Aprovechando la llegada de diciembre y la eclosión de la zambombas en Jerez, la Fundación Cajasol celebró en la tarde del pasado jueves, en colaboración con el Grupo Joly, una jornada en la que se ahondó en esta manifestación cultural desde distintos puntos de vista, dentro del ciclo ‘Hablemos de Jerez’.

La cita tuvo lugar en el nuevo teatro que la Fundación Cajasol tiene en la ciudad, situado en la avenida Ingeniero Ángel Mayo, y contó con la presencia de Angelita Gómez, artista y maestra de baile jerezana, Juan Salido Freyre, investigador y miembro de la Cátedra de Flamencología y la Real Academia de San Dionisio, Fermín Lobatón, escritor y crítico flamenco, Manuel Naranjo Loreto, etnomusicólogo e investigador, y Francisco Perujo, coordinador del Máster en Investigación y Análisis del Flamenco de la UCA. La mesa estuvo moderada por el periodista Fran Pereira.

Varios fueron los aspectos a desarrollar a lo largo de la casi hora y cuarto de duración del acto, la situación actual de esta manifestación y su desarrollo y evolución en los últimos años hacia un nuevo modelo.

Fue Francisco Perujo quien introdujo el debate con un repaso histórico “a la música de la Navidad”, centrándose en el villancico, “una música culta de autor, que luego pasó a música popular y finalmente ha acabado, si hablamos de Jerez, en una música popular flamenca de autor, a través de un doble proceso de popularización y aflamencamiento”.

Un momento del debate, en el Teatro Cajasol.

Acto seguido, la charla se centró en la fisonomía de la zambomba actual, que en opinión de Juan Salido “es hoy en día un producto de consumo, una cultura atávica pero al mismo tiempo comercializada”.

Desde su perspectiva, la zambomba “es un plus de oferta de la ciudad, pero debería tener siempre a alguien, probablemente desde lo público y no desde lo privado, que marcase unas reglas de juego conocidas para todo, porque podría llegar el caso de que se demande en exceso. Se está dando un subproducto que puede hacerle daño al verdadero producto. Jerez debe defender lo genuino”.

Manolo Naranjo, en su labor antropológica, contextualizó lo que es “la Nochebuena de Jerez, un constructo cultural implantado desde la década los años 20, y lo que es la zambomba, que es el espacio ritual de la Nochebuena en Jerez. La Nocbuena sí se cantó en clave flamenca, pero no así la zambomba”.

Angelita Gómez recordó aquellas zambombas de antaño “en las que íbamos de un patio a otro cantando cuatro o cinco villancicos. Como no había dinero se usaba lo que se podía pero nunca la guitarra, ni se cantaba por bulerías”. Además, consideró que "a muchas cosas que se hacen hoy se les debería llamar espectáculo navideño, y no zambombas".

Entre los temas abordados destacó el de la actual denominación. ¿Se puede llamar zambomba a lo que existe hoy? Fermín Lobatón expuso como anécdota “que Luis de Perikín exige que a sus espectáculos no se les llame zambomba, él defiende la distinción entre el espectáculo de Navidad y la zambomba tradicional, y es algo llamativo”.

Para el escritor y crítico flamenco “debemos celebrar este resurgimiento de las zambombas, sobre todo porque su repertorio pervive desde hace siglos, y con una variedad temática”. Además, festejó que “esta nueva situación, dentro del mundo del artista, está dando trabajo a mucha gente”.

Francisco Perujo abogó por aprovechar “el turismo cultural”, y consideró que “la riqueza que tiene Jerez, porque debe ser un destino flamenco todo el año”. El debate se centró también en las letras, apostando “por un repertorio en el que la gente pueda participar” e incluso hubo tiempo para analizar a los nuevos autores.