Hospital de Jerez

Robot de última generación para prácticas de reanimación

  • Residentes del hospital han tenido la oportunidad de utilizar este simulador, que reacciona como un humano, para aprender a hacer frente a situaciones críticas

Residentes de Anestesiología y Reanimación practican con el robot, una réplica de un varón adulto.

Residentes de Anestesiología y Reanimación practican con el robot, una réplica de un varón adulto.

Un robot de última generación ha sido el protagonista de un reciente curso impartido a los residentes del servicio de Anestesiología y Reanimación del hospital de Jerez, iniciativa que se realizaba por primera vez en el centro y que ha supuesto un importante avance en su formación.

El robot, una réplica de un varón adulto a tamaño real, reacciona como lo haría un humano y simula situaciones de crisis con las que se pueden encontrar los profesionales en quirófano. "El acceso a este tipo de tecnología es complicado, normalmente somos muchos los hospitales que lo demandamos y entramos como en una especie de lista de espera. De hecho, este taller lo teníamos ya previsto desde hace más de seis meses", afirma la jefa del Servicio de Anestesiología y Reanimación, Inmaculada Morgado. "Nos parecía muy interesante a la hora de dar la formación y en un futuro la intención es hacer extensivo este taller a los adjuntos de la unidad, no solamente a los residentes. Hacer formación continuada en crisis es la única manera de estar permanentemente alerta ante situaciones que son infrecuentes pero sin embargo muy graves para el paciente". 

El robot reconoce incluso los fármacos administrados y reproduce sus efectos

El robot, un modelo de alta fidelidad denominado Simman 3G, se maneja a distancia y simula tantas situaciones críticas como permite sus algoritmos. Cubre, de hecho, bastantes de las complicaciones que pueden poner en riesgo la vida de un paciente y pone a prueba las habilidades de los residentes a la hora de reaccionar ante estas situaciones críticas.

“Trabajamos seis supuestos clínicos y en cada caso, como si fuese una situación real, un residente hacía de líder del equipo, otro de la persona que le ayudaba y otro residente hacía de personal auxiliar o de enfermería. En cada situación se encontraban con una complicación que ellos desconocían y trabajaban conforme a la misma”, explica Morgado. "Cada vez que se acababa una actuación, se iba haciendo un repaso a lo que se había hecho, qué era lo correcto, en qué se puede mejorar, qué actuaciones de las que realizamos son las que el protocolo dice realmente que tenemos que seguir. Al igual que en cualquier circunstancia de crisis, como cuando hay un incendio y antes se hacen simulacros, el fin es que cuando nos encontremos ante un caso real no nos pille sólo con la teoría".

La formación con esta avanzada tecnología viene a completar los estudios teóricos de los residentes y es también una herramienta para la formación continuada de los especialistas. "El Consejo Europeo de Reanimación dicta cada cuatro o cinco años unas normas sobre lo que hay que hacer y nosotros hacemos formación continuada varias veces al año siempre en plan teórico. Pero esta tecnología es una ventaja porque te pone ante situaciones reales".

Tanto es así que el robot es capaz de detectar la calidad de la reanimación cardiopulmonar efectuada, reconocer los fármacos administrados, reproducir sus efectos o, al conectarlo a un monitor, reproducir signos vitales.

Nada que ver con las cabezas de maniquíes de las que el hospital sí dispone para el aprendizaje de la reanimación cardiopulmonar. "Tienen la estructura de la vía aérea, la cavidad oral y la tráquea hechas con un molde de silicona para aprender a intubar, pero ni mucho menos son como este robot, que es interactivo".

Y es que -agrega la jefa del servicio- éste último se comporta como un paciente. "Si yo la reanimación cardiopulmonar no la hago correctamente el robot se para y si hubiese sido una persona hubiese fallecido. Te permite tener un 'feedback' de lo que está ocurriendo: si se hace bien, si no se hace bien, si se ha tomado la decisión correcta".

El coste de esta tecnología hace inviable que sea un equipamiento habitual en los hospitales. De hecho, no existe ninguno en los centros de la comunidad autónoma y se encuentran principalmente en centros de formación. "En Valdecilla, en Santander, hay uno, pero desplazarse hasta allí tiene un coste, no podemos ir todos y la formación se hace de una forma rápida. Disponer de este modelo en tu propio centro para desarrollar un taller es una gran ventaja para todos nosotros, no sólo para los residentes.Era la primera experiencia y vamos a intentar repetirla".

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