El Rebusco

Del sack al sherry

  • El imaginario anglosajón del jerez

  • Un vino al gusto británico

Samuel Pepys en una etiqueta de Dry Sack.

Samuel Pepys en una etiqueta de Dry Sack.

En un reciente artículo publicado en este mismo medio se analizaba las últimas estadísticas presentadas por el Consejo Regulador sobre las ventas de los vinos del Marco, y se leía el siguiente titular: "El jerez sigue su camino triunfal en el Reino Unido".

En un destacado del mismo artículo se remarcaba que "el mercado británico abandera la subida en las ventas".

Si hiciéramos un seguimiento de este tipo de información oficial en las últimas décadas, comprobaríamos que son los británicos los que han destacado en estos informes oficiales como los mayores consumidores de sherry.

Su interés por nuestros vinos ya es tradicional, y de eso hablaremos en esta ocasión, de cómo ha evolucionado el jerez en el imaginario colectivo de los británicos en los últimos cuatro siglos.

Los vicecónsules británicos en Jerez. Los vicecónsules británicos en Jerez.

Los vicecónsules británicos en Jerez.

Del Sack al Sherry

Gracias a las investigaciones llevadas a cabo por el profesor José Antonio Mingorance, plasmadas en su libro La colonia extranjera en Jerez a finales de la Edad Media (2014), sabemos de la presencia una importante colonia de británicos en la zona, activos en la compra y transporte de vinos a Inglaterra desde principios del siglo XVI.

Los protocolos notariales conservados en el Archivo Municipal de Jerez dan cumplida cuenta de las intensas y continuas transacciones de estos comerciantes para llevar el vino producido en Jerez, Sanlúcar y El Puerto a los mercados del norte de Europa

Por su parte, la investigadora inglesa Catherine Rachell Pitt, en su trabajo The Wine Trade in Bristol in the Fifteenth and Sixteenth Centuries, publicado en la Universidad de Bristol, nos aporta una documentación clave desde el otro lado, el de los ingleses.

La importancia de este comercio, de la gran aceptación del producto por dicha sociedad, queda reflejada en las obras de famosos escritores y autores teatrales de aquel periodo.

El mismo William Shakespeare se refiere a esta popular bebida como sack o sherish sack, compitiendo con otro vino de fama por aquellos tempos en las tabernas londinenses, el canary sack.

Con el tiempo se impuso el primero, y la expresión sack se asimiló en exclusiva al vino andaluz.

En el libro El vino de Jerez. el gran experto Julian Jeffs, comenta atinadamente que el término sack surgió a finales del siglo XV, planteando que derivaría del verbo español sacar.

La temeraria incursión del marino Francis Drake a Cádiz, en 1587, le resultaría de gran provecho, consiguiendo un importante botín consistente en una buena cantidad de botas de vino destinadas a la Armada española, que en ese momento preparaba su desembarco en las costas inglesas.

Dicho vino era apreciado en aquel momento, pero que su importación había disminuido considerablemente a causa del conflicto bélico entre ambas naciones.

Tanto Shakespeare, como su amigo de parranda, Ben Jonson, disfrutaron de esa importante remesa de nuestros caldos, lo que tal vez inspiraría a Jonson a escribir aquello de: Sack?,You said but e´en now it should be sherry (Sack? (¿Sack?, así lo pedías, pero ahora debes decir sherry).

No es descabellado afirmar que es en esta obra de teatro, The Bartolomew´s Fair (1614), donde aparece por primera vez la expresión sherry, término que se ha mantenido hasta nuestros días.

No en vano, es en Jerez donde se ha erigido un monumento a Shakespeare. Este monolito fue inaugurado en 1956, por iniciativa de la organización de la Fiesta de la Vendimia, ciudad donde se han rotulado calles con los nombres de él y de Ben Jonson.

Desde hace quince años un grupo de seguidores de la obra del bardo inglés nos reunimos en el parque González Hontoria para rendirle tributo, y agradecerle los elogios que dedicó al jerez en boca del gordinflón Falstaff.

Evento alabado por la directora de la Folger Shakespeare Library, Mrs. Gail Kern Paster cuando el que esto suscribe viajó a Washington en el 2010 para consultar los archivos de la prestigiosa institución norteamericana.

El mismo Lord Mayor de la capital inglesa, Sir Harold Gillet viajaría a Jerez en 1959 para depositar una ofrenda floral junto al monolito que recuerda al gran escritor.

Los ilustres viajeros de aquel país, se sintieron atraídos por la fama de Jerez, y el vino ensalzado por Shakespeare. Hasta aquí llegaron: Lord Byron, Henry David Inglis, David Roberts, Richard Ford, Anthony Trollope, Walter Starkie, Somerset Maugham entre otros muchos. Sus libros de viaje así lo atestiguan.

