Iniciativa

"Podría haber hecho todo esto en Madrid, pero Jerez es mejor"

  • La familia Rivero, de Bodegas Tradición y destacada coleccionista de arte, proyecta abrir una bodega de finos y una colección de fotografías en Rincón Malillo

Hasta el propio Satanás se ha paseado por el casco histórico de la ciudad. De ahí le viene el nombre a Rincón Malillo, en el que cuenta la leyenda que se presentaba el mismísimo demonio, que fue retado infructuosamente por un caballero jerezano quien, atemorizado, ordenó ubicar en una hornacina de piedra en dicho lugar una cruz de hierro forjado. Y allí, en este espacio, en esa bodega con el mismo 'mal' nombre, y sin nada que temer, el exempresario Joaquín Rivero y su hija Helena, ambos destacados coleccionistas de arte, están a punto de concluir un proyecto artístico. Mientras Bodegas Tradición muestra desde hace casi una década una selección de obras de grandes maestros de la pintura española que abarca de los siglos XV al XIX, de una colección total de más de 300 piezas, una de las más importantes de Andalucía, este Rincón Malillo estará dedicado a la fotografía. Un espacio, adquirido en 2010, que se está rehabilitando con la misma estética que las distintas intervenciones que se han hecho en los cascos que guardan la pinacoteca y los vinos VOS y VORS, "con la idea de hacer un proyecto combinado de arte y la crianza de fino, que estaría listo después de verano. A través de un centenar de fotografías del siglo XIX se contará la historia del vino en la ciudad. En Jerez ha habido y hay mucho fotógrafo bueno", comenta Helena. Asimismo, habrá espacios en los que se proyectarán películas antiguas del siglo pasado sobre caballos, toros, vinos, Semana Santa, la Feria, Jerez... "El objetivo es mostrar o contar cómo era la sociedad jerezana desde que el vino comenzó a ser importante. Una inversión grande para la zona teniendo en cuenta que tenemos al año alrededor de 7.000 visitantes", añade el padre. Un lugar que podría contar incluso con una biblioteca sobre arte. Una bodega que cuenta también con un amplio patio y una planta superior en la que aún quedan graffitis en las paredes de tiempos pasados, obra de otros 'artistas'.

El que fuera el barrio más importante de la ciudad, el corazón de Jerez, perdió su brillo hace muchas décadas. "Mientras el casco histórico se cae a causa del abandono y del olvido, nosotros aquí apostamos por recuperarlo", asegura Helena, que se queja de los problemas de robo en los vehículos de las personas que visitan este espacio. Una falta de seguridad provocada por el estado del barrio, en el que incluso los turistas entran con recelo, así como de un escaso respaldo del Ayuntamiento a estas apuestas de los Rivero.

Padre e hija no se consideran unos atrevidos o unos locos por invertir donde la Administración ha pasado de largo durante tantos años. "No, hay propietarios privados que han rehabilitado muy bien sus casas en San Mateo, de modo particular. No somos los únicos. Desde el principio confiamos en la zona porque nos parecía que es el centro de Jerez, es preciosa y los turistas vienen buscando una cosa de este tipo, no una avenida moderna. Nos parecía que era un buen sitio para instalarse, en una bodega unida a la muralla de la ciudad, que es una pasada a nivel turístico. Y para hacer vino también es perfecta porque está muy protegida. Pero sí es cierto que a pesar de la inversión que hay aquí en la pinacoteca, de elaboración de vinos artesanales como en las bodegas que había entonces, pues aún así, a veces los turistas se asustan al recorrer la zona". Por ello, los Rivero quieren que se vea que dentro de San Mateo "se ha hecho un trabajo que ahora mismo es sostenible, para poder seguir creciendo si para el día de mañana se presenta la oportunidad de Riquelme, o de cerrar otro espacio que estamos negociando, hacer un proyecto mejor... Hay esa parte de dejar que las cosas se caigan y otra que es intentar rehabilitarlas. Queremos que la gente se vaya encantada de los vinos y de la ciudad. Es seguir avanzando en el centro histórico porque desde la iniciativa privada se pueden hacer cosas. Da rabia que esté todo como está. Creo que con muy poco se podría hacer mucho, pero la ayuda es poca. A poco que haya interés y facilidades... No se entiende que haya espacios catalogados y protegidos en esta zona y que estén abandonados". "No nos arrepentimos de nada -añade Helena-. Todo esto encaja muy bien con la idea que tenemos de bodega que utiliza las formas tradicionales, que se ha rehabilitado como las bodegas del siglo XVIII, que se ha respetado lo máximo posible, se han recuperado arcos... Si algún día se rehabilita el barrio, pues mejor. Confiamos en ello. La crisis se ha hecho demasiado larga y para los Ayuntamientos ha sido muy malo. Todos esperaban a que se hiciera la Ciudad del Flamenco, pero el coste del edificio es monumental". "Tenemos una torre aquí, en la bodega, con unas vistas espectaculares. La gente que nos visita hace muchas fotos que luego se cuelgan en la Red. Esto invita al mundo a conocer Jerez. Si es que por un poquito más... El contenido ya está", subraya.

