede llegar de nuevas.

–¿Es un cómic con moraleja?

–Lo que puedo decir es que tiene una segunda lectura. Desde el principio lo planteé como un thriller, pero que tiene una segunda lectura que sirve como de metáfora de lo que era el sistema de producción de cómics en la propia Bruguera, en la que una serie de autores trabajaban pero tenían que ceder toda la autoría a la editorial si querían cobrar. Cobraban poco en relación a lo que hacían ganar a la editorial y trabajaban a destajo. Es una historia que hace referencia a la intrahistoria de Bruguera.

–Han cambiado los tiempos... por suerte.

–Sí y no. Ahora el tema de los derechos de autor está más legislado, pero si antes se producían cantidades industriales de cómics, ahora ni siquiera se puede hablar realmente de una industria del cómic. Se sigue publicando mucho pero las tiradas son muy pequeñas, no hay tantos lectores. Los videojuegos e internet son una competencia para la lectura, pero el fenómeno del manga está atrayendo a muchos lectores jóvenes. Pero estoy optimista, la industria está en crecimiento y espero que todos podamos vivir de una manera más cómoda del cómic en España. Si hoy queremos vivir del cómic tenemos que trabajar para fuera. Yo, de hecho, trabajo sobre todo para dos editoriales en Francia, que tiene un mercado bastante saludable. En cada país deriva de una manera por los propios condicionantes del país.

–¿Es aficionado al manga?

–Sí, al cómic en toda su amplitud. En Japón hay una industria brutal y hay productos de todo tipo.

–¿Con qué nos deleitará próximamente?

–Ahora estoy trabajando en una serie de cómic infantil para el mercado francés que se llama Niko, que en mayo comenzará a publicarse en España. Y en otra serie que ya saldrá en 2024 en Francia.

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