RESERVA FLAMENCA

El enésimo renacer de un genio

  • El coleccionista Carlos Martín Ballester presenta en Los Cernícalos su libro sobre Manuel Torre, en la que aglutina una extensa biografía con un apartado sonoro que consta de 49 cantes

Devolver a la actualidad la figura de Manuel Torre es el objetivo primordial del segundo libro de Carlos Martín Ballester, que ayer se presentó en la veterana peña Los Cernícalos acompañado de José María Castaño, José Manuel Gamboa y Jesús Atienza, y el cante de Luis Moneo, con Domingo Rubichi a la guitarra. El empresario continúa así con el camino abierto hace un año con Antonio Chacón y que proseguirá, como ya ha reconocido públicamente, a finales del presente año con Tomás Pavón.

Este arqueólogo musical, como se denomina su propio blog personal, ahonda esta vez en otro jerezano, Manuel Torre, y lo hace con un formato similar al de la anterior propuesta, es decir, con un completísimo libro de 432 páginas en el que encontramos abundante material fotográfico (una parte de él inédito), periodístico, biográfico y sobre todo sonoro.

Porque quizás este aspecto, el sonoro, ha sido, al tratarse de un coleccionista, el que más ha querido cuidar, reagrupando todos los cantes conocidos hasta la fecha del cantaor, un total de 49 distribuidos en 2 Cds.

Todo ello se complementa con el prólogo de otro jerezano ilustre, José Manuel Caballero Bonald, y las colaboraciones de Norberto Torres, Ramón Soler y José Manuel Gamboa.

Aunque históricamente, el flamenco siempre ha tenido a la figura de Manuel Torre en uno de los principales peldaños, la realidad es que apenas ha existido material biográfico, sobre su persona. De hecho, en este ámbito sólo se han publicado hasta el momento el libro 'La Sevilla de Manuel Torre', de Manuel barrios en 1982; y la biografía escrita en 2002 por Juan de la Plata, 'La pena sonora' (Vida, cante y gloria de Manuel Torre).

Para Carlos Martín Ballester, su autor, "es importante dar los primeros pasos firmes de la colección, porque quiero que los libros se entiendan como parte de un todo, cuya sucesión de números tiene una razón de ser. Es decir, el aficionado debe entender que en el flamenco existen personajes completamente distintos y complementarios".

A la hora de elaborar el libro, Martín Ballester considera que "el proceso ha sido similar al de Chacón, lo que ocurre es que al ser volúmenes que están vivos, por así decirlos, sí tienen diferencias. La principal, aparte de algunos detalles como entrevistas y demás, que en el caso de Chacón sí hizo pero con Manuel Torre no hemos localizado ninguna, está en que en este segundo el apartado biográfico es mayor. He hecho una biografía más amplia porque entendía que la obra de Manuel Torre había que encadenarla en su época y explicar cómo era su vida y su personalidad para entenderlo mejor".

Al abordar el trabajo de investigación, que en el caso de Martín Ballester se basa, como ha demostrado en su anterior publicación, en una gran rigurosidad, el empresario explica que "uno utiliza todas las fuentes que existen", aunque su base se centra "en los documentos oficiales y en la prensa. A partir de ahí, una vez que tengo esa vista general del personaje, ya entonces me voy a otras fuentes bibliográficas y comparo. No me gusta que lo ya escrito sirva de base, principalmente porque aparecen errores, y se trata de eso, de evitar la repetición de errores que se han ido sucediendo sin mucha base. Creo que con Manuel era imprescindible y necesario eso, ahondar en el recorrido profesional, que fue muy intenso. Parece que él era un cantaor que sólo acudía a las llamadas de los señoritos o los toreros para una actuación, pero no es así, tenía un actividad frenética, por prensa y por muchos carteles que he manejado".

Una de las particularidades con respecto a su anterior publicación está en el número de referencias en prensa, que aparecen en mayor medida en Chacón que en Manuel Torre. No obstante, Martín Ballester considera que "he encontrado bastante, más de doscientas, y sinceramente, más de lo esperado, que hacen que tengamos una imagen diferente a lo que conocíamos sobre Manuel Torre hasta ahora".

Ese halo de leyenda que ha vivido sobre la figura de Manuel Torre "es algo que está ahí. Digamos que Chacón era como más respetado, ya no sólo por su profesión sino por todos los mecanismos que generaba en torno al cante. Manuel es distinto, se le encumbró de alguna manera más por su expresividad, por su forma casi atávica de entender el cante. Y claro, eso los diferencia muchísimo".

Según Carlos Martín, en la vida de Manuel Torre existe un punto de inflexión significativo, que llega con su participación en el concurso de Granada en 1922. "A partir de ahí hay un cambio en la consideración de Manuel, porque entra en otros círculos culturales que fueron los que le dieron ese aura de artista extraño, conectado con los sentimientos más ocultos".

Tras muchos meses de duro trabajo, Martín subraya que entre las cosas que más le han llamado la atención es "el poco tiempo que sus discos estaban en el mercado. Quitando las primeras grabaciones que hizo con Juan Gandulla Habichuela, el resto duraron prácticamente un año o dos como máximo, incluso en algunos casos meses, y eso es algo sirve para explicar por qué es tan difícil encontrar sus discos en buen estado. Eso te deja en la incertidumbre, porque si se anunciaba como el gran maestro que era y las compañías querían grabarle, no se entiende por qué se retiraban los discos de la venta tan pronto".

Como coleccionista y gran conocedor del mercado discográfico antiguo, el autor no oculta que la primera vez que escuchó a Manuel Torre "me enganchó", y desde entonces lo ha ido descubriendo. En el libro también ha hecho un trabajo de campo con "personas que han escrito sobre Manuel, como Ríos Ruiz, Antonio Reina, que me ha enseñado cómo hay que enfrentarse a sus grabaciones".

Gracias a estas personas, como el propio Antonio Reina y otros coleccionistas, ha conseguido recuperar todo lo que hasta ahora se conoce del cantaor. "Son 49 cantes, que se han extraído de unas 25 placas, y para conseguirlos he manejado cientos y cientos de placas, porque hay que recordar no se conservan los másters y hay que coger de la propia placa original. Lo que he hecho es acudir no sólo a mi archivo, sino a otros muchos, que generosamente han colaborado para intentar encontrar el mejor sonido, desde particulares a instituciones. Lo que he intentado es conservar el sonido original, sin tocar ningún armónico que pueda estropearlo".

Sin lugar a dudas, de lo que está más orgulloso es con el hecho de que el libro haya sido prologado por José Manuel Caballero Bonald. "A través de amistades comunes como José María Velázquez-Gaztelu me puse en contacto con él, le envié el libro de Chacón, que le maravilló y me dijo que contase con él para éste. Como jerezano que es y personaje de las letras respetado, estoy encantado".

Junto a él, el libro cuenta, "porque creo mucho en el trabajo colaborativo", con Norberto Torres y Ramón Soler, que "han hecho un análisis musicológico de los cantes y los toques" y un artículo de José Manuel Gamboa, "que viene a resumir cómo era la figura de Manuel y ponerlo en relación con los cantaores de su época y los anteriores". El diseño, al igual que el de Chacón, es obra de la diseñadora María Artigas.

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