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Jerez

Piden 5 años de cárcel a una residente que mató a una anciana en un asilo

  • Una mujer de 65 años empujó con su silla de ruedas eléctrica a la de una anciana de 97 hasta que la tiró al suelo

  • Sufrió un traumatismo craneoencefálico y falleció diez días después

Cuatro años de prisión solicita el ministerio fiscal contra una jerezana acusada de matar a una anciana en el geriátrico de 'La Marquesa'. La acusación particular, ejercida por la hija y el hijo de la fallecida, elevan dicha petición a los cinco años de cárcel.

Los hechos acaecieron el 31 de diciembre de 2015, vísperas de Nochevieja, cuando Juliana J.O., de 97 años, esperaba en la recepción a que sus hijos acudieran a verla como era habitual. Fue entonces cuando la acusada, Manuela V. F., empezó a empujarla con su silla de ruedas y su pierna hasta que consiguió tirarla. Las consecuencias fueron las peores: la anciana sufrió un grave traumatismo craneoencefálico, entró en coma profundo y murió diez días después.

"El estado físico de la señora Juliana J.O. hacía que debiera deambular por las instalaciones del centro donde residía en silla de ruedas, a las que se sujetaba con una correa para evitar su deslizamiento hacia el suelo y permanecer así segura y estable en sus desplazamientos", apunta a este medio el abogado de la acusación particular, Manuel Hortas. Fue en torno a las 16,15 horas cuando la anciana se desplazó hasta el control, en la zona de recepción, para esperar. "Mientras la señora aguardaba en la zona de control y recepción, junto al mostrador donde permanece situada en todo momento una empleada del centro y bajo la supervisión y control de una cámara de vigilancia y seguridad, llegó junto a ella la acusada Manuela V. F., que contaba con 65 años de edad de edad en el momento de los hechos". Es especialmente destacable la diferencia de edad entre ambas: una tiene 97 y otra 65, 32 años menos. "Su estado físico (el de la presunta homicida) era de mucha mayor energía y fortaleza que el de la señora Juliana, pese a lo cual también circulaba en silla de ruedas", apunta el abogado de la familia de la víctima.

En este triste caso hay un detalle determinante: la agresora iba montada en una silla eléctrica cuyo motor le confiere mucha mayor potencia que el simple empuje manual de la silla en la iba la señora Juliana.

Otro hecho destacable es que "en aquellas fechas además -así se recoge en el escrito de acusación- la acusada debía utilizar una prótesis rígida en una de sus extremidades inferiores con la finalidad de evitar su flexión y, en consecuencia, siempre circulaba con esa pierna extendida hacia delante y embutida en la prótesis". Todos los hechos están grabados por las cámaras de seguridad del centro y, por tanto, perfectamente documentados.

Fue a las 16,18 horas cuando la acusada Manuela V. F. "comenzó sin motivo alguno" a empujar la silla de ruedas de la señora Juliana J. O. para desplazarla y ocupar su lugar. "Durante unos minutos la señora J. O. intentó mover su silla hacia otro lugar, sin que pudiera hacerlo por impedírselo la acusada quien la agarra en un primer momento del brazo y luego sujeta los dos agarres traseros de su silla. De nada sirvieron las protestas y la resistencia de la señora".

Es entonces cuando la acusada se coloca justo detrás de ella para proporcionarle una patada con su pierna derecha impulsada por la fuerza de la silla eléctrica que utiliza, desplazándola hacia delante. La víctima intentó resistir los embates sujetando las ruedas de su silla con las manos pero la acusada insistió hasta que logró llevársela a una dependencia situada al otro lado de la zona de recepción, a una zona utilizada como sala de estar por los residentes. Allí siguió golpeando la silla de la víctima "hasta que causó su desestabilización y la consiguiente caída".

Fue ello lo que le provocó un fuerte traumatismo craneoencefálico con una herida en la zona derecha de la frente "que afectó gravemente a sus centros vitales neurológicos al entrar en un coma profundo arreactivo. Falleció a consecuencia de estas lesiones el día 10 de enero de 2016".

Una vez acaecidos los hechos la anciana víctima del ataque fue asistida en el lugar de los hechos por el personal del centro, que avisó a una ambulancia para su traslado al hospital de Jerez, donde ingresó a las 18,16 horas. Apenas dos horas antes la anciana que ahora se debatía entre la vida y la muerte había decidido acercarse al mostrador para recibir allí a sus hijos en su silla de ruedas.

La acusación particular sostiene que "la situación de acoso y coacción a la víctima por parte de la acusada se mantuvo durante aproximadamente veinte minutos, y fue grabada en su mayor parte por la cámara de seguridad del centro situada en la zona de recepción. La grabación permite apreciar que ni la empleada del centro que atendía la recepción ni ningún otro personal acude a evitar la actuación de la acusada. Se denota así un claro supuesto de falta de vigilancia y control de la actuación de los residentes y de los riesgos y peligros que a éstos acechan, en especial en el caso de personas de avanzada edad como la víctima", señala Manuel Hortas, añadiendo que hay que tener en cuenta que, además, "en el centro residía una persona proclive a los incidentes violentos" y que, obviamente, en la residencia hay personas como la anciana fallecida que son frágiles.

Tanto la Fiscalía como la acusación particular coinciden al señalar que los informes forenses indican que la acusada padece "una discapacidad intelectual leve que altera levemente sus capacidades cognitivas y volitivas".

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