Recordando al bodeguero Manuel Paz Varela
El Rebusco
Bodegas Ligures hunde sus raíces en las bodegas González Sillero y M. Paz Varela
Su familia estuvo vinculada con la tonelería
En una reciente entrega de mis Rebuscos reproducíamos, con un breve comentario, dos elementos publicitarios de las bodegas Manuel Paz Varela, la etiqueta de Manzanilla Conchita y un cartel del fino Currito. Una bodega que pocos recuerdan. Su trayectoria empresarial fue corta, de una sola generación, y unida al hombre que le dio su nombre. De él, de su actividad como propietario de viñas y bodeguero vamos a intentar hacer su retrato profesional y biográfico.
Por otra parte, su apellido está vinculado con una destacada empresa de tonelería ya desaparecida. En tan poco tiempo, este empresario demostró una actividad digna de admiración. Valgan estas líneas para reconocer el trabajo de él como de otros muchos emprendedores que desarrollaron su labor en la vitivinicultura del Marco.
Una bodega olvidada
El patriarca de esta familia fue Manuel Paz Rivera, oriundo de Galicia. Casado con María Partida Negrete (1817-1905).
Se afincó en Jerez, y aquí, en 1860, abrió su taller de tonelería, actividad que continuarían dos de sus hijos, Antonio y José Paz Partida (1862-1942).
Del matrimonio de este último con Mercedes Varela Corrales (1862-1930) nacería Manuel Paz Varela.
La familia residía en una amplia casa de la calle Las Naranjas (por aquel entonces Juan Gavala), pero todos los fines de semana iban a su finca de recreo en Villa Mercedes, donde se ubica actualmente la Parroquia de Nuestra Señora de las Nieves.
En ese mismo lugar estaba originalmente el bonito templete de hierro de dos pisos utilizado como merendero, y que desde el 2009, como regalo a la ciudad, se ubicó en la Alameda Vieja, frente a las bodegas González Byass. En la actualidad se encuentra en un estado de abandono y deterioro.
Otros hermanos de Manuel fueron Luis, médico, Arturo, que ostentó el grado de coronel en el ejército, y Antonio, que continuó con la actividad de la tonelería.
Este cosechero, almacenista y exportador de vinos de Jerez nació en Jerez el 1 de diciembre de 1886, y estaba casado con Francisca Genero Fernández.
Manuel Paz Varela
comenzó con el negocio del vino en Villa Mercedes, molturando los vinos de la viña que existió en ese lugar, y cuyos vinos criaría en sus bodegas de calle Rosario, 16 (donde se ubica el que fue cine Jerezano). Otras fuentes hablan de instalaciones en calle Clavel y las Angustias.
Una vez que las vides de Villa Mercedes se arrancaron compró una viña frente al Majuelo, conocida como la Generala entre los miembros de la familia.
Fue uno de los primeros vinateros en viajar a los Estados Unidos para introducir los vinos de Jerez en aquel mercado; y pionero en la elaboración de vinagres que criaba en una sus bodegas de la calle Sevilla.
Hay que mencionar, que durante años regentó El Gallo Azul.
A su muerte, sus dos hijas, Lele (Mercedes) y María, casadas con militares, y su hijo Francisco, que ejerció la medicina, no le dieron continuidad al negocio, y las bodegas fueron 'mal vendidas' por partes.
Entre las marcas más conocidas de sus vinos estaba el fino 'Currito', que años más tarde se comercializaría como finísimo Currito por Bodegas Internacionales.
Manuel Fernández García-Figueras, en una de sus Sherryzanías decía: 'Fino Currito que llegó a tener una importante demanda en el mercado local cuando se criaba y embotellaba en sus instalaciones de calle Rosario y procedía de las uvas de sus viñedos en Balbaina y Macharnudo' (sic).
Otras fueron Indiano, un jerez seco, muy viejo, viajado, el moscatel 'Imperial', el 'Flor de Lis', de solera antiquísima, con etiqueta diseñada por el artista gráfico José Luis Torres, y el oloroso añada 1870, vino gordo genuino jerezano.
Para la exportación su reputado Old Oloroso (Golden Full Bodied Superb Dry).
Manuel Paz Varela fallecería en Jerez el 26 de abril de 1951.
