Paso de cargadores

Manuel Sotelino

30 de marzo 2018 - 01:35

El aire lírico que nos sirve de cierre, sopla tenuemente sobre el paso portado por cargadores garbosos que llevan a la imagen de sus amores sobre el hombro estable del fervor. Leve brisa que mece al paso oscuro, o al canasto regado de oro viejo, cuando sus cargadores lo dejan reposar, maravillosa inestabilidad que mece, suave suave, bajo el sendero de la devoción que se apila en las aceras.

Paso jerezanísimo que te portan los cargadores rancios de San Telmo o de San Juan de Letrán. Hoy gloso tu nervio y tu brío -tan característico- y me dejo llevar por el oleaje de esa marea de hermosura que se sostiene sobre el chocar de las horquillas. Paso dulce, dulce paso, que nos traes a la memoria los versos de Lorca. Dulce levantada sobre los hombros de tus fieles cargadores que te mecen con pasión.

"Paso de horquilla que conservas lo auténtico, al más puro estilo jerezano"

Cristo, Juanillo, Nazareno o Traspaso de mil años de abolengo y solera fina. Paso de horquilla que conservas lo autentico, al más puro estilo jerezano.

Sí, tú, Cristo vivo, que triunfas ante la expiración de la muerte. Sobre tu canasto maravilloso de cedro te paseas cada Viernes Santo por las calles de tu barrio de San Telmo. Paso maravilloso que suena a compás de cante jondo, a soleá y a martinete, a bulería plazuelera. Qué maravilla hizo contigo ?Pinto El Viejo?, porque no puede tallar un paso ni más flamenco ni más gitano que el tú luces cada tarde de Viernes de Santo. Candelabros de bronce y acero que representas hojarascas de parras viejas, de vino rancio, con sus esparragueras gitanas verde mar sobre las cornisas de tu graciosa crestería.

Nazareno jerezano, que te llevan a las primeras horas de la mañana. Bronce maravilloso de tu paso acaramelado. De volutas en forma de angelitos desnuditos, con el frío que hace a ciertas horas de la mañana. Paso rancio portado por cargadores toreros, como José González 'Pepillo', al que nombro aquí y ahora, que siempre estará agarrado a tu canasto para pegar ese pase de pecho soñado mientras te sostenía sobre su hombro inquebrantable.

Chocar de horquillas porque ahí viene la Señora traspasada sobre un mar morado de cargadores que la miman y la arropan. Señora doliente de la noche de Jesús, sobre su paso palio portado a la vieja usanza. Paso de horquilla que llevas a San Juan bajo caoba o bajo pan de oro, no cabe más belleza en vuestros coquetos pasos donde la tradición sigue y sigue y donde la cantera se entrena para futuros esfuerzos de pasitos lentos.

Paso de horquilla, leve brisa que nos acaricias y nos acompasas. Suave soplo de inestabilidad maravillosa, siempre enhiesto sobre las varas rancias de tus cargadores, hojarasca de canastos eternos que hacen de nuestra Semana Santa una referencia de tradición. Que ni el viento te toque, que ni siquiera vuele la idea de usurparte por cuatro zancos torpes que aniquilarían las verdaderas esencias más genuinamente jerezanas. Que siga soplando esa brisa suave que nos transporta a otros tiempos.

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