Los beefeaters y el jerez (foto de Jack Taylor). Los beefeaters y el jerez (foto de Jack Taylor).

Los beefeaters y el jerez (foto de Jack Taylor).

Sherry, please

El momento de mayor esplendor de las exportaciones a Gran Bretaña coincide con el apogeo de su imperio, el que transcurre durante el siglo XIX y parte de XX.

La ciudad de Bristol, junto con el puerto de Londres, eran los principales lugares de desembarco de las botas repletas de sherry. Una ciudad, la de Bristol que distingue con su nombre a uno de los cream sherry más famosos, el Harveys Bristol Cream, la única marca española en la lista de la compra de la reina de Inglaterra desde 1969.

A pesar de ello aún tenemos pendiente el proceso de hermanamiento con esta ciudad.

A lo largo del tiempo el negocio del vino atrajo a un variado número de comerciantes y empresarios británicos que se asentaron en Jerez y el Puerto de Santa María. Algunos entroncaron con familias de la localidad.

Entre estos apellidos que aún permanece en la memoria colectiva: Gordon, Davies, O´Neale, Garvey, Buck, Sandeman, Ivison, Sutter, Ferguson, Williams, Gilbey, Terry, Grant, Campbell.

Esto propició el nombramiento de un vicecónsul en la ciudad desde 1829 hasta 1970: John David Gordon, Charles Peter Gordon, Charles Harman Furlong, George William Suter (Jorge Guillermo Suter Stevens), Richard Henry Davies, Henry Seymour Davies, Walter John Buck, Guy Dingwall Williams, Bridget Amelia Swithinbank.

Los dos primeros, de origen escoces y católicos, dieron paso a ingleses protestantes.

El documental del realizador andaluz, Nonio Parejo, Los ingleses en Jerez (2015), fija el foco, por primera vez, en la influencia de estos wine merchants en la zona.

Tradición renovada

El jerez no solo es consumido en las islas británicas como vino de aperitivo, o para beberlo en época navideña, tal como lo hacen los miembros de la guardia de la Torre de Londres, los populares beefeater, antes del desfile de Navidad, sino que está presente como aderezo en diferentes platos de su gastronomía: el Christmas Pudding, el Sherry Trifle, el Syllabub, el Poor Knights of Windsor, un tipo de torrijas, la sopa Brown Windsor Soup, y el sherry cobler, origen de nuestro rebujito.

Algunos personajes relevantes han unido sus nombres en esta historia singular que une a nuestros vinos con aquellas islas. Veamos algunos de ellos.

Samuel Pepys fue un alto funcionario de la corona, conocido sobre todo por el detallado diario privado que mantuvo entre 1660-1669. Las bodegas Williams&Humbert eligió un extracto de ese diario para plasmar el texto en la etiqueta de su marca Dry Sack, concretamente en las notas reflejadas el día 20 enero 1662: "the wine cooper, who this day did divide the two butts, which we four did send for, of sherry from Cales".

El arte y la fotografía, como vemos en las dos imágenes que reproducimos, nos muestran esa tradición de la presencia del jerez entre los británicos, ya sea en un pub al estilo de nuestros tabancos, o en una lujosa mansión, representada en el cuadro del pintor inglés de la segunda mitad del XIX, Walter Dendy Sadler.

La misma familia real no pierde ocasión de probar el jerez. Los mimos duques de Cambridge lo hicieron cuando participaron en los actos de la festividad del Día de San Patricio, junto a los soldados de la Guardia irlandesa acuartelada en Aldeeshot, tomando una copa de Harveys Bristol Cream en el 2012, y de Croft en el 2013,

Al igual que con su clase política. Sir Edward Heath, el que fuera primer ministro entre 1970 y 1974, visitó Jerez en dos ocasiones, en los años 1964 y 1976.

Heath era un habitual de la Costa del Sol, donde solía pasar sus vacaciones. Es por ello que solía aprovechar su estancia en Marbella para pasar por Jerez y visitar las bodegas de Williams&Humbert. La anécdota fue qué en las dos ocasiones, con doce años de diferencia, estampó su firma en la misma bota.

Y como entre los expertos en la materia. Ben Howkins pasó por Jerez para presentar su libro Sherry, maligned, misunderstood, manificent (Sherry, difamado, incomprendido y magnífico. Acto que tuvo lugar en la sede del Consejo Regulado en el mes de octubre de 2019.

Howkins, gran apasionado de los vinos de Jerez, tal como queda reflejado en la obra mencionada, arroja una mirada experta y entendida sobre el sherry en una completa guía, resaltando su gran potencial y calidad en su producción.

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