Hay que recordar que la familia Rivero también estuvo interesada en su día en adquirir el palacio Riquelme para su rehabilitación y futura sede de la pinacoteca, cuya restauración llegó a estar presupuestada en unos 4 millones de euros. Un asunto que se paralizó por cuestiones burocráticas ya que este edificio es un bien demanial de uso social y cultural que no puede ser vendido pero tampoco embargado, por lo que hay que seguir un proceso de desafectación, que se iniciaría este año, para que la Administración local pueda disponer de él y sacarlo al mercado. "Si fuera así, habría que estudiarlo de nuevo", asegura Helena. Respecto a los Claustros, un espacio en el que en un principio también se iba a mostrar parte de la colección y que al final no fraguó, "liquidamos el tema porque nos parecía que era un asunto político y nos retiramos, simplemente. Preferíamos estar fuera de eso, no nos beneficiaba". "Lo que sí queremos es que cualquier jerezano que esté interesado en conocer las bodegas o la pinacoteca, pues que venga a visitarnos. Muchas veces hacemos jornadas de puertas abiertas. Todo lo que sea colaborar por que Jerez vaya mejor, pues ahí estamos. Es cierto que hay muchos ciudadanos que no nos conocen aún, pero no ha sido nuestra intención crecer a las espaldas de Jerez, ni mucho menos".

Además de Rincón Malillo, los Rivero apuestan por la ampliación de la pinacoteca en un espacio cercano, aunque han preferido no ofrecer muchos datos aún sobre dicha negociación. Una iniciativa que sería una realidad en un par de años o tres. De hecho, han adquirido recientemente un cuadro que está atribuido a Juan Carreño de Miranda, un autor muy conocido, "pero hay mucho que sacar aún. Se está haciendo una limpieza a fondo y estoy deseando traerlo a Jerez y hacer un cambio de exposición de la pinacoteca", cuenta ilusionada Helena Rivero, que reconoce que esta obra se convirtió casi "en una obsesión".

"Tenemos mucho que mostrar todavía y es que nos falta juntar marco con marco, ya casi no tenemos espacio en las paredes por ello queremos ampliar, incluso para dividir la exposición por temáticas y contar mejor la evolución de la pintura y sus movimientos", lo adelantan en una sala rodeados de obras de autores jerezanos como Domingo García y Díaz o Manuel González Ágreda. Ellos se unen a una larga lista de artistas presentes en la colección Rivero como Goya, Zurbarán, Alonso Cano, El Greco, Valdés Leal, José de Ribera, Lucas Giordano, Maella, Lucas Velázquez, Madrazo, Lucas Villamil, Carlos de Haes, Gonzalo Bilbao...

Joaquín Rivero, nacido en Jerez, quiere que su tierra sea importante, que recupere sus mejores tiempos, industrial, bien gestionada..., que sea un ejemplo para otras bodegas, "porque el éxito de esa recuperación pasa por la calidad, por firmas pequeñas que hagan caldos de esa calidad... En inicio nosotros sólo íbamos a hacer una rehabilitación, pero poco a poco se ha ido haciendo todo. Es una inversión, claro, pero se puede ir recuperando", cuenta. Un amor por Jerez que ha arrastrado a su hija Helena, nacida en Sevilla, licenciada en Derecho, que vive entre París, Madrid, El Puerto y Jerez. "Y es que al final vengo a esta tierra más que nunca. Me voy a centrar en la crianza de ese fino, y en todos los trabajos artísticos que tenemos pendientes aquí". "Yo -concluye el padre- soy de aquí y mi familia es toda de aquí. Siempre me ha interesado lo que conocí cuando era niño sobre el vino y el arte. No es dejar huella, es apostar por esta tierra. Podría haber hecho todo esto en Madrid, pero me parecía Jerez más bonito, más nuevo, mejor".

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