Jerez

Quesos y Sherry, un maridaje perfecto que desafía al tiempo

  • Guillermina Sánchez, de la Quesería El Cultivo, ofrece un taller con productos artesanales

Guillermina Sánchez y Pepe Ferrer durante un momento del taller.

Guillermina Sánchez y Pepe Ferrer durante un momento del taller.

Guillermina Sánchez, de la madrileña Quesería El Cultivo, ofreció un taller de maridaje de quesos artesanos y Sherry. Considerada una de las mayores especialistas de quesos artesanos de España, una especie de fromelier que explica la tipología y la composición del producto, comentó que en nuestro país hay 28 denominaciones de origen donde se combinan tradición y modernidad.

El primer queso que dio a probar fue de una pequeña quesería sevillana, Mare Nostrum, y se denomina Castriel, realizado con leche cruda de cabra florida. El maridaje se realizó primero con una manzanilla y posteriormente con un amontillado. Mientras que el primero resaltó más al animal, el segundo hizo lo mismo con el territorio.

El segundo queso que llegó a los asistentes fue un Flor de Payoyo de Villaluenga, la marca creada en 1997 por Andrés Piña y Carlos Ríos. Un queso superaromático, mezcla de cabra y oveja, que al tomarlo con el amontillado sacó matices de frutos secos.

Por último, llegaron tres quesos de El Bucarito, entre ellos un gouda y un queso azul, todos hechos de leche cruda. Aquí los vinos de Jerez redondearon al queso. En este caso el oloroso, en vez de a nuez, casi supo a pipa de girasol.

Por último, con el queso azul maridó perfectamente un amontillado que casi logró eliminar el toque del hongo, potenciando todo su sabor.

Un taller de lo más sabroso que demuestra que a los vinos de Jerez no se la dan con queso.

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