'Rianal', pasados de moda
El futuro de la archiconocida tienda del centro pasa por un cierre que aún deben negociar · Las ventas bajan y la plantilla acusa a Ricardo Sáinz de "dejadez"
"Antes, cuando llegaba alguien nuevo, nos poníamos de broma con él y le decíamos que fuera a la tienda de al lado a por una máquina de ensanchar estanterías". Lo dice Isaac Cenizo, que actúa de enlace sindical para CCOO y quien organiza las protestas esporádicas a las puertas del local, al salir de trabajar y antes de entrar. Está delante de una estantería vacía, una de tantas en las entrañas del edificio de cinco plantas y sótano que comprende 'Rianal'.
El problema que tiene esta tienda, donde más de una generación ha estado comprando ropa para ir a clase, para ir a trabajar y hasta para casarse, es que no tiene ropa para vender. Principalmente, los trabajadores están enfadados con la dirección -Ricardo Sáinz, único administrador, hijo del propietario, del mismo nombre- porque llevan cuatro meses sin cobrar. Aunque no menos daño les hace el pensar que se ha dejado morir a la empresa alevosamente. Se le acusa de dejadez. A medida que el stock no se renovaba y se despoblaban las estanterías, bajaba el número de clientes -habituales y eventuales-, y comenzaban los problemas en los cobros de las nóminas.
Primero, retrasos de una semana o una quincena. Luego, de un mes, y hoy, aparte de llevar desde marzo sin cobrar, el cierre es inevitable. Antes o después, porque en el caso de que se termine de vender lo que queda en el almacén, nada indica que se vaya a dar un giro en la política de la empresa. Es impresionante pasear por todas esas partes del edificio que se esconden detrás de un letrero de 'privado'. "Aquí iban las camisas, y aquí las chaquetas y los chaquetones". Pero más adelante vuelve a decir que también por ahí iban camisas, chaquetas, chaquetones y demás. El visitante se siente doblegado por la cantidad de metros cuadrados desperdiciados y que en otros tiempos fueron el ropero de Jerez. Y no sólo por lo emocional, sino porque los esqueletos metálicos que se abrigaban con aquellas prendas, hoy resumen el futuro y el presente de sus trabajadores.
Juan Luis Galante llegó cuando era un adolescente, allá por el año 1970, pronto hará -o haría- 40 años cotizando, todos ellos en la misma casa. Con la presencia y el habla firmes, como conferido de una autoridad mayor cuando habla de Rianal, Galante no sabe esconder su indignación. "No hay tallas centrales, las que más se venden". Y las pocas que hay, evidentemente, pueden no ser del gusto del comprador. "Los clientes vienen buscando cosas que ya no tenemos, no hay dónde elegir". De la misma forma que 'Zara' presume de no hacer anuncios en televisión, 'Rianal' vive del boca a boca. Quien se marcha satisfecho, lo pregona, de la misma forma que lo hará aquel que fue a por una camisa de rayas verdes y tuvo por respuesta que las rayas que había a su medida eran celestes y que para verdes, las de dos tallas menos. El comprador habitual ha emigrado, uno que sólo sabía comprar ropa allí, uno al que no le preguntaban por la talla o sus gustos porque allí ya los intuían, como los camareros de la esquina que ponen el manchado sin preguntar, sólo que estos se han quedado sin café.
Entrar en 'Rianal' no es como entrar en otras tiendas. Aquí no suena música de fondo, aquí los suelos son de mármol y las estanterías no se cambian cada temporada. Los escaparates no incluyen atrezzos ni los maniquíes llevan gorras hacia atrás. La gama de colores de la tienda, el color de sus paredes, de sus estantes, del suelo, es el mismo por mucho que se tarde en volver a entrar. Pero eso, hace algunos años, pudo cambiar. Porque una gran empresa de moda quiso comprar el edificio y no se llegó a un acuerdo que podría haber evitado los problemas actuales. Por aquel entonces, todavía era una tienda con grandes ingresos y nadie pensaba que se acabaría recurriendo a un ERTE (Expediente de regulación temporal de empleo), el que se firmó en otoño de 2008, donde empresario y trabajadores acordaron que la mitad de la plantilla "descansase" nueve meses primero y otros nueve la otra mitad-. El objetivo era reflotar 'Rianal', eliminando una buena parte de los gastos en personal, e invirtiéndolo en comprar un nuevo material que no llegó, según afirman los trabajadores.
Ricardo Sáinz no desea continuar con el negocio. Para entender bien el conflicto, de su lado no anda la situación económica actual, ni la globalización de los mercados, ya que el sitio que pudo tener 'Rianal' en su momento, con los años sería cada vez más complicado de mantener, por lo que no es descabellado ver caer a empresas familiares en estos tiempos. Pero otra queja de la plantilla reside en su falta de comunicación. Durante la elaboración de este reportaje, no ha explicado nada de la oferta que ha realizado a los trabajadores para resolver sus nóminas, consistente en el alquiler de uno de sus locales -primero fue 'Confecciones la Giralda', luego el propio 'Rianal'- por un tiempo equivalente a la valoración de un tasador independiente de lo que se debe a la plantilla entre retrasos y rescisiones de contrato. Las estimaciones de los trabajadores son de entre tres y cuatro años. Para reflotar un negocio que no tiene stock -se verían obligados a pedir un crédito para conseguir material- y que, en el caso de que salga bien, deben abandonar al final de su alquiler, y de que si sale mal, los riesgos son enormes, no les parece una oferta viable. Ni a Ricardo Sáinz, para sí, le parece viable. No está de moda.
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