Bodegas González Sillero
En la calle Jardinillo en pleno corazón del barrio de Santiago se encuentran las conocidas hasta hace bien poco como Bodegas Almocadén.
Las primeras actividades bodegueras de la familia González se remontan a finales del siglo XIX, pero no fue hasta 1915 cuando José González Granados tuvo la feliz idea de almacenar unas botas en unas instalaciones que se levantaron en una parcela junto al descansadero de la cañada ancha de Mesas de Asta sobre la base de la producción de sus viñedos en el prestigioso pago de Almocadén, en la viña Matamoros.
Su hijo Juan González Sillero continuó la tarea emprendida por su padre como viticultor, amplio los viñedos comprando la finca contigua, San Rafael, adquiriendo de esta manera todo el pago y se convirtió en un importante almacenista bajo la denominación de González Sillero S.A.
Juan González Sillero
dedicó toda su vida al arte de criar artesanalmente sus vinos y, con buen ojo para el negocio, consideró imprescindible localizar la compañía también en Jerez. Adquirió entonces la antigua fábrica de tapones, chapas y latas Rivelot, en el número 16 de la calle Jardinillo, para ubicar allí una parte de sus existencias de vino.
Dos de sus hijos, Juan y José González Salguero, la tercera generación, fueron los que continuaron la labor de su padre y como viticultores continuaron y mejoraron el Pago de Almocadén donde se ubicaban su viñas, Matamoros Grande y Chico y San Rafael. Fieles a la tradición y labor artesanal conservaron sus preciadas soleras procedentes de estos viñedos situados entre los pagos de Macharnudo y El Carrascal, excelentes por la calidad de su albariza.
Entre sus marcas más conocidas se encuentra el amontillado viejo Almocadén. Pero uno de sus productos más renombrados fue el fino 'Paquiro', en homenaje del propietario de la compañia al creador del arte de la tauromaquia.
Su Pedro Ximénez fue premiado con una Medalla de Plata en el Salón Internacional del Vino de Madrid.
Su Solera Fina y palo cortado Viña Matamoros fueron unos vinos clásicos en sus inicios. Etiquetas con diseño, igualmente, de José Luis Torres.
Bodegas Ligures: recuperar la tradición
En las estribaciones del antiguo Sinus Tartessicus, que los romanos llamaron Ligustino, se alza el cuidado cortijo que alberga las Bodegas Ligures. Este proyecto bodeguero es el resultado de una tradición vinatera que se remonta a generaciones anteriores, protagonizada por los bisabuelos, Manuel Paz Varela y José González Granados, de los hermanos Javier y Jaime García González, en colaboración con Enrique Barroso.
Las bodegas se ubican en el Cortijo de El Cotito, lugar de origen de las Bodegas González Sillero, datando sus cascos de 1939. Junto a la mítica Asta Regia, un lugar cargado de historia donde existen registros de bodegas que datan de hace más de dos mil años.
La hacienda ha conservado y mantenido cuidadosamente las soleras familiares, que han sido cuidadosamente preservadas. Estas soleras son verdaderos tesoros, como los Amontillados, Olorosos y Palos Cortados, que reflejan la pasión por el vino de esta familia. La oferta de Bodegas Ligures se complementa con vinos tranquilos, destacándose especialmente su Fino y los exquisitos Vermú Rojo y Blanco que son elaborados en las instalaciones de la bodega. Todos estos vinos pueden adquirirse en su Despacho de Vinos, ubicado en las mismas instalaciones junto a la histórica venta El Cotito.
Así, Bodegas Ligures honra y continúa la tradición vinícola de sus antecesores, ofreciendo una experiencia enológica única, enmarcada en un entorno histórico y cargado de encanto.
Como decíamos, el antepasado fundó una de las tonelerías más antiguas de Jerez, que continuaron los hermanos Paz Partida.
Con el tiempo sus sucesores tomarían los nombres de Meana y Paz, en Pozo Olivar, y Antonio Paz Varela y Cia., en calle Pajarete. Nota:
Para muchos de los datos aquí expuestos he de agradecer la colaboración prestada por doña María Paz Genero (hija de Manuel Paz Valera), Doña María del Carmen García Paz, Don Baldomero García Paz y Don Javier García González.
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