L Abre sus puertas el mayor Ikea de Andalucía

Primer día de 'marea amarilla'

  • Miles de personas acuden a la apertura en una jornada intensa aunque sin aglomeraciones · Un isleño fue el primer cliente y ganador de un cheque de 600 euros por presentar una estrofa flamenca sobre la tienda

Algunos se habían pedido el día libre en el trabajo, otros dejaron a sus hijos en el colegio antes de tiempo y muchos se escaparon de sus obligaciones diarias para poder acudir ayer a Ikea en el primer día de apertura. Había incluso quien había prometido no pisar las instalaciones hasta que pasara un mes, sin embargo, a las nueve de la mañana cuando la tienda abrió, cientos de personas hacían ya cola en el exterior para lograr ser de los primeros clientes y llevarse algunos de los regalos. El más esperado fue el cheque de 600 euros que se llevó el isleño Manuel Duboy por realizar una estrofa flamenca sobre Ikea, aunque muchos otros clientes obtuvieron también obsequios.

Eran tan sólo las once de la mañana cuando la mayor parte de los aparcamientos estaban ya ocupados, pese a que la multinacional había dispuesto autobuses que partían cada veinte minutos del centro. Aun así, pese a que miles de personas estuvieron en la inauguración, no hubo que lamentar incidentes y no hubo problemas reseñables de tráfico para acceder a las instalaciones, a excepción de las típicas colas en la N-IV.

Dentro del complejo, los trabajadores de la multinacional recibían a los primeros visitantes con el 'Pack Ikea para debutantes', un sobre en el que se adjuntaba un plano de la tienda, información sobre cómo comprar, así como el típico lápiz y un metro de papel, para tomar buena nota de todos los productos. Además, también en la entrada (entre los mimos y demás animadoras), varios empleados ofrecían la posibilidad de adquirir la tarjeta 'Ikea Family' para disfrutar de distintas ofertas. Tras pasar estos trámites, los clientes se acercaban a la escalera mecánica para conocer, por fin, el mundo Ikea: la exposición de muebles de la primera planta. Como si de un museo de tratase, los clientes pasaban en fila por cada una de las estancias siguiendo las flechas del suelo para no perderse nada. Abuelas, parejas, familias, grupo de amigos... todo tipo de perfiles podía encontrarse ayer en Ikea. Unos buscaban tan sólo mirar, pero también era visible la 'marea amarilla' de los que bolsa en mano recorrían cada uno de los pasillos en busca de algún artículo. Como era lógico, fueron pocos los que no tocaron y probaron cada uno de los productos: tumbarse en los colchones, sentarse en los sofás o simplemente abrir y cerrar cada uno de los cajones y muebles era la imagen que más se repetía ayer. La anécdota del día la puso un apagón de luz en la tienda que, pese a ser breve, fue aprovechado por los empleados para cantar un improvisado cumpleaños feliz que terminó con el aplauso de los clientes. Tras recorrer la exposición, multitud de personas pasaron también por el restaurante de Ikea donde las albóndigas fueron la comida estrella. Aun así, las tartas, el arroz, el salmón y otras delicias hicieron que el comedor se quedase casi pequeño para atender la demanda. Por eso, tras la visita y las compras de muebles y decoración, los clientes aprovechaban también para comprar en la tienda de alimentación de la planta baja.

Tras la inauguración, muchos seguramente decidirán volver y otros esperaran que pase los primeros días de aglomeraciones para conocer la tienda. Aun así, Ikea ya sabe (por sus encuestas) que más del 94 por ciento de habitantes de la provincia tiene intención de visitarlos, sólo es cuestión de tiempo.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios