Ramírez y Micaela, fuente de riqueza (II)
DESDE que la Consejería de Cultura sopesa que la zambomba sea Bien de Interés Cultural (BIC, como los bolis) han surgido varias voces a favor de que se establezca claramente qué es una zambomba-zambomba y qué una burda imitación. Tras mucho deliberar, las fuerzas vivas de la ciudad se decantan por crear una institución encargada del control, por lo que se han sentado las bases para el futuro Consejo Regulador de la Zambomba de Jerez. En principio, este órgano establecerá un reglamento que fije los elementos básicos de lo que es una zambomba auténtica –presencia de anís y brandy [cerco al ‘Brugal’], pestiños y polvorones y, entre otros, la entonación de las peripecias del marinero Ramírez y la pendón de Micaela–; tendrá además su propio equipo de inspección que levantará acta de las zambombas que incumplan determinados preceptos y, por último, velará por la fonética de la fiesta, evitando términos como zambombá y zambombada. Sea